Secciones
Servicios
Destacamos
Demasiado miedo a perder. Quizás no haya que culpar ni a los entrenadores ni a los futbolistas. Una derrota condenaba a casi dos semanas de desasosiego a Valencia y Leganés. Por eso se pueden entender los reparos a asumir cualquier riesgo. Pero lo que no ... se puede permitir un club histórico es esa sensación de que a su equipo, vaya donde vaya, con muy poco le van a hacer temblar. Y este Valencia estuvo a punto de perder ante un Leganés que lleva siete encuentros sin ganar... ¡a pesar del partidazo de Mosquera!
Y la afición desplazada a Butarque, que fue bastante, estalló. Si primero la tomó con Peter Lim, los futbolistas se llevaron una buena bronca al final del encuentro. Al menos por ahora, lo que pocos pueden discutir es el compromiso de esta plantilla Los propios jugadores eran conscientes del partido que habían perpetrado. Otros habrían enfilado hacia el túnel, en busca de la protección del vestuario. Pero ellos miraron hacia el córner donde estaba su gente.
Los que habían viajado a pesar de lo poquísimo que les ofrecen esta temporada fuera de casa. Los irreductibles, esa minoría que puede y quiere seguir permitiéndose los desplazamientos, de entre esos cuatro millares que continúan llenando Mestalla a pesar de todo. Los futbolistas, los que acabaron el partido y los que estaban en el banquillo, se acercaron a la hinchada. Como el hijo arrepentido que sabe que se ha ganado a pulso el tirón de orejas. A agradecer el aliento y a pedir perdón por algo que se viene repitiendo en demasía.
La escena se repitió en la salida de la expedición de Butarque. Un grupo de aficionados esperaban a los futbolistas. Canós y Pepelu se han acercado a charlar con los hinchas. También lo ha hecho el entrenador, Rubén Baraja, a quien se ha recordado el peso del escudo del Valencia. Han sido intercambio de pareceres, pero es la muestra de que la grada ya ha discho basta y exige una reacción inmediata, en cuanto se retome la competición tras el parón de selecciones.
Porque un Leganés en barrena tuvo el disparo el milagro no lo obró Mamardashvili, sino el poste. Unos centímetros más a la izquierda, y desastre. Un par de dedos separan el ambiente ya enrarecido de un parón más que complicado para Baraja. Lo de Las Palmas ya en la segunda quincena de octubre empieza a sonar a final para el técnico, imaginen si te gana el Leganés.
Noticias relacionadas
Marcos Sánchez
'Peter vete ya'. Un clásico que se escuchó en el minuto 19, halló la complicidad de la afición pepinera en ese instante. Hasta que Cruz recibió una dura entrada y la tomaron con el árbitro, exigiendo una tarjeta amarilla. Al final del choque, la hinchada de casa ya no se apuntó al cachondeo. Entendieron lo que sabe toda España: la delicada situación de un histórico como el Valencia, que está metido en un fango que no augura nada bueno. De momento, parece más que condenado a una temporada incómoda. Tocará sufrir mucho para sacar los puntos necesarios.
Y el equipo necesitará a esa grada que ha estallado antes de llegar al tercio de la Liga. Debe ofrecer mucho más, eso sí. No basta con que salga Diego López y aporte destellos durante cinco minutos. El asturiano fue de lo poco salvable en ataque. En defensa, dos centrales, Yarek y Mosquera. Valores al alza para el Valencia. Y, tristemente, para Peter Lim, ajeno a los cánticos y que atisba una nueva fuente de ingresos en ambos canteranos.
Con el cambio a defensa de cinco Yarek estuvo correcto en la vuelta a una titularidad que perdió tras la segunda jornada. Pero Mosquera ofreció una auténtico recital de cómo defender. El Leganés, con más ímpetu que calidad, se volcó en banda derecha. Ahí estuvo el alicantino, veloz, intenso y contundente para tapar cualquier intento de los blanquiazules. Menos el preciso remate de Óscar Rodríguez. Ahí, como todo el valencianismo, se alió con el poste del marco defendido por Mamardashvili.
Con el susto en el cuerpo, unos y otros se miraron a los ojos. Pepelu ejerció de capitán y se puso en primera fila frente a los aficionados. Con el rostro serio, impasible, que dijeran lo que les saliera desde dentro. Sabe que a los futbolistas se les ha acabado el escudo de que el máximo accionista no invierte. Hay materia prima para hacer algo más de lo que se plasmó anoche en Butarque. La afición también sabe que esta es la plantilla que debe evitar el desastre. En el fondo, ambas partes saben que se necesitan.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.