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Injustos con Cúper. Vicente defiende los logros del técnico, considera que merece más reconocimiento y debió ganar una Champions. DAMIÁN TORRES

Vicente Rodríguez: «Lo dejé todo por el Valencia»

El exfutbolista repasa su carrera en el Valencia, el Levante y la selección: «En el fútbol hay momentos en los que se sufre mucho»

cayetano ros

Domingo, 14 de febrero 2021, 09:35

- ¿Está para jugar como se vio en el partido del Centenario?

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- ¡Qué va, qué va! Me operaron de la cadera en junio y se me está haciendo largo. Me rompí un cartílago, me limaron un hueso y pensé que a estas alturas estaría algo mejor. Hace un mes estaba cojo perdido. Ahora empiezo a andar un poco mejor, cojeando.

- ¿Cómo vivió la fiesta del Centenario del Valencia?

- Vi a gente que no veía en muchos años: a Di Vaio, De Los Santos, Marchena, Carboni… Y, en cinco minutos, ya teníamos en el vestuario la misma complicidad de siempre.

- ¿Fue agridulce su etapa en la secretaría técnica del Valencia?

- Sí. Estuve muy a gusto porque me encanta viajar y ver futbolistas. Aprendí mucho tanto con García Pitarch como con Alexanco. Suso es más nervioso y temperamental, y José Ramón más tranquilo y relajado. Lo pasé mal cuando trajeron a (Pablo) Longoria.

- ¿Por qué?

- Porque le ofrecí mi mano, le ayudé en todo para que se adaptase, fuimos alguna vez a cenar, pero cuando pasas algunos límites… este chico los sobrepasó. Me engañó por detrás y fui a hablar con Mateu (Alemany) para decirle que no estaba a gusto.

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- ¿Se sintió amenazado por usted?

- Yo no quería ocupar su puesto ni ser más que él. No hubo 'feeling'. Me enviaba a viajes que no tocaban o cuando un fichaje estaba hecho.

- ¿Por ejemplo?

- Me envió cuatro o cinco días a Málaga para ver a equipos alemanes, belgas y holandeses que no tenían nivel para el Valencia, equipos flojos. Fui para gastar y nada más, de vacaciones, y me sentía engañado. O me enviaba a hablar con un director deportivo y quedaba mal porque ya habían quedado con él.

- ¿De qué quedó más satisfecho en esa etapa?

- Era un trabajo de equipo. Cada uno daba su opinión. Yo me encargaba de buscar jugadores para el primer equipo. En el Sevilla, Monchi seguro que se apoya mucho en su equipo. Suso (García Pitarch) me envió a ver a Maksimovic, que era desconocido y quedaba libre, al Mundial sub 20, y es un jugador supercompetitivo que acabará en un club más grande que el Getafe. Podría estar perfectamente en la plantilla del Valencia.

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- ¿Cómo evalúa el trabajo de Corona?

- Coincidí con él en una selección sub 15, creo, y ojalá le vaya bien, no puedo opinar.

- ¿Qué pretende Lim?

- Ni remota idea. Leo que quieren seguir, no sé, estoy completamente perdido. Veo todos los partidos y es triste ver al Valencia en esa posición cuando debería estar peleando entre los cinco primeros. Hay que apoyarlos.

- ¿Qué piensa de los fichajes?

- Al que más conozco es a Cutrone, que lo hizo muy bien en el Milan el primer año, pero no ha tenido buenas experiencias en el Wolverhampton ni en la Fiorentina. Este mercado de invierno es difícil, los clubes tienes poco dinero y se ficha lo que se puede.

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- ¿Qué le parece el liderazgo de Gayà y Carlos Soler?

- Me alegro mucho por ellos. Gayà está sobresaliente en cada partido, y Soler todavía puede jugar mejor porque tiene un nivel altísimo. Creo que el 'once' del Valencia es un equipo para estar más arriba.

- Su carrera como futbolista fue meteórica. A los 23 años estaba en la cima: mejor jugador de la Liga y entre los tres mejores del mundo, según la FIFA. ¿Por qué acabó tan pronto?

