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Forment es trasladado en ambulancia desde Granada a Valencia después de sufrir una fractura de tibia y peroné en el encuentro jugado en Los Cármenes en la temporada 72-73. La lesión fue consecuencia de una brutal entrada del defensa Aguirre Suárez. Bernat Navarro Porter

Una visita de alto voltaje

Forment sufrió una fractura de tibia y peroné en Granada por una entrada alevosa de Aguirre Suárez. Este jugador y Fernández no viajaron con su equipo a Valencia en la segunda vuelta para evitar altercados

Paco Lloret

Viernes, 3 de noviembre 2023, 12:02

Me avergüenzo de ser argentino como vos«, le espetó Adorno a su compatriota Aguirre Suárez a la salida de un córner en Los Cármenes. Este lance ilustra el clima de enfrentamiento que adquirieron los duelos entre el Valencia y el Granada a principios de los ... años 70. La tensión alcanzó u máximo nivel cuando Aguirre Suárez y Fernández quedaron excluidos para jugar en Mestalla con el fin de evitar altercados de orden público. La temida pareja de defensas del Granada, cuya mala fama les perseguía por todo el fútbol español, no viajó a Valencia para jugar el 4 de febrero de 1973 .La animadversión contra ambos, en especial dirigida hacia el argentino Aguirre Suárez, se había disparado a raíz de la gravísima lesión sufrida por Forment en Los Cármenes en el duelo de la primera vuelta: fractura abierta de tibia y peroné como consecuencia de una entrada alevosa del argentino.

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Las relaciones entre el Valencia y el Granada ya se habían enturbiado desde el ejercicio anterior. El primer episodio de crispación tuvo lugar cuando los de Mestalla –que defendían el título de campeones– acudieron a Los Cármenes como colíderes e invictos después de las primeras diez jornadas de la Liga 71-72. El equipo de Di Stéfano iba lanzado para revalidar el campeonato. En las semanas precedentes había arrancado un meritorio empate del Bernabéu y vencido en casa al Barça. En Granada conoció el amargo sabor de la primera derrota en desagradables circunstancias.

Fernández y Aguirre Suárez impusieron su ley intimidatoria con constantes marrullerías ante las que se arrugó el árbitro, el vallisoletano Pascual Tejerina, en una vergonzosa actuación. El Valencia, que había marcado en todos los partidos ligueros jugados hasta entonces, se quedó esa tarde sin ver puerta. En una día repleto de desdichas se lesionó Pep Claramunt a los 20 minutos. Sin su cerebro y director, reemplazado por Paquito, los valencianistas mantuvieron el empate hasta que a falta de ocho minutos para la conclusión del encuentro, 'Tigre' Barrios marcó el tanto del triunfo local. En esos momentos, el Valencia jugaba con diez por la expulsión de Fuertes tras responder a las provocaciones de los zagueros sudamericanos.

Todos los rivales acudían a Los Cármenes atemorizados. Nadie pudo vencer allí a lo largo de esa temporada. Todos los primeros de la tabla cayeron derrotados. Por si faltaba algo, en la Copa el Valencia quedó emparejado con el Granada en los octavos de final. José Ramón Fuertes se tomó la revancha de la tarjeta roja que vio en la Liga y fue el autor del único gol en Los Cármenes que encarrilaba la eliminatoria. Una victoria de enorme mérito. En la vuelta hubo empate a dos en una noche salpicada de incidentes. El Granada se adelantó en el marcador por medio de Porta, Pichichi de la campaña, pero Quino y Adorno firmaron la remontada. En la segunda parte fue expulsado el paraguayo Fernández después de que el partido entrara en una espiral de fricciones al ver dos amonestaciones casi seguidas. La grada se levantó en armas y hubo lanzamiento masivo de almohadillas. El tanto del empate llegó con el tiempo casi cumplido.

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Cuando ambos conjuntos se volvieron a cruzar en la siguiente temporada, la 72-73, se desbordó la indignación por la lesión de Forment en la primera vuelta. El Granada estaba dirigido por Pasieguito y contaba en sus filas con un jovencísimo Ángel Castellanos. La semana anterior a la disputa del partido de Mestalla sólo se hablaba del recibimiento preparado a Aguirre Suárez y Fernández. El valencianismo ardía en deseos de ajustar cuentas. El temor creció porque el partido había sido programado por TVE para ofrecerlo en directo. Ante la probabilidad de que el ambiente degenerara en un espectáculo antideportivo, el club nazarí tomó la decisión de prescindir de ambos zagueros.

Desactivada la espoleta, el encuentro transcurrió por cauces de absoluta normalidad. No hubo goles y por primera vez el Granada puntuó en Mestalla. Hasta entonces todas sus visitas habían concluido con victoria local. Trece triunfos con un balance goleador demoledor: 38 goles de los valencianistas por 7 de los granadinos. El conjunto de Di Stéfano, que venía de conseguir otro empate a cero en el Camp Nou, fue víctima de su ansiedad. Pese a sacar 13 saques de esquina y dominar el encuentro de cabo a rabo fue incapaz de batir a Izcoa, primero, y al exvalencianista Ñito, que reemplazó al portero titular en la segunda mitad.

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Gabriel Uriarte dispuso de las mejores ocasiones, pero el poste y la falta de puntería evitaron que Mestalla cantara gol. Después de aquel día, las aguas volvieron a su cauce y la enconada animadversión se desactivó.

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