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Resulta que, con el paso de los años, estamos descubriendo que entre hombres y mujeres no hay tantos abismos en todo tipo de cuestiones, las ... sexuales incluidas. Es decir, todo es mucho más 'unisex' de lo que pensábamos. Hasta en algo que creíamos exclusivamente femenino, como los orgasmos fingidos. ¡Tampoco en eso del 'teatrillo' somos tan distintos! «No solo las mujeres fingen orgasmos, los hombres también lo hacen. Todas y todos estamos sometidas a presiones y estereotipos sexuales que nos obligan a 'performar' y demostrar nuestro rendimiento durante el sexo. Eso sí, los estudios demuestran que las mujeres fingen en mayor proporción», admite Cecilia Bizzotto, socióloga, experta en sexo y portavoz de la plataforma liberal JOYClub.
Por ejemplo, una investigación (Muehlenhard y Shippee, 2009) con una muestra de casi 300 personas desveló que el 50% de las mujeres había fingido un orgasmo alguna vez... ¡Y también el 25% de los hombres! Es decir, uno de cada cuatro... ¿A que ahora todos nos estamos preguntando si alguien ha fingido con nosotros? A ver si aquel día que nos quedamos con cierta duda... Pues no sería nada raro, dados los porcentajes.
«Sí, los hombres también fingen. El modelo sexual imperante (coitocentrista, falocentrista y finalista) no es nada liberador ni positivo tampoco para ellos, que también tienen la presión de mostrarse siempre deseantes, tener erecciones con facilidad, eyacular siempre para finalizar el encuentro sexual, disfrutar muchísimo de la penetración, ser silenciosos 'empotradores'… Vamos, que nadie se escapa de la mitología del porno. Así que para ellos el fingir orgasmos es también una opción», repasa Bizzotto. Lo que ahora se estará preguntando todo el mundo –menos los que lo han hecho– es cómo diablos simula un hombre un orgasmo... Veamos, hay maneras.La habitual es que use preservativo, haga la 'performance' y lo tire sin que la otra parte se dé cuenta de que ahí no ha pasado nada. O que parezca que ha eyaculado en otro sitio: sábanas, pañuelos... Sí, en plan prestidigitador, haciendo 'desaparecer' las pruebas.
Este es el primer gran secreto de los orgasmos fingidos, pero... ¿hay más cosas que nos preguntamos sobre el 'teatrillo'? Claro, la cuestión de fondo: ¿por qué se finge? Básicamente por tres razones: para acabar el encuentro cuanto antes, para no dañar la autoestima de la pareja y para quedar como una persona competente sexualmente (hay estudios que indican que también para 'evitar' que el otro te sea infiel con alguien que sí alcance el clímax). Todo esto viene de «la poca capacidad que tienen las personas de expresar con claridad sus necesidades y deseos durante, antes o después del sexo», indica Bizzotto. Sobre todo, entre el sector femenino. Hay estudios (Herbenick et al., 2019) que determinan que las mujeres que fingen orgasmos tienen más probabilidades de sentir vergüenza al hablar explícitamente sobre sexo con su pareja.
43 %
es la proporción de hombres que dicen no saber discernir si su pareja ha tenido un orgasmo de verdad, según una investigación publicada en Journal of Sex Medicine sobre un estudio realizado con parejas recién casadas.
Asimismo, hay dos ideas preconcebidas que son el caldo de cultivo ideal para el fingimiento. «Primero, que en las mujeres hay un 'guion sexual' que nos ha enseñado que debemos alcanzar el orgasmo antes que los hombres, basado en la idea de que el sexo acaba cuando el hombre alcanza el orgasmo», detalla la experta. ¿Y ellos? A los hombres les 'pesa' la idea de que la responsabilidad del orgasmo femenino es suya.
Y la segunda idea preconcebida es «nuestro marco sexual finalista, es decir, centrado en el orgasmo como objetivo último del encuentro sexual, que le da más importancia de la que realmente tiene ('si mi pareja no orgasma, es que no la he hecho disfrutar')». Esto, lamenta Bizzotto, nos 'obliga' a seguir teniendo actividad sexual hasta que las dos partes culminen, «cuando quizá podríamos desear detenernos en cualquier otra parte del encuentro». Es decir, hay muchas presiones que pueden llevar a fingir un orgasmo.
¿Más debates profundos sobre fingir orgasmos? Entre los expertos hay cierto consenso en que no es algo bueno. En primer lugar, explica Bizzotto, si se recurre con frecuencia a la simulación es probable que no estemos disfrutando mucho del sexo y que, por tanto, terminemos percibiéndolo como una actividad poco placentera... «Con el tiempo, esto puede disminuir el deseo sexual, ya que ¿por qué desear algo que no genera satisfacción? Esta falta de deseo puede traer consigo emociones negativas como culpa, vergüenza o inseguridad», indica.
Y, por otro lado, el fingimiento impide que la pareja conozca realmente qué le da placer a la otra persona. «Fingir un orgasmo es la mejor manera de confundir a tu pareja sexual y a ti mismo. Es como decirle al otro: 'Hey, sí, la próxima vez repite esto que no me está estimulando de la forma que necesito para tener un orgasmo'», añade la sexóloga Lucía Jiménez, de la firma de bienestar sexual Diversual. O sea que no es una herramienta que se deba usar, ¿no? Bueno, hay alguna discrepancia al respeto. Algunos psicólogos creen que el 'teatrillo' puede aumentar la excitación durante el acto sexual, según se comprobó estadísticamente en el estudio 'The Faking Orgasm Scale for Women: Psychometric Properties', publicado en 'Archives of Sexual Behavior'.
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