El Valencia sopesa negociar con Cillessen su libertad para ahorrarse su amortización

Mientras no llegan ofertas por las estrellas del Valencia (Guedes, Soler y Gayà), el club está obligado a tener un plan alternativo puesto que lo que no es negociable para el estado financiero de la entidad es la obligación de reducir una masa salarial desorbitada para la actual realidad del equipo que ahora entrena Gennaro Gattuso, que no es otra que no participar en competición europea. Cuando se realizaron los fichajes de Cillessen o Maxi Gómez, el Valencia terminaba de ganar la Copa del Rey y preparaba una nueva temporada en la Champions. Todo eso son ahora castillos en la arena. El coste del neerlandés, entre salario y amortización, para el curso 22-23 se dispara a los 13 millones. La cifra de negocio (los ingresos) de la campaña 20-21 (la última auditada) fueron 106 millones. Comparando sólo con esa cifra es un 12% del total de los ingresos. Un drama.

Cillessen lleva más de un año en el mercado pero al Valencia no ha llegado ninguna oferta satisfactoria. Si eso no ocurre en las próximas semanas, el club sopesa negociar con el jugador la rescisión del contrato para, al menos, quitarse ese lastre de 13 millones. El gasto de la plantilla valencianista sigue superando ampliamente su límite de Fair Play, que tras el último mercado de invierno se situó en 57,75 millones. Con Maxi Gómez la situación contable es muy parecida a la de Cillessen, al Valencia le restan por amortizar 12 millones del fichaje del delantero, pero con el uruguayo aún se confía en hacer una buena venta antes del 31 de agosto. Es la prioridad de la operación salida. El mercado también puede dar más giros que afecten a la actual plantilla de Gattuso. El Barcelona, por ejemplo, estudia el fichaje de Íñigo Martínez tras no convencer a Koundé. El central del Athletic tiene una cláusula de 80 millones y el club vasco ya se interesó en su momento por Hugo Guillamón. Un posible efecto dominó del que está atento Lim.