El Valencia paga la traición de Lim

Lim condena a los entrenadores del VCF al fracaso y al descrédito puesto que les devalúa la plantilla y los engaña con falsas promesas de refuerzos. Todos pican. Sucede invariablemente desde que Lim apuñalara el alma del club al cargarse a Marcelino y a Mateo Alemany sin justificación. El dueño ha vendido, desde entonces, a los mejores jugadores cada verano (Carlos Soler y Guedes) sin suplirlos con recambios de ese nivel. El equipo de Gattuso, tierno como un osito de peluche, cayó también en Valladolid y el entrenador italiano se tambalea porque el fuego del descenso ya quema en Mestalla. El cuadro de Gattuso falló hasta cuatro ocasiones claras en la primera parte, apenas protestó un penalti clarísimo de Joaquín a Lato, y se diluyó tras la reanudación, como tantas veces, sin que las sustituciones arrreglaran nada. Voro ya está calentando.

Retrato de Lim. El exseleccionador italiano Cesare Prandelli, de 65 años, dirigió al VCF 10 partidos (3 ganados, 3 empatados y 3 perdidos) en 2016. Su paso por Mestalla fue un suspiro, pero, visto en perspectiva, hay que darle el valor que no se le dio: primero por retratar el modus operandi de Lim («Lim me ofreció cuatro o cinco refuerzos; Layhoon ahora me ofrece uno y me da 24 horas para que decida un delantero o un centrocampista. Este no es el proyecto grande que se me prometió»); y, en segundo lugar, por cesar, o sea dimitir, sin querer cobrar una indemnización. Al contrario. El VFC lo denunció por romper el contrato y el técnico italiano hubo de pagar una compensación.

No es un problema de entrenador. Salvo el interregno de Marcelino-Mateo, el desprecio de Lim hacia sus entrenadores se ha traducido en plantillas cada vez más pobres: Celades, Javi Gracia, Bordalás y ahora Gattuso. Nuevo entrenador, falsas expectativas, golpe de realidad. El VCF tiró a la basura la temporada el pasado jueves, al caer en los cuartos de la Copa frente al Athletic, y nadie, salvo las disculpas de Gattuso, dio la cara. Con la poca vergüenza de presentar, junto a la mañana siguiente, el proyecto de construcción de un nuevo estadio, de 66.000 localidades ante el Ayuntamiento de la ciudad, después de nueve años de falsedades. ¿Quién se lo cree? La mentira es la constante de Peter Lim.

El autobús blanco. Miguel Ángel Gil Marín, dueño del Atlético, denunció los beneficios del Real Madrid en las decisiones arbitrales. Es una obviedad: el Madrid y el Barça, por ese orden, ejercen su poder sobre todos los estamentos del fútbol y el arbitral no iba a ser una excepción. Los propios exárbitros lo reconocen: Iturralde González habla de cuando chocas contra 'el autobús blanco' en alusión a equivocarte contra el Real Madrid. Pero Gil Marín no se quejó en la eliminatoria anterior de la Copa del Rey, cuando su equipo, ante el Levante, fue muy favorecido por la actuación arbitral. El sistema funciona así, de manera vertical, y hay que sobreponerse, como cuando Rafa Benítez, antes de ganar la segunda Liga, proclamó: «Debemos hacer el doble para conseguir la mitad».