

Secciones
Servicios
Destacamos
Escucha la noticia
24 min.
Acumular cosas sin control es algo que nos pasa a todos. Pero hemos pasado de llenar armarios y trasteros de libros, ropas y cacharros a ... saturar nuestros ordenadores y móviles con documentos, fotos, vídeos... sin importancia en la mayoría de los casos. Este 'apego digital' no es bueno ni para el rendimiento del dispositivo, ni para nuestro bienestar emocional, según los expertos. En los casos más preocupantes, almacenar tanta información deriva en cuadros de ansiedad y estrés. Y suele ser cosa de personas muy perfeccionistas, solitarias e inseguras.
El fenómeno tiene nombre: síndrome de Diógenes digital porque recuerda a esas personas que acumulan «objetos rotos e inservibles» en sus casas. En estos casos, además, la persona suele abandonar su cuidado personal y el de su entorno. En el virtual no. En realidad, «aunque hablemos coloquialmente de un síndrome, no se trata de un trastorno (como si necesitáramos terapia urgente). No implica un problema de salud mental, sino una gestión poco eficiente de la información que tenemos a mano», matiza Jorge Franganillo, profesor e investigador de la Facultad de Información y Medios Audiovisuales de la Universidad de Barcelona.
¿Pero qué provoca exactamente este Diógenes digital? Para Franganillo es el resultado de una mezcla de factores tecnológicos y psicológicos: «Por un lado, la tecnología nos lo pone muy fácil: disponemos de muchísimo espacio para almacenar archivos, y muchas aplicaciones y servicios guardan información (fotos, mensajes, historiales...) automáticamente. Esto hace que no sintamos la necesidad de ser selectivos y que acumulemos sin darnos cuenta. Además, organizar la información digital, sobre todo cuando hay mucha, se ve como una tarea tediosa, complicada y que requiere mucho tiempo, y esa percepción frena a muchas personas».
«Por otro lado -continúa-, entra en juego el miedo a perder información que, aunque hoy parezca irrelevante, podríamos necesitar en el futuro, lo que nos impulsa a guardarlo todo 'por si acaso'. Las redes sociales también tienen su parte de culpa porque nos incitan a documentar constantemente nuestra vida con fotos, vídeos y publicaciones. Y, para rematar, como organizar o limpiar la información digital no suele dar una recompensa inmediata, esto nos desalienta de dedicarle tiempo y esfuerzo».
Entender cómo nos afecta el acopio indiscriminado de información pasa por comprender los beneficios de una vida ordenada, explica Elena Luengo, directora de Innovación de Cigna Healthcare España: «Limpiar no solo implica poner orden, muchas personas sienten un gran beneficio emocional y les ayuda a gestionar situaciones difíciles, estrés y ansiedad. Es una forma de recuperar el control sobre lo que nos rodea y está en nuestras manos. Igual que la limpieza física contribuye al bienestar, mantener el espacio digital organizado puede mejorar la claridad mental y reducir el estrés. Así como aprendemos a soltar objetos materiales que ya no necesitamos, es fundamental entrenarnos para hacer lo mismo en nuestros dispositivos digitales, desprendiéndonos de aquello que ya no nos aporta valor».
Además, el Diógenes digital afecta directamente a la productividad, explica Franganillo: «Encontrar una pieza concreta en esa maraña de datos desordenados se vuelve una tarea difícil y frustrante. Al final, buscando en ese caos digital perdemos un tiempo valioso que podríamos haber dedicado a actividades más productivas. Y como mucha información se guarda sola, es fácil que se nos olvide que tenemos almacenados ciertos archivos y que acabemos perdiendo oportunidades».
Como estrategia para prevenir o atajar el problema, Franganillo recomienda desarrollar una 'higiene digital', esto es, ser más conscientes de lo que guardamos y evitar acumular archivos innecesarios: «Antes de guardar algo, hay que pensar si realmente lo vamos a necesitar. También interesa establecer rutinas, una especie de 'limpieza a fondo' periódica, para revisar el material y eliminar lo obsoleto, duplicado o inútil».
A este último respecto, desde Cigna Healthcare citan dos métodos útiles: la 'técnica de los seis meses' (si no se ha utilizado un archivo en ese tiempo, probablemente no se necesita) y el enfoque 'one touch': decidir inmediatamente si se conserva, borra o almacena el documento o correo electrónico que acabamos de consultar.
Por supuesto, también podemos aprovechar las herramientas que ofrecen los sistemas operativos, las aplicaciones y los servicios en la nube; capaces de identificar material duplicado, documentos grandes o archivos basura: «Al borrar, es buena idea empezar por lo más fácil: fotos borrosas, pantallazos innecesarios, conversaciones ya irrelevantes... Además, aunque dé pereza al principio, crear un sistema de organización, con carpetas y nombres claros, ayuda muchísimo a encontrar la información después», sentencia el profesor de la Universidad de