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Cómo entrenar la creatividad, la mayor ventaja humana (de momento) frente a la IA

Cómo entrenar la creatividad, la mayor ventaja humana (de momento) frente a la IA

Aunque tiene un componente genético, la podemos potenciar incluso en la edad adulta, según los científicos

Amanda Sierra

Achucarro Basque Center for Neuroscience

Sábado, 22 de febrero 2025, 19:05

Siglo XXII. Los seres humanos hemos quedado reducidos a bolas de grasa inútiles e incapaces, enchufadas a grandes vasos de bebidas carbonatadas y a gigantescas pantallas que emiten a todas horas programas de entretenimiento rápido. Es el argumento de la película de animación de 2008 WALL-E... y cada vez nos parece más verosímil. La increíble velocidad a la que se están desarrollando aplicaciones para la inteligencia artificial (IA), como ChatGPT o DeepSeek, hace pensar que los seres humanos vamos a terminar como reductos inservibles de nuestra propia evolución. ¿O es que hay algo que no pueda hacer la IA (de momento)?

Dice el filósofo y lingüista norteamericano Noam Chomsky, con cierto desprecio, que ChatGPT es «un pesado motor estadístico para la concordancia de patrones, que se atiborra de terabytes de datos y extrapola la respuesta más probable de una conversación». Puro y aburrido plagio. Para Chomsky, hay una característica resultante de la elegancia del funcionamiento de la mente humana que ChatGPT no logrará jamás: dar respuestas creativas.

Muchos científicos creen que, a día de hoy, la mayor diferencia entre la IA y la inteligencia humana es la creatividad. No es un concepto fácil de definir, pero se refiere a la capacidad de encontrar soluciones eficaces, pero poco convencionales, a los problemas usando la imaginación. 'Think out of the box', que se dice en inglés, 'pensar fuera de la caja'. Los psicólogos la miden mediante el test de Torrance de Pensamiento Creativo, en el que se analiza la capacidad de resolver problemas con originalidad y flexibilidad. Piensen ustedes en cuando se encuentran la nevera vacía y tienen que hacer acopio de inventiva para preparar la cena... no es como inventar la rueda, pero también cuenta como pensamiento creativo

La creatividad es posiblemente lo que nos separó de nuestros antepasados homínidos hace más de 50.000 años, cuando el 'homo sapiens' migró fuera de África y tuvo que adaptarse a una gran variedad de climas, dietas, y peligros, desde Asia hasta el norte de Europa. Si estamos aquí hoy fue porque nuestros antepasados tuvieron la creatividad, capacidad de innovación y flexibilidad de pensamiento para sobrevivir en condiciones tan diversas. Y esta creatividad la hemos heredado los humanos modernos porque tiene un componente genético, aunque aún no se han identificado exactamente qué genes son sus    responsables.

La llevemos en los genes o no, no hay que dar a nadie por perdido, porque la creatividad también se entrena. O, más bien, se educa. La educación que damos los padres determina en gran medida el grado de creatividad de nuestros hijos: una crianza basada en el autoritarismo y el control 'crea' hijos con menor creatividad que aquella basada en la permisividad y la autonomía.

Algunos estudios incluso sugieren que algunos niños con comportamientos problemáticos en el colegio –incumplen las reglas y son hasta agresivos– pueden ser más creativos, precisamente porque quizá la creatividad exige, en cierto modo, romper con reglas y patrones establecidos.

Sin embargo, la creatividad no es solo una característica de la infancia, y también puede promoverse en los adultos. Un estudio reciente sugiere que un entorno laboral en el que los empleados perciben mayor cordialidad en las relaciones profesionales se traduce en una seguridad psicológica que facilita el desarrollo de la creatividad. Esta también puede fomentarse con periodos de descanso o con una procrastinación moderada que permita simplemente tener tiempo para pensar. Se cuenta que a Paul McCartney se le ocurrió la melodía de Yesterday durante el sueño, y muchos científicos, entre los que me encuentro, reportamos que las mejores ideas son las que se nos ocurren en la ducha o en períodos de descanso. La frenética vida moderna es un gran enemigo de la creatividad.     

La IA tiene respuestas para todo, basadas en lo que ya conocemos. Sin embargo, los seres humanos seguimos siendo los únicos capaces de hacer nuevas preguntas. Aunque es difícil predecir cómo van a evolucionar la IA, de momento los humanos ganamos la batalla de la creatividad.

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