Para desmentir la absurda acusación de racismo que se ha generado y extendido de forma maliciosa sobre Mestalla y el valencianismo, no hay nada mejor que indagar en la historia. Si hubo un club en España pionero en incorporar futbolistas de raza negra y ... con procedencia brasileña fue el Valencia. En Brasil aún no deben haberse enterado que el primero de ellos fue Walter, en la temporada 57-58, coincidiendo con la conquista del primer Mundial por la selección de aquel país.
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En la siguiente campaña, la 58-59, la plantilla del club de Mestalla presentaba tres brasileños en sus filas: Machado, Joel y el citado Walter. A este trío se les añadiría en años sucesivos otros refuerzos de idéntica procedencia, como Recamán, Waldo y Chicao. La afición valencianista veneró a Waldo, sin duda el que mejor rendimiento ofreció. Su llegada estuvo propiciada por la trágica desaparición de Walter en accidente de tráfico ocurrido el 21 de junio de 1961. El Valencia se volcó con la familia de Walter –dejó esposa y cuatro hijos cuando ocurrió el fatal suceso en la carretera del Saler– y con tal motivo se organizó un partido amistoso con el Fluminense para recaudar fondos. En aquel encuentro de carácter benéfico la actuación de Waldo Machado da Silva maravilló a los presentes así que fue fichado de inmediato para reemplazar a su compatriota desaparecido.
Waldo permaneció en el Valencia hasta la temporada 69-70, participó en la conquista de las dos Copas de Ferias consecutivas, una Copa, y en ese mismo ejercicio, el 66-67, se proclamó Pichichi al conseguir 24 goles en 30 partidos. Sin duda alguna fue el momento culminante de su brillante carrera. El brasileño, conocido popularmente en Mestalla como 'El Negre', apelativo sin ninguna connotación peyorativa ni racista, es el segundo máximo goleador del Valencia en toda la historia y su mejor artillero en torneos continentales. A día de hoy sigue siendo el máximo goleador del Fluminense pese a haber permanecido tan sólo 7 años, desde 1954 hasta 1961, en este popular club de Río de Janeiro.
En aquellos años, pocos futbolistas de raza negra jugaban en equipos españoles junto a algunos brasileños de piel blanca o mestiza. Sin duda, los nombres más destacados eran los de Evaristo en el Barça, Vavá en el Atlético de Madrid o Didí en el Real Madrid. Años después, tras un paréntesis impuesto por las autoridades que restringía la contratación de futbolistas de otras procedencias a excepción de los sudamericanos que pudieran acreditar ser descendientes de españoles, se volvieron a abrir las fronteras y se autorizó el fichaje de jugadores extranjeros, dos por equipo. Esta medida tuvo lugar en el verano de 1973 de cara a la nueva temporada, previa al Mundial de Alemania Occidental.
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El Valencia incorporó a Salif Keita, primer Balón de Oro africano, nacido en Mali, que defendía los colores del Olympique de Marsella. Keita era el único futbolista negro de primera división y llegó precedido de una gran curiosidad. Su debut alzó enormes expectativas que no quedaron defraudadas. Los valencianistas se impusieron por 2-1 al Real Oviedo y ambos goles fueron logrados por el debutante después de sendas acciones espectaculares que sirvieron para remontar el gol inicial de los asturianos. Las gradas abarrotadas de Mestalla se llenaron de pañuelos en honor de Keita que permaneció tres temporadas en el club antes de dejar su puesto de extranjero a Mario Alberto Kempes. Su rendimiento combinó actuaciones brillantes y jugadas inverosímiles con otras más discretas. Salif Keita sufrió marcajes de juzgado de guardia y recibió entradas alevosas, sobre todo en los desplazamientos, ante rivales que gozaban de impunidad.
A partir de la famosa 'Ley Bosman' la contratación de futbolistas nacidos en otros países y en otros continentes dejó ser un tema excepcional y se normalizó. A lo largo de los últimos años, el Valencia ha visto pasar a infinidad de jugadores negros por sus filas, brasileños como Mazinho y Viola, franceses como Anglomà, Kondogbia y Diakhaby, hispano-guineanos como Engonga portugueses como Manuel Fernandes o Miguel Brito, y norteamericanos como Yunus Musah, entre los más destacados, y para rizar el rizo, desde Malí llegó otro Keita, con etapas previa en el Sevilla y Barça, que permaneció apenas medio año en el Valencia aunque se ganó el respeto y la consideración generales. Todo lo relatado viene a desmontar la falacia inventada y promovida contra Mestalla para convertir en mártir a quién no da la talla como persona ni como deportista por sus constantes provocaciones.
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