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Los alrededores de Mestalla volvieron a convertirse en el epicentro de las protestas del valencianismo. Los aficionados blanquinegros comenzaron a congregarse en la Avenida de Suecia desde una hora y media antes del pitido inicial del encuentro. Poco a poco, fueron juntándose miles de seguidores en las puertas del estadio. Frente al acceso al palco, se desplegó una gran pancarta amarilla con el lema '#LimGoHome', hashtag utilizado por la masa social del Valencia para hacerse oír en redes sociales.
La convocatoria realizada por el colectivo Libertad VCF para protestar por la nefasta gestión del club y pedir la marcha de Peter Lim contó con el habitual orden del día: una hora de manifestación previa al comienzo del partido. «¡Que se vayan, diles que se vayan, de una p... vez!», «¡Peter vete ya!» o «¡Somos nosotros, el Valencia somos nosotros!» fueron algunos de los cánticos más repetidos por los aficionados. Algunos otros, que no reproduciremos, contenían insultos hacia los propietarios del club. La frustración y la impotencia nunca pueden ser justificación para la falta de educación y respeto.
Con motivo de las Fallas y aprovechando la ocasión, se quiso dar un toque diferente a la protesta con una 'globotá fallera'. Cerca de 2.000 globos fueron explotados al unísono media hora antes del comienzo del partido ante Osasuna. El estruendo continuado retumbó por toda la Avenida de Suecia, opacando por unos segundos los cánticos de los aficionados. Posteriormente, las protestas se disuadieron debido a que los asistentes comenzaron a entrar al estadio para acceder a sus localidades.
Ya dentro de Mestalla, el foco se desvió momentáneamente hacia el colectivo arbitral. «¡Corrupción, en la Federación!» fue un grito compartido por las miles de almas que poblaban el graderío. Posteriormente, llegó el plato fuerte. El que se ha convertido en tradicional 'minuto 19', llegó la gran pitada. Centenares de silbatos fueron repartidos, mientras que otros optaron por la opción clásica de silbar con la boca.
Sea como fuere, los casi 40.000 espectadores de Mestalla alzaron sus carteles de 'Lim Go Home' —que de nuevo fueron esquivados por la realización televisiva—. Pitos, carteles y cánticos. El «¡Peter vete ya! volvió a retumbar en Mestalla. Al igual que hizo tras el pitido final. La liberación de tensión vivida en el final trepidante del encuentro explotó con el delirio, que se transformó en una tímida pañolada.
El autobús del Valencia entró finalmente por la calle Joan Reglà. Tanta cosa para nada. Una semana de intentos para que se volviese a vivir un recibimiento al autobús en la Avenida de Suecia, pero no pudo ser. «El bus del equipo entrará por la calle Joan Reglà. La policía autorizará a los aficionados a poder acceder a dicha calle para recibir al equipo». Así informó el Valencia cómo iba a ser la llegada del vehículo de la plantilla de cara al encuentro en Mestalla ante Osasuna.
Pese al deseo de Baraja, que en la previa del partido dejó caer la ilusión que le hacía volver a entrar por la Avenida de Suecia, no pudo ser. «Entrar por la Avenida de Suecia es algo que quiero disfrutar para un partido importante, y sentir a la afición del Valencia que está con nosotros antes del partido. Volver a vivir esa experiencia, es algo que estoy esperando que suceda. Te hace entrar con otra energía al partido», dijo el Pipo.
No pudo ser. En las anteriores dos ocasiones ante el Athletic Club y la Real Sociedad, los motivos fueron policiales por un tema de seguridad a raíz de las manifestaciones convocadas por Libertad VCF en los prolegómenos del encuentro. Esta vez, tanto el club como el colectivo habían pedido permiso a las autoridades para que el bus del equipo pudiese acceder por su entrada habitual. Anoche, en cambio, el motivo no fue otro que las complicaciones que en la ciudad se encuentra el tráfico rodado con motivo de las Fallas: carpas y monumentos.
La idea era en un principio que los futbolistas sintieran el calor de los aficionados en la Avenida de Suecia, pero existía riesgo de complicación en lo que a giros ese refiere del autobús. No obstante, se trató de hacer todo tipo de facilidades para que los aficionados pudiesen acercarse también a la calle Joan Reglà.
Pese a ello, la afición se hizo notar y desde luego los jugadores escucharon sus cánticos y ánimos desde dentro del estadio. De cara al próximo encuentro que se celebre en Mestalla, que será ante el Rayo Vallecano el 3 de abril, se debería hacer lo posible para que el Valencia reciba ese calor de la afición en su llegada al estadio. Porque eso gana partidos. Y eso necesita el club. Sumar, para alejarse del descenso.
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