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El nuevo Valencia va a rascar sobre el césped. Morderá al rival desde el minuto uno al último. Eso parece estar garantizado y es un avance notable respecto a la temporada pasada, cuestión que seguramente agradecerá el aficionado valencianista. Al menos en ese aspecto Pepe ... Bordalás ya puede empezar a estar satisfecho. Un simple amistoso, el primero, le ha servido al técnico para saber que su mensaje ha calado en el vestuario. El técnico alicantino siempre ha estado en el foco de la polémica por cómo se comportaban en algunos momentos sus jugadores cuando entrenaba al Getafe, exprimiendo el reglamento al límite. Y le fue bastante bien. Pues bien, por ahí van a ir este nuevo curso alguna de las exigencias de los valencianistas.
Sólo hay que ver cómo se comportó el Valencia en el 'amable' duelo de Oliva contra un Villarreal lleno de conocidos, que va a jugar la Liga de Campeones y que terminó por debajo en el marcador. No hubo violencia ni entradas duras, pero sí una intención clara de incomodar al rival desde su propio campo por parte blanquinegra. La intensidad es algo que va a caracterizar a este Valencia y como consecuencia de ello está el número de faltas que cometió durante la hora y media que duró el enfrentamiento. Hasta 21 infracciones cometieron los valencianistas, una cifra que dejada caer puede resultar aséptica: una cada cuatro minutos y pico. Pero, si se toma como referencia, por ejemplo, la media de faltas que hizo el Getafe la temporada pasada, es cuando salta la alarma.
Los madrileños fueron junto con el Celta el equipo que más faltas hizo en el ejercicio 2020-21. Fueron un total de 631, lo que arroja una media de 16 por encuentro (la temporada anterior, la 19-20, el Getafe fue penúltimo en el ranking de juego limpio). El Valencia, en Oliva, hizo cinco más de las que le salió de media al Getafe este curso recién terminado. Y eso que era un amistoso que debía servir de primer contacto con el balón.
Lo curioso fue que las dos primeras faltas que se pitaron fueron las que cometieron los jugadores del Villarreal. En el 3' y en el 5'. Pero desde ese momento, fue el Valencia el que empezó a enseñar los dientes. Su alto ritmo de presión buscó cortocircuitar la circulación cómoda del Villarreal en su zona de creación. Y una tras otra fueron cayendo las faltas. De hecho, el primero en hacerla fue Sobrino y el segundo Diego López, precisamente dos jugadores de ataque del equipo blanquinegro.
Una tras otra fueron produciéndose. Diez en la primera y once en el segundo tiempo. Esas 21, además, superan con creces la media que hizo el Valencia la temporada pasada. En total acumuló 459, ocupando el puesto decimosexto en esa tabla. Le salía a una media de doce por encuentro. Nueve menos que las que hizo en Oliva.
Y, como nota curiosa que resalta todavía más el nuevo cariz del equipo, esas 21 casi igualan la suma de las que hizo el Valencia en los tres últimos partidos de la temporada pasada. Contra el Sevilla, un partido teóricamente de altísima exigencia, cometió seis, frente al Eibar hizo cinco y en la despedida en Huesca quince. En total 26. En hora y media de un amistoso con Bordalás casi iguala ese número.
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