
Adiós a los viejos buzones, hola a las taquillas
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Los cajones para recibir los paquetes de mensajería se hacen un hueco en los portalesHola, le llamo de la empresa de reparto. Tengo un paquete para entregarle. ¿Está en casa?
–Pues ahora no puede ser, estoy fuera.
–¿Y se lo puedo dejar a algún vecino? ¿O en alguna tienda? Es que si no me lo tengo que llevar de vuelta.
Esta conversación telefónica ya es un clásico en nuestro día a día. Aunque pueda resultar un poco exagerado, seguro que hay semanas en las que hablamos más con los mensajeros que con alguno de nuestros amigos. Cuadrar los horarios del repartidor con los del comprador no siempre es fácil y supone un quebradero de cabeza para ambas partes. Para el que lo recibe, porque en muchos casos se retrasa el envío –el 30% de los bultos no se puede entregar a la primera– y para el mensajero, porque tiene que llevárselo de vuelta y reorganizar la ruta; en nueve de cada diez casos, la causa es que el destinatario no está en casa.
Y la alternativa, que no es otra que poner la dirección del trabajo, tampoco parece la mejor solución. Ya son muchas las empresas que han limitado esta práctica por la cantidad de paquetes que tienen que gestionar los conserjes y bedeles. El Ayuntamiento de Vitoria, por ejemplo, llegó a enviar una circular a sus empleados recordándoles que no podían dar su puesto de trabajo como dirección de entrega.
La situación ha llegado a tal punto por el auge de las compras on-line que los promotores de vivenda han tenido que repensar el diseño de los edificios para adaptarlos a las nuevas costumbres de los compradores, entre las que se encuentra precisamente la recepción masiva de paquetes a domicilio. «Es una realidad y no podemos mirar para otro lado», admite Daniel Cuervo, gerente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima). La mayor parte de los inmuebles de nueva construcción que se edifican en la capital ya disponen de buzones inteligentes en el portal o en las zonas comunes de la urbanización, «una hilera de taquillas de diferente tamaño en las que el mensajero deposita los paquetes sin necesidad de que el destinatario esté en casa», explica Cuervo.
Los llamados buzones del siglo XXI funcionan con un sistema de «códigos por entrega» y «no suelen ocupar más de seis metros cuadrados de pared» en el caso de las baldas más grandes. Las taquillas, normalmente de un color neutro para no desentonar con el entorno, son «multiusuario». Es decir, no son de uso exclusivo de ningún inquilino, se comparten. El proceso de entrega y recogida es muy sencillo. Lo primero que tienen que hacer los vecinos interesados en este servicio es descargarse en el móvil la aplicación correspondiente a la empresa que lo gestione en su comunidad. «Nuestros buzones inteligentes usan un sistema universal que permite a los repartidores realizar las entregas independientemente de la compañía a la que pertenezcan», explican en Citibox, empresa pionera en la instalación de estas taquillas de nueva generación en la comunidad de Madrid, donde ya han colocado más de 11.700 estafetas.
Una vez que el mensajero deposita el paquete en el buzón, el destinatario recibe un mensaje a través de la app en el que se le informa de la hora de entrega, el número del casillero en el que se ha dejado y se le da un código de varias cifras, que es el que tiene que marcar para abrir la taquilla. La privacidad «está garantizada». Los paquetes pueden estar hasta cuatro días dentro del buzón, si no se recogen en ese plazo el repartidor pasará a retirarlo. Algunas empresas como Citibox, que ya ha empezado a operar también en Barcelona, ofrecen la posibilidad de ampliar el periodo de custodia, siempre y cuando se comunique con antelación.
«Es un servicio muy valorado por los inquilinos porque, además, es gratuito. A los vecinos no les supone ningún gasto extra de mantenimiento. En los proyectos de nueva construcción ni se discute la colocación de buzones inteligentes y nos consta que cada vez son más las comunidades interesadas por instalar este tipo de estafetas», admite Daniel Cuervo. «En mi portal lo hemos puesto y estamos encantados. Aunque es verdad que es un sistema que a veces depende mucho de la profesionalidad del repartidor; de que se acuerde de enviarte el mensaje, de que ponga bien el paquete...», señala José Luis, vecino de una céntrica urbanización madrileña.
«El 85% de los paquetes que se envían caben en nuestros buzones», informan en Citibox, donde trabajan con dos medidas; pequeña (16,5x42x35) y mediana (33x42x35). De hecho, suele ser la propia empresa la que diseña la distribución del panel en función del número de viviendas del edificio y el volumen de paquetería que se suele recibir en la comunidad. «La instalación no requiere ningún permiso especial, más allá de un acuerdo de la comunidad en el caso de que no sea una vivienda de nueva construcción», precisa Cuervo, miembro de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE). ¿Está en casa?
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