El Valencia puede mantener la incógnita del Supremo hasta el 28 de mayo

El club siempre ha jugado la baza de la incertidumbre respecto a este litigio judicial, pese a que uno de los requisitos que planteó la alcaldesa para llegar a un acuerdo con el convenio urbanístico era precisamente que se retiraran las demandas. Hay que recordar que el Valencia presentó en su momento dos reclamaciones al contencioso, una que afectaba a la caducidad y otra sobre la petición de prórroga de la ATE.

El problema ante la más que probable presentación de este recurso de casación -las partes dan por hecho que el club apurará el plazo y lo presentará- es que el Ayuntamiento ya esbozó cuáles son las líneas rojas que no se pueden cruzar y una de ellas es la del conflicto judicial. Eso, a pesar de que la semana pasada el Valencia dio por bueno por escrito la exigencia municipal de volver a los parámetros en los que en su día se estableció con motivo de la ATE: es decir, estadio del máximo rango para la UEFA, una capacidad de 70.000 espectadores, pista de atletismo, pabellón de Benicalap, etc. Pero nada en concreto sobre aquella petición expresada públicamente por la propia alcaldesa de que el Valencia dejara de luchar en los juzgados.

Si el Valencia diera por concluido esta línea de actuación desde luego sería un movimiento importante en el sentido de llegar a un intento de acuerdo definitivo, cuestión que no obstante sigue en el aire y no sólo por el posicionamiento del propio club sino por lo que acaben de decidir los grupos políticos del Ayuntamiento. Catalá necesita apoyos, porque VOX ya se manifestó en sentido contrario. La alcaldesa tendrá que convencer a PSPV y Compromís, cuestión nada fácil tal y como se han ido desarrollado los acontecimientos. En juego está el llevar a pleno la aprobación de las fichas urbanísticas.

De fondo colea aún la candidatura de Valencia para ser sede del Mundial. La FIFA tumbó la pretensión del club de poner una cláusula escapatoria a su documento de adhesión a la candidatura.