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«Vaya basura de artículo» y otras lindezas que se dicen online (pero no a la cara)

«Vaya basura de artículo» y otras lindezas que se dicen online (pero no a la cara)

¿Por qué la gente es maleducada y agresiva en internet? Esta es la explicación desde la ciencia

Julio Arrieta

Lunes, 10 de febrero 2025, 00:07

En octubre de 1995, cuando internet era casi una fantasía inalcanzable para el común de los mortales, una directiva de Intel llamada Sally Hambridge escribió un documento de 24 páginas detallando un protocolo de buenas prácticas para desenvolverse en la red. Incluía indicaciones que hoy se consideran básicas a la hora de socializar por vía digital, como que no hay que escribir los mensajes en mayúsculas, porque eso significa que se está gritando, evitar los contenidos ofensivos, y consejos como que «si te ves envuelto en una discusión, céntrate en los problemas y no en las personalidades» de quienes debaten. Y, por supuesto, «no insultes o respondas a insultos».

A finales del siglo pasado poca gente estaba habituada a comunicarse a través del correo electrónico, foros o chats. Pero el hecho de que Hambridge tomara la iniciativa de codificar unas normas mínimas de comportamiento, que serían conocidas como 'netiqueta', indica que había observado un problema: la gente tendía a ser agresiva y maleducada por internet. Cualquiera que use habitualmente las redes sociales sabe de primera mano que el problema persiste, por no decir que ha ido a peor, y hasta ha sido objeto de estudios académicos.

La gente es borde en las redes. Basta darse una vuelta por X, antes Twitter, para comprobar que los diálogos derivan con frecuencia hacia discusiones agrias y hasta la opinión más inofensiva, como «prefiero los gatos a los perros», acaba recibiendo respuestas como «¡'mermao'!», «¡especista!», «¡facha!» o «¡posmoprogre!», generalmente emitidas por usuarios sin nombre real. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué la gente no se comporta en internet como en la vida real? La respuesta simplificada es «porque los usuarios siguen percibiendo la red como un mundo separado del real». Eso da lugar a lo que los expertos denominan 'desinhibición online'. Los usuarios se sienten menos contenidos en línea que fuera de ella, lo que les lleva a comportamientos que normalmente no mostrarían en un diálogo en persona.

Desinhibición online

«La desinhibición en línea se refiere a los distintos patrones de comportamiento que muestran los individuos en el entorno digital, que difieren notablemente de sus interacciones cara a cara», explican G. Gumelar, de la Universidad de Yakarta (Indonesia) y sus colaboradores, en un estudio reciente sobre esta cuestión publicado en 'Online Journal of Communication and Media Technologies'. «Este fenómeno suele implicar una tendencia a una mayor apertura e impulsividad en las comunicaciones en línea».

Esta desinhibición no tiene porqué ser necesariamente mala. John Suler, psicólogo especializado en el comportamiento en el entorno digital, distinguía entre desinhibición benigna y tóxica. La primera «implica compartir detalles personales y emociones en línea para la autoexploración». En cambio, la desinhibición tóxica «se caracteriza por un lenguaje grosero, comentarios duros, expresiones de odio y amenazas, comportamientos que rara vez se ven en las interacciones cara a cara».

Por lo tanto, hay dos tipos de comportamiento desinhibido en redes, pero es evidente que el que obtiene mayor eco es el tóxico. ¿Por qué? Porque «obtiene mayor recompensa». Un contenido, mensaje o discusión agresivos tiene más posibilidades de llamar la atención y volverse viral. Y en internet la atención es influencia. «El contenido que provoca emociones de alta estimulación tiene más probabilidades de ser compartido», señalaban los profesores Jonah Berger y Katherine L. Milkman. «Las emociones que se caracterizan por una alta estimulación –asombro, ansiedad, rabia– están vinculadas positivamente a la viralidad, mientras que las emociones caracterizadas por una baja estimulación, como la tristeza, están negativamente vinculadas a la viralidad».

El trol anónimo y el usuario agresivo obtendrán más seguidores y eco, que el que se limite a decir que sí, que los gatitos son maravillosos y que él mismo tiene uno. Y esto sucede sea cual sea la plataforma, el tema de debate y el momento en el que se genere.

Un estudio publicado el año pasado en 'Nature', realizado sobre 500 millones de comentarios en ocho redes sociales durante tres décadas –incluía a la 'prehistórica' Usenet–, refleja que aunque las plataformas cambien a lo largo de las décadas, la dinámica de las conversaciones sigue un patrón persistente. «Nuestro análisis sugiere que los debates y el contraste de sentimientos entre los usuarios contribuyen significativamente a que las discusiones sean más intensas y hostiles», destacaba el estudio, encabezdo por Michele Avalle, de la Universidad La Sapienza de Roma. Según estos investigadores, el problema no está en las redes en sí, sino «en el comportamiento humano». «La atención se centra con demasiada frecuencia en la plataforma específica, olvidando la naturaleza humana», dice Andrea Baronchelli, uno de los investigadores. La clave es que todavía no hemos aprendido a discutir en el mundo digital.

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