- Me sentía muy bien físicamente, con mucha confianza, con capacidad para hacer cosas diferentes, metía goles, venía de ganar dos Ligas y la Copa de la UEFA, pero sufrí una serie de lesiones y no acabé de recuperarme bien.

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- ¿Todo empezó en Bremen?

- No, yo ya llegué con molestias en el tobillo a ese partido, aunque de ahí salí lesionado. Meses después, (Claudio) Ranieri quiso que jugara en un partido ante el Barcelona en el Camp Nou. Yo no quería porque tenía molestias al correr y al golpear. Él me insistió. Jugué y, a partir de ahí, todo fue muy complicado. Estuve tres años con dolores y con molestias.

- ¿Le guarda rencor?

- No, él quería que ayudara al equipo. No soy rencoroso. Me he infiltrado muchas veces para jugar con el Valencia y con la selección. Eso no es sano. Yo quería ayudar, pero eso te merma. La gente quería ver al jugador de antes y no puedes porque te falta la chispa. Es la vida del futbolista. Las lesiones me castigaron más de lo que hubiera querido, pero estoy muy orgulloso de mi carrera.

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- ¿Cómo era aquel equipo con el que lo ganó todo?

- Muy competitivo y solidario: el otro corría por ti y tú corrías por un tercero. Había gente con mucho carácter, con experiencia y gente joven con talento. Ganamos a un Madrid de Ronaldo, Beckham, Zidane, Figo, Morientes, Raúl, Roberto Carlos… Y a un Barça de Ronaldinho, Deco y Eto'o. No tenían nada que envidiar al Madrid y al Barça de ahora.

- ¿En qué se traducía ese carácter?

- Se veía en el día a día, el vestuario tenía una personalidad tremenda. Yo estaba tranquilo en la banda izquierda porque Carboni me decía: 'El extremo me lo dejas a mí y tú estarás fresco para atacar'. Era un portento defensivo. Y después Ayala, Pellegrino, Albelda, Baraja y Marchena. Debían sudar sangre para ganarnos. Y la velocidad de Angulo y Rufete por las bandas. No éramos de un talento espectacular, pero sí buenos técnicamente y físicamente fortísimos.

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- ¿Cómo fue su competencia con Kily González?

- Yo era muy joven y aprendí mucho de él. En el primer año con (Héctor) Cúper, él era el titular y yo entraba para que descansara. Fue una competitividad muy sana. El equipo no bajaba el nivel.

- ¿No le trató mal por ser su sustituto potencial?

- No, lo que sí había antes y se ha perdido es los privilegios del jugador veterano, que tenía más favores del entrenador. Pero eso era bueno. Por ejemplo, el joven tenía que pagar en el rondo. Eso no debería perderse.

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- ¿Qué entrenadores le marcaron?

- Cúper apostó mucho por mí, no quiso que fuese cedido, y le estoy muy agradecido.

- ¿Era tan serio?

- Sí, cuando había que trabajar, hacía muchas horas, tenía un carácter duro, pero luego hacía muchas bromas. Creo que los valencianistas no hemos sido justos con Cúper. No sé si volveremos a vivirlo otra vez: dos finales de Champions, aunque yo solo estuve en la segunda. Disfruté mucho la de Milán aunque acabé con lágrimas en los ojos. Le plantamos cara al Bayern, con Kahn, Kuffour, Scholl, Effenberg, un superequipo. Si Zahovic hubiese metido el segundo gol… Cúper mereció ganar una de las dos finales. El fútbol fue injusto con él. También me marcaron Quique Flores, que me ayudó mucho, y Rafa Benítez, con quien ganamos los títulos. Aun así, Rafa tuvo problemas en el vestuario porque la gente experimentada era difícil de controlar.

- ¿Qué título saboreó más?

- Las dos Ligas. Era el premio a la regularidad. Se juntó todo: éramos metódicos, trabajadores desde el primero hasta el último… Yo no podía creerlo. Era mi sueño. Mi padre me inoculó el valencianismo y lo disfrutamos muchísimo.

