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Roman Yaremchuk nació en Lviv, la denominación romanizada de Leópolis, hace 28 años. Su ciudad es la más importante del oeste de Ucrania, muy cercana a la frontera de Polonia, y una de las más castigadas por los ataques rusos en la guerra. Sus más ... de 700.000 habitantes celebraron como propio el gol del delantero contra Bosnia el pasado 21 de marzo, en el minuto 85, que empató un partido que parecía perdido para que Dovbyk permitiera a los ucranianos clasificarse para la final contra Islandia, donde consiguieron el billete para la Eurocopa el pasado martes. A uno de los héroes nacionales se le borró la sonrisa a los tres minutos del partido contra el Malllorca. Fue el sentir un pinchazo en la parte trasera de la pierna derecha tras una recepción de balón. Aunque intentó volver, las señas de Baraja desde la banda fueron muy claras para no arriesgar. Yaremchuk no pudo contener su abatimiento, tanto en el momento del cambio por Diego López como en los primeros minutos en el banquillo.
Aunque las lesiones nunca vienen en un buen momento, el delantero estaba atravesando su mejor momento como valencianista. Tras un inicio complicado en el periplo de su cesión en Mestalla, empezando por el idioma, está asentado como uno de los más utilizados por Baraja y con tres goles en su casillero en el arranque del 2024. El último, contra el Real Madrid el pasado 2 de marzo. Su lesión es el último capítulo en una lista que siempre se actualiza de los efectos colaterales del 'virus FIFA', más aún en alturas tan avanzadas de la temporada y con partidos de selecciones tan trascendentales como los dos que han llevado a Ucrania hasta la Eurocopa. Ahora, a falta de las pruebas médicas, será el Valencia el que lo pierda las próximas semanas. «No sabemos la magnitud pero la sensación es que se rompe», afirmó Baraja en su rueda de prensa.
La lluviosa tarde de fútbol no fue tan amarga para el otro héroe nacional, Giorgi Mamardashvili. El portero fue clave para la primera clasificación de Georgia para una Eurocopa y el valencianismo lo quiso celebrar con él con la ovación más larga y prolongada en el arranque del partido. No es la primera vez que ocurre, pero ese calor de la grada hacia el meta es una forma de retrasar lo más posible algo que parece evidente, y más con el escaparate de una Eurocopa, como es que el destino de Mamardashvili desde el próximo verano parece lejano al césped de Mestalla.
Ni la lluvia, ni la Semana Santa, impidieron que más de 42.000 personas poblaran las gradas del estadio, de una manera más multicolor de lo habitual por la presencia de cientos de chubasqueros para resguardarse del agua que cayó durante la mayoría del partido. Que iba a producirse una gran entrada ya lo marcaban las casi 8.000 entradas vendidas para la cita. Las vacaciones también permitieron la asistencia de muchos turistas que han viajado estas fechas a Valencia. «Hoy es el día de los idiomas», se le escuchó decir a uno de los empleados que atienden las dudas de los aficionados en los accesos de Mestalla después de haber utilizado, en pocos minutos, el inglés y el italiano en varias ocasiones.
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