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Peter Lim, entre otras muchas cosas, va a pasar a la historia del Valencia por ser el dirigente –en su caso concreto el dueño– que más trabajo ha dado tanto a la policía local como a la nacional. Y lo más curioso es que él ni se habrá percatado de este aspecto, aunque por fortuna hasta Singapur –costó lo suyo– por fin llegaron noticias de las manifestaciones que aquí y por su gestión al frente del club se estaban produciendo. En este repaso que LAS PROVINCIAS hace de las diferentes áreas que afectan a la entidad de cara a la junta de accionistas del jueves que viene, la parte social es una de las grandes ruinas que desde que llegó Meriton en 2014 y más acentuada desde la salida de Amadeo Salvo nadie ha podido, sabido ni querido solucionar. Layhoon se presentará ante los accionistas sabiendo que le espera un clima tan hostil como en las anteriores juntas, con la diferencia de que esta vez el número de asistentes va a ser infinitamente mayor. Con la presidenta se mantiene la sangría que dejó en herencia Murthy y las manifestaciones de protesta por la ciudad se han convertido ya prácticamente en una rutina más para los gestores de Meriton, con amenazas denunciadas a la policía incluidas. Nunca, nadie en la historia del Valencia, había provocado que se vaciara Mestalla en un partido oficial ni que veinte mil personas recorrieran las calles de la ciudad en señal de cansancio y protesta.
Y 2024 ha sido un año en que las dos fotografías se produjeron, con más o menor énfasis. El 2 de marzo, una marea de valencianistas mostraron su descontento hacia Meriton y los políticos con un desfile de pancartas y protestas por el corazón de la capital. «Vuestra traición, nuestra sentencia», se leía. Por si no fuera poco, en el Valencia-Girona, el grupo Libertad VCF volvió a dar un golpe de efecto aunque no con tanto impacto como en aquel Valencia-Celta con el incendio todavía de Murthy en plena ebullición. 36.138 espectadores –la más baja de toda la temporada 2023-24– fue la cifra oficial de espectadores que entraron ese día a Mestalla, con el matiz de que muchos de los miles de aficionados que estaban en la calle mientras se estaba jugando el partido pasaron su abono por el torno para no perder el descuento.
Decía Tuzón que el Valencia será lo que los valencianos quieran. Un gran pensamiento de un hombre al que Mestalla quemó prácticamente en la hoguera y que con el paso de los años ha sido devuelto al lugar que le correspondía. Pero en estos tiempos ese vaticinio no se ha cumplido ni de lejos. Los aficionados no quieren a Meriton pero aquí lo que importa es el dinero y las acciones. Por eso se agotó una de las vías que surgieron y que encabezó Juan Martín Queralt. La plataforma De Torino a Mestalla removió la escena política pero cuando pulsó la llamada al bolsillo de los valencianistas se encontró con la cruda realidad que provocó su extinción.
Layhoon sigue sin ser una presidenta accesible. El silencio es –eso cree– su mejor aliado, aunque en realidad quizás sea el único. Es más que probable que en el repaso que pueda hacer la presidenta a la hora de resaltar el balance del año resalte los acuerdos firmados con tres colectivos que envuelven de alguna manera al Valencia con diferentes propósitos: Asociación del Pequeño Accionista, Asociación de Futbolistas y la Agrupación de Peñas, vilipendiada por Meriton, firme opositor y ahora para muchos sumisa. Este periódico ha tratado de entrevistar tanto a Fernando Giner como a Fede Sagreras con motivo de este acuerdo y ambos se han negado. Curioso.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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