«Sí que me gustó esta vez el Valencia, demostró que empieza a recuperar parte de lo bueno que tuvo la temporada pasada». Palabra de Pepe Claramunt que en materia blanquinegra es seguramente una de las voces más autorizadas que existen. Si el mito de Puçol tiene la convicción de que el equipo vuelve a ser el Valencia CF que tanto poderío exhibió en buena parte del curso anterior, hay motivos para pensar que la Champions no está ni mucho menos finiquitada y que en Liga se puede recuperar el terreno perdido. Al fin y al cabo, el Valencia dependerá de sí mismo para coger plaza para los octavos, que es uno de los grandes objetivos esta campaña desde el punto de vista económico y deportivo.
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Cuando la expedición valencianista puso pie a tierra en Manises casi a las cuatro y media de la madrugada de este miércoles, lo hizo con el convencimiento de que los nubarrones del comienzo empiezan a alejarse. Vuelve el grupo a creer en sí mismo y a dar sobradas muestras de que no se han olvidado las virtudes del pasado.
Del once que dispuso Marcelino, sólo dos caras nuevas respecto a la temporada anterior: el limitado Piccini y el voluntarioso Batshuayi. El entrenador teóricamente tampoco se calentó mucho la cabeza. Confió en aquellos que tienen interiorizado los mecanismos del curso pasado. En cambio, cuatro fichajes se quedaron en el banquillo: Kevin Gameiro, Cheryshev, Diakhaby y Wass. Se puede argumentar que por turno de rotaciones, les correspondía a estos cuatro quedarse en la suplencia, pero es evidente que en el reto más importante que ha tenido el equipo hasta este momento (si perdía prácticamente se despedía de aspirar a los octavos), Marcelino ha tirado de manera bastante significativa de su gente de confianza, pese a que hay aristas que todavía tiene pendiente corregir.
En esa hora y media de Old Trafford, el Valencia creció más de lo que podía imaginarse antes del partido y entre las notas más positivas, la 'reaparición' de Gonçalo Guedes. No sólo fue la gran pesadilla del United por su velocidad y verticalidad, sino el que más veces buscó el gol de los dos equipos (5 remates). El equipo vuelve hoy a los entrenamientos y entre las cuestiones que primero comprobará el cuerpo técnico y los médicos está el ver si hay alguna secuela en el pie del portugués, después de la dura entrada de Valencia en el primer tiempo que le dejó secuelas durante varios minutos.
Al equipo, que Guedes vuelva a ser el ciclón de la primera parte de la Liga pasada es lo mejor que le podía pasar para encarar con otras sensaciones el reto del domingo que viene en Mestalla, cuando venga el Barça. Es verdad que el Manchester de Mourinho, al menos el equipo que se vio el martes y que parece haber puesto desde hace semanas al propio Mou contra las cuerdas, juega poco por no decir que no juega a nada. Pero con la talla de los futbolistas que tiene, al Valencia no hay que quitarle ni un solo mérito.
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Objetivamente, corrió más distancia que el rival; le hicieron más faltas -lo de las tarjetas merece un capítulo aparte-; y casi iguala en posesión a los ingleses (52% a 48%, aunque la primera parte fue idéntica con el 50% para cada uno). Fuera del aspecto estadístico, el Valencia dio sensación desde el minuto uno al noventa de tener muy claro lo que había que hacer para salir airoso del trance y si no cogió el botín de los tres puntos fue sencillamente porque el equipo no consigue quitarse el lastre de su falta de puntería. Remató menos que el Manchester pese a que se podría decir que pisó el área con algo más de peligro que el adversario.
El Valencia defendió como no lo había hecho en los ocho partidos anteriores. De haberlo hecho, seguramente la Juve no habría ganado tan fácilmente como se vio, ni tampoco se habría perdido en Cornellà contra el Espanyol, por ejemplo. Si la defensa se había convertido en un inesperado agujero por donde se desangraba el grupo, en Manchester se cerró aparentemente la herida.
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LO MEJOR
Puede ser el de Old Trafford el mejor partido de José Luis Gayà como jugador del Valencia, al menos en cuanto a su aportación personal sobre el terreno de juego y por la entidad del rival y la trascendencia del compromiso. A Gabriel Paulista se le podría situar en la misma coyuntura. Ambos llegaron a la excelencia. Pero no hay que dejar escapar un detalle: se ha transformado su debilidad inicial. Lleva tres goles en contra en los últimos seis partidos disputados, lo que contrasta con los cinco que había encajado el equipo en los tres primeros partidos. La presencia de Garay -una lástima sus parones por lesiones- influyó en este sentido. Lo de Piccini es más de lo mismo. No está al nivel del resto.
A MEJORAR
Quizás sea el peso de la historia o una simple coincidencia pero es evidente que lo del colegiado del encuentro, Slavko Vincic, es digno de estudio. ¿Cómo puede ser que un equipo como el Manchester, que hizo una falta más incluso que el Valencia (16-15), acabe el encuentro con una única cartulina amarilla y que el Valencia regresara con seis? Fue el equipo más castigado de todos los que jugaron Champions este martes. Y lo peor de todo es que algunas acciones dejaron secuelas. La de Valencia a Guedes, por ejemplo, merecedora de una cartulina. El árbitro, ni la contempló. El discurso de Marcelino fue de asumir el baremo europeo, pero nadie del club alzó la voz públicamente para protestar.
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LO PEOR
No hay gol. Es curioso pero el año que teóricamente más potencial ofensivo tiene el Valencia, es cuando menos goles se consiguen. El único que no se ha estrenado todavía es Santi Mina, pero el gallego está lesionado. El resto ha marcado, pero lo ha hecho a cuentagotas. Uno Rodrigo, uno Batshuayi y uno Kevin Gameiro. Ahí se ha acabado todo el potencial blanquinegro. En la víspera del partido contra el Manchester, Marcelino apretó en rueda de prensa a Rodrigo señalando que esperaba lo mejor del internacional. No le salió un buen partido a Rodrigo. El problema es que la segunda línea tampoco aporta. El Valencia sólo ha marcado dos goles en los últimos seis partidos. Ridículo.
104,4 Kilómetros recorrieron los jugadores del Valencia en Old Trafford, más distancia que la que desplegaron los futbolistas del Manchester, cuya cifra global se sitúa en 99,6 kilómetros.
La tozudez del United La UEFA ha abierto un procedimiento disciplinario al Manchester por haber incumplido el artículo 41 (2) de su normativa de competición, por llegar al estadio más tarde de la hora fijada, lo que retrasó en cinco minutos el comienzo del partido, así como el artículo 11 (2) de su reglamento disciplinario, por saltar al campo con retraso. Lo curioso es que en la reunión previa que hacen los clubes, y a la que asiste la UEFA y la policía, al Manchester se le advirtió en un par de ocasiones por parte del responsable policial que por tráfico debía adelantar la salida del hotel. El United hizo caso omiso.
Vestimenta y bengala El expediente de la UEFA afecta al Valencia por el desajuste de horario que hubo, así como por lanzamiento de bengalas (en la zona visitante) y por incumplir su normativa sobre equipaciones, en concreto por un par de detalles menores y complementarios.
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