La víctima favorita de Hiddink
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Cinco partidos con cinco triunfos ante el Athletic, el Valencia nunca dio opción bajo la batuta del técnico holandésPACO LLORET
Valencia
Viernes, 24 de septiembre 2021
Cinco enfrentamientos y otros tantos triunfos. Cada vez que el Valencia se medía al Athletic en la etapa de Guus Hiddink la victoria estaba garantizada. Tres duelos en Mestalla y dos en el viejo San Mamés, todos con el mismo desenlace. El técnico holandés le tenía tomada la medida al cuadro bilbaíno. No había rival que se le diera mejor. El balance goleador lo confirma: 14 goles a favor por 5 en contra.
A principio de los años noventa el Valencia confió la dirección del equipo a un entrenador que cotizaba al alza. Con la vitola de campeón de la Copa de Europa en su primera campaña al frente del PSV Eindhoven, Hiddink aterrizó por Mestalla en el verano de 1991, tres años después de aquella gesta. Cuando se alcanzó el acuerdo, se sentaba en el banquillo del Fenerbhace de Estambul. Su contratación significaba un golpe de timón. La escuela holandesa estaba de moda y el club valencianista se apuntó a esa corriente que apostaba por un fútbol vistoso. En esa temporada, la 91-92, hubo cinco técnicos en primera división procedentes de los Países Bajos.
Hasta entonces, la tradición apuntaba a que los inquilinos del banquillo valencianista eran casi en exclusiva de procedencia local, nacional o sudamericana. Hubo algunas excepciones, como las de los balcánicos Ciric y Milosevic, que no salieron bien. Guus Hiddink representaba un nuevo ciclo, una apuesta por Europa y un cambio de registro en muchos sentidos. Al principio no dio con la tecla adecuada, pese al innegable potencial de la plantilla, el Valencia no terminaba de despegar. Con la navidad en puertas y tras vencer al Real Valladolid de los colombianos Higuita, Valderrama y Leonel Álvarez por 3-1 en casa, llegó la visita a San Mamés. Esa noche se protagonizó una enorme actuación saldada con un triunfo por 2-3 gracias a los goles de Eloy, Penev y Fernando, todos ellos en el segundo tiempo, después de que el conjunto local abriera el marcador. Aquel partido fue el último disputado en 1991, prólogo del inolvidable ciclo vivido en enero de 1992, con triunfos memorables como el logrado ante el Real Madrid gracias a una remontada al final, y ante el Barcelona en la Copa del Rey después de una eliminatoria apasionante resuelta desde el punto de penalti.
La historia se volvió a repetir casi de forma calcada en la segunda vuelta, cuando el Valencia se deshizo de los bilbaínos en casa por 3-1. Clásico duelo primaveral en Mestalla, celebrado un sábado a las diez y media de la noche. Goles y diversión. Los rojiblancos se adelantaron en el marcador por medio de Eskurza pero, Lubo Penev en dos ocasiones, y Fernando sentenciaron la contienda. Con ese triunfo los valencianistas garantizaron la cuarta plaza y su presencia en Europa. En el siguiente ejercicio hubo, de nuevo, un doblete victorioso y, para mayor coincidencia, en las mismas fechas. El duelo en 'La Catedral' también cerraba el año. 1992 se despidió con una inolvidable exhibición del Valencia que se impuso por un contundente 1-4. Dos de aquellos goles, el primero, obra de Álvaro Cervera de una precisa vaselina, y el tercero, con la firma magistral de Fernando Gómez, permanecen en el recuerdo de muchos aficionados por su belleza y plasticidad.
De hecho, Fernando siempre ha considerado aquel gol como el más bonito de los que marcó como valencianista después de sorprender al portero del Athletic con un endiablado disparo de rosca desde una de las esquinas del área. Hubo aplausos de reconocimiento desde la grada de San Mamés. Los otros dos tantos visitantes fueron obra de Robert Fernández y Eloy Olaya. En Mestalla, al igual que en la campaña anterior, con el horario de fiebre del sábado noche, el Valencia derrotó a los vascos por 3-1. Para mayor coincidencia, los tres goles locales llegaron en el segundo tiempo y en apenas un cuarto de hora. Tomás logró el primero, Eloy hizo el segundo y Lubo Penev cerró la cuenta.
Cuando ambos conjuntos se volvieron a ver las caras en la campaña 93-94, el Valencia compartía el liderato con el Barça. A diferencia de las temporadas anteriores, el primer duelo se disputó en Mestalla y correspondía a la octava jornada. El encuentro transcurrió por cauces bien diferentes a los precedentes. Un solitario gol, uno más, de Lubo Penev bastó para obtener el triunfo en un partido poco atractivo. El hechizo se rompió en la segunda vuelta. El once valencianista estaba dirigido por Héctor Núñez después de la destitución de Hiddink. El cuadro de San Mamés pudo, por fin, derrotar a un rival que se le atragantaba. El resultado fue de 2-1, Pizzi fue expulsado y Quique Sánchez Flores logró el gol visitante.
Después de ese partido, y coincidiendo con la llegada de Paco Roig a la presidencia, el entrenador uruguayo dejó el cargo y fue relevado por José Manuel Rielo en un breve período de transición antes del regreso de Hiddink que completó el ejercicio. El holandés protagonizó de esta forma una sorprendente segunda etapa sin precedentes en la historia de la entidad.
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