A tres años vista de que, sobre el papel, el nuevo Mestalla se inaugure y ya se han detectado cuáles pueden ser los problemas que generaría la puesta en marcha del futuro estadio del Valencia. Los primeros en dar la voz de alarma han ... sido los vecinos del barrio de Benicalap, los mismos que llevan años esperando la construcción del pabellón polideportivo y los mismos que hace casi veinte años pusieron en marcha algunos comercios pensando en el negocio que se podría generar con la presencia del campo del Valencia.
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Básicamente, la preocupación de los vecinos está centrada en dos grandes temas: los problemas de tráfico y el ruido. Este último aspecto ha sido noticia recientemente en el caso del Santiago Bernabéu, por las quejas vecinales con motivo del ruido generado a raíz de los conciertos. La cosa no hay que tomarla a broma porque desde el pasado mes de abril en el que empezaron los conciertos en el estadio madridista, las protestas de los vecinos obligaron al Real Madrid a realizar obras adicionales desde junio para lograr una insonorización más eficaz y cumplir con la ordenanza de ruido. La cuestión llegó al juzgado. Hay que recordar que el Madrid firmó un contrato de 360 millones de euros con los grupos inversores Sixth Street y Legends Hospitality, en el que 70% de las ganancias de los eventos que se celebren en el estadio deben ir directamente a las arcas blancas. Para que se hagan una idea, Taylor Swift generó con sus dos conciertos 13 millones de euros, de los que 9 fueron a las arcas del Madrid.
Si el Valencia aspira a algo similar ya sabe que la vecindad está en estado de alerta. Así de hecho se lo comunicó hace unos días el vicepresidente de la Asociación de vecinos Benicalap-Entre Caminos, Juan Antonio Caballero, a la concejala Rocío Gil, con quien mantuvo una larga reunión. «Todos queremos que el Valencia saque el máximo de beneficios con el estadio y que organice cuantos más conciertos mejor, porque tener un estadio así parado dos semanas es un poco inútil.
Pero hay que tener en cuenta la contaminación acústica que se genera y si en el Bernabéu ha habido problemas, aquí también puede haberlos. Más aún teniendo en cuenta que estamos en un barrio en el que no todas las viviendas son modernas y están bien aisladas. Aquí tenemos fincas muy modestas. Imagínese un concierto a las doce de la noche con la música... eso va a crear conflicto seguro», confiesa Caballero.
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Precisamente, en el proyecto de ejecución de obra que presentó el Valencia al Ayuntamiento se recoge todo lo que tiene que ver con el apartado acústico, explicando con detalle en qué consiste la normativa referente a la Ley del Ruido. Además, también se especifica la ordenanza municipal de protección contra la contaminación acústica en Valencia. Pero más bien hace referencia a los negocios que puede albergar el estadio en sus bajos, porque «no se conoce la actividad concreta que pueda desarrollarse en un futuro en los 'locales en bruto' con posibilidad de acceso desde el exterior que serán definidos en las licencias posteriores». En otro apartado deja claro que «si posteriormente, la actividad que se prevea supera los 70 dBA, se adoptarán las medidas acústicas oportunas para que los niveles de inmisión de los recintos colindantes no superen los valores límite de ruido especificados por la Ley del Ruido».
Pero al margen de esta preocupación acústica, la asociación de vecinos trasladó a la edil otro punto de interés que requiere también su atención: el tráfico. «No hay un plan de transporte establecido y eso puede generar graves problemas para el barrio. Hay que imaginarse un partido en hora punta con el habitual tráfico que se registra en la ciudad y en esa zona en concreto, con 70.000 personas queriendo llegar a la vez. Va a generar una gran dificultad en todo el entorno de Benicalap, afectará a los aparcamientos existentes. No hay nada previsto para ello».
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¿Y de los beneficios para el barrio? Sobre eso también apunta Caballero su particular visión. «Lógicamente de todo este movimiento de personas los que se beneficiarán serán los bares, pero solo ellos. No veo otras grandes ventajas. La sensación que tenemos todos en la asociación, y eso que la mayoría somos del Valencia, es que va a suponer un fastidio bastante grande. Tenemos muchos recelos de lo que va a suponer el campo aquí».
Lógicamente, la consecuencia más cercana que van a tener los vecinos es el nuevo pabellón que debe pagar el Valencia. «El club lo único que nos ha generado hasta ahora son dudas. No somos nada optimistas pero hay que intentar que cumpla con lo que debe hacer». Además de entrevistarse con la representante del Ayuntamiento, los vecinos quieren hablar a futuro con el club. «Creo que al menos nos merecemos que nos reciban y nos expliquen con detalle el proyecto. No sería la primera vez que nos reunimos con el Valencia, porque con Manuel Llorente hablamos en varias ocasiones y hasta vino hace años a la sede de la Asociación».
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