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- ¿Y la Copa de 2008 con Koeman?

- Sensaciones raras. La Copa del Rey fue la vía de escape tras una Liga muy mala. Se pasó fatal, con un ambiente muy enrarecido porque (Ronald) Koeman apartó a tres jugadores importantísimos en la historia del Valencia (Cañizares, Albelda y Angulo). Sin ningún motivo, no dieron explicaciones claras. Se equivocó.

- ¿Cómo fue su experiencia en Inglaterra?

- Enriquecedora, dos años en el Brighton, un trato exquisito del club y de la afición, con Poyet de entrenador. Jugábamos los martes y los sábados y se metían a 27.000 personas con el frío que hacía para ver un partido de la Championship (Segunda inglesa). Desde joven quise saber cómo era el fútbol inglés. Fui con mi mujer y mi hija (Blanca, ahora de 11) y en ese periodo nació mi hijo Sergio (8 años, zurdo, en la escuela del Valencia). Antes rechacé una oferta de Turquía de mucho más dinero.

- ¿Qué significa Jaume Ortí?

- Una persona muy importante para el Valencia y para mí: cariñoso, muy amigo de sus amigos, increíblemente bueno. Estuve un tiempo muy triste cuando faltó. Quería que los valencianos triunfáramos y me fichó del Levante por cuatro o cinco millones de euros.

- Todo empezó para usted en el barrio de Benicalap.

- La época más feliz. Salía del colegio Marjo, tiraba la mochila y a entrenar en el Benicalap. Yo era buen estudiante, eh, pero no me gustaban las matemáticas. Me arrepiento de no haber seguido estudiando. Lo dejé cuando empecé a entrenar por las mañanas con el Levante UD. Se me acumulaba la faena.

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- ¿Cómo llega al Levante?

- Antes no era fácil que te vieran. Con el Benicalap, jugaba en una Liga con el San José, el Marchalenes, el Parreta… Pero veraneaba y todavía veraneo en Eslida y allí Vicente Pellitero, al verme jugar a futbito, me dijo que tenía que probar en el Levante. Un año antes había hecho las pruebas en el Valencia, pero no me gustó porque soy muy tímido y me ponía rojo enseguida. Tenía que coger el autobús en el Nuevo Centro y no quise ir. Yo quería jugar en el Valencia desde pequeño, pero acabé subiendo categorías en el Levante.

DATOS

  • Nombre: Vicente Rodríguez Guillén

  • Edad: 39 años

  • Nacimiento: Valencia

  • Palmarés: Ganó dos Ligas con el Valencia (2002 y 2004) y una Copa de la UEFA (2004). Jugó una final de Champions (2001). Fue 38 veces internacional con España y jugó la Eurocopa de Portugal 2004. En 2004 fue designado mejor jugador de la Liga y entre los tres mejores del mundo, según la FIFA.

  • Otras ocupaciones: Formó parte de la secretaría técnica del Valencia desde 2016 hasta 2019.

- Todo le fue muy rápido.

- Iba dos categorías por delante. A los 15 años debuté en el primer equipo. Y a los 17 ascendí a Segunda con el Levante de Pepe Balaguer.

- Pepe Balaguer, ¡qué carácter!

- Sí, una persona encantadora, mi primer entrenador profesional aunque había pasado por José Enrique Díaz y por Aranguren. Pero Balaguer era todo pasión, un tipo duro, que me exigía muchísimo y me hizo madurar. Me gusta este tipo de gente que te dice las cosas a la cara, no va por detrás. No se cortaba ni un pelo, yo agachaba la cabeza y aguantaba el chaparrón. Jugué con él toda la promoción a Segunda. Lo vi en una cena que organizó Pedro Villarroel para los del ascenso y me alegré muchísimo.

- Entonces era usted Vicentín, la joya de la corona 'granota'.

- No sé quién me puso ese nombre. Nunca me gustó ni nadie me lo había llamado. Creo que a mi hijo no le puse Vicente por eso. Durante el confinamiento, he visto un Levante-Valencia B y un Real Madrid B-Levante y, joder, me sorprendió: yo tenía cosas buenas.

- El Levante le puso una cláusula escandalosa.

- Sí, 30.000 millones de pesetas, para llamar la atención. Villarroel quería venderme y sacar dinero por un jugador que no le había costado nada. Después hicimos una temporada muy aseada en Segunda y, con 18 años, vino en Valencia. Mi sueño siempre había sido jugar en el Valencia. Mi padre (Vicente) fue la persona más influyente de mi carrera. Gracias a él pude jugar en Primera. Me dio unos valores claros: humildad, sacrificio y respeto a los compañeros y a las demás personas.

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- ¿Se le subió el éxito a la cabeza?

- Puede que sí, en algún momento. Cuando eres joven, todos te aplauden, y llegas a pensar que eres la hostia, el rey del Mambo. Hasta que viene alguien y te baja a la tierra. Todos somos iguales por muchos títulos que ganes. Lo más importante es la humildad.

- ¿Su padre fue futbolista profesional?

- No, llegó a jugar en el Acero, en Tercera, era centrocampista diestro. Falleció hace dos años. Él trabajó en un taller de joyería: pulseras, cordones… se traía la faena a casa y mi madre (Josefa) le ayudaba. Él disfrutó mucho al ver ganar títulos con el equipo de su corazón, pero también sufrió mucho. En el fútbol hay momentos en los que se sufre mucho.

- ¿Entiende que algunos aficionados 'granota' no se lo perdonen?

- No, porque siempre fui claro. Que yo sea del Valencia no significa que no le tenga mucho cariño al Levante, estoy muy orgulloso de haberme formado allí. Y me alegro del crecimiento de los últimos años. Lo importante es que se quede muchos años en Primera. La ciudad se lo merece.

- ¿Cómo fue su fichaje frustrado por el Arsenal?

- Fui tres días a Londres. (Arsène) Wenger nos enseñó la ciudad deportiva. Estuvimos negociando, pero el Valencia se enteró y me llamó mi representante: 'El Valencia te quiere'. 'No quiero saber nada del Arsenal'. Lo dejé todo por el Valencia.

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- ¿Está desapareciendo la figura del extremo?

- Sí, ha ido desapareciendo. Ahora hay laterales largos o jugadores por dentro. A mí me encanta que sean verticales, que encaren, desborden y centren. Como Brian Gil en el Éibar. Asensio también lo hacía. O Dembelé en el Barça. Ahora la mayoría juega fácil, se gira y la da atrás. Pero deberían intentar muchas más cosas.

- ¿Qué falló en la Eurocopa de Portugal 2004?

- Una pena. Los dos finalistas, Grecia y Portugal, cayeron en nuestro grupo. Ganamos a Rusia (1-0), empatamos con Grecia en la única que tuvieron (1-1) y perdimos con Portugal (1-0). Lo que le pasaba antes a España. Teníamos un equipazo: Xavi, Helguera, Raúl, Morientes, Puyol, Xabi Alonso, Joaquín, Etxeberria, Valerón, Casillas… El seleccionador, Iñaki Sáez, dejaba mucha libertad al jugador y hubiese merecido llegar mucho más lejos. También tuve a Camacho, con quien debuté, y a Luis Aragonés.

- ¿Intuyó los éxitos que vinieron después?

- Ya no llegué al Mundial de Alemania 2006 porque me fisuré la tibia y el peroné en el otro tobillo contra Osasuna y ya llegué muy mermado.

- ¿Sigue en la peña ciclista de exvalencianistas?

- Deseando volver. Me gusta mucho salir en bici. Con Juanito (Sánchez), Javi Navarro, Albelda, Camarasa, Robert… ellos salen bastante. El mejor 'cremaet' es el de casa Paquita, en Eslida, pero también es bueno el de Murgui, en Casinos.

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