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Magnesio, sí, pero cuál: diez tipos para diez necesidades.Escucha la noticia
24 min.
En los últimos tiempos, el magnesio ha cobrado un protagonismo sideral. Es el rey de los suplementos alimenticios, el pionero, y se vende como una ... panacea para casi todo. ¿Cómo ha ganado tanta popularidad? Podría atribuirse a una de esas modas pasajeras, pero es que año tras año sigue ahí, en lo alto del podio, presumiendo de una hegemonía imbatible. «Es un mineral esencial para el organismo. Por un lado, se ha profundizado mucho en su conocimiento, y además nuestra forma de vida actual -dieta, tipo de agricultura, uso de determinados medicamentos- ha provocado un incremento de problemas de salud asociados con su deficiencia. Esto ha hecho que el magnesio cobre gran relevancia y que su consumo sea tan común», explica Jorge Ángel, especialista en Medicina Integrativa y director médico de Equisalud.
El boca a boca ha funcionado, sin duda, pero los estudios científicos también han corroborado sus beneficios (no siempre coinciden). Entre otras cosas, han determinado que este mineral es clave en más de 600 reacciones bioquímicas del cuerpo humano. Regula la función muscular y nerviosa, interviene en la producción de energía, en la síntesis de proteínas y en la formación ósea. Además, contribuye a la estabilidad del ritmo cardíaco, al control del azúcar en sangre... «Y las investigaciones hasta han revelado su impacto en trastornos neuromusculares, estrés, insomnio y salud ósea, lo que ha llevado a su mayor promoción», añade. Además, una revisión en 'Nutrients' (2022) concluyó que la suplementación con magnesio «puede reducir la inflamación y mejorar la resistencia a la insulina y esto ha llevado a que médicos y nutricionistas lo recomienden con mayor frecuencia», apunta.
El caso es que no existe un único tipo de magnesio en el mercado. Si queremos probarlo, tendremos que elegir. Según Ángel, «no hay un tipo de magnesio universalmente 'mejor'; cada variante es más adecuada según la necesidad. La clave es elegir el más adecuado para cada objetivo». Veamos diez opciones que se ajustan a distintos fines...
1
Es una de las formas mejor toleradas: su absorción es eficiente y presenta mínimos efectos digestivos. «Se recomienda parareducir el estrés y la ansiedad y para los problemas de sueño, porque relaja el sistema nervioso y los músculos. También alivia calambres y dolores de cabeza de origen muscular», informa.
2
Tiene un ligero efecto laxante debido a su atracción de agua hacia los intestinos. «Mejora la salud ósea y metabólica, ya que ayuda a regular el calcio en el cuerpo y✔️reduce el riesgo de cálculos renales y arteriales al mejorar la regulación de minerales», repasa. ¿La parte 'mala'? Puede causar molestias digestivas en dosis altas o en personas sensibles a su efecto laxante leve.
3
Se recomienda para combatir la fatiga crónica. También aumenta la resistencia física, «pero no es la mejor opción si el objetivo principal es la relajación y el tránsito intestinal», destaca.
4
Recomendado para personas con deficiencias severas de magnesio o problemas de absorción intestinal y como apoyo cardiovascular y neuromuscular, «ya que alcanza las células de manera más efectiva». ¿La parte negativa? Es caro.
5
Combina magnesio con taurina, un aminoácido con efectos beneficiosos en el sistema cardiovascular. «Apoya también la función cognitiva, ya que la taurina modula la excitación neuronal, y es beneficioso para personas con resistencia a la insulina, pues ayuda a mejorar el metabolismo de la glucosa».
6
Se recomienda para personas que buscan una fuente natural de magnesio y que quieren «mantener la salud ósea y muscular».No es el ideal para tratar deficiencias severas, «ya que su absorción es menor», señala Ángel.
7
Se combina con diferentes compuestos (como malato o bisglicinato) para mejorar su absorción y ampliar sus beneficios. Es el idóneo para personas que buscan mejorar la energía y la salud ósea y neuromuscular.
8
El cloruro de magnesio es una de las formas más comunes y económicas de este mineral. Su absorción es baja y tiene un efecto laxante moderado, lo que lo hace útil en varios casos. Es bueno para la acidez estomacal leve, ya que, al ser un compuesto ácido, ayuda a mejorar la digestión y la absorción de nutrientes. «Pero, ojo,no es recomendable para personas con acidez estomacal alta, ya que puede irritar la mucosa gástrica y agravar problemas como el reflujo o la gastritis».
9
Es una opción económica y ampliamente disponible, pero con una característica particular: tiene un efecto alcalinizante, lo que ayuda con el exceso de acidez gástrica. «Una de sus ventajas es que su precio es bajo. Eso sí, no es la mejor opción para absorber magnesio de forma eficiente: la mayor parte se elimina sin ser utilizada por el cuerpo», advierte.
10
Es una de las formas más innovadoras y especializadas del mineral. Su principal ventaja frente a otros tipos de magnesio es que atraviesa la barrera hematoencefálica, permitiendo que el mineral llegue directamente al cerebro. «Apto para✔ personas con insomnio, ansiedad o problemas cognitivos, ya que el magnesio en el cerebro ayuda a regular neurotransmisores. Lo que ocurre es que su precio es elevado y resulta a veces difícil de conseguir», añade.
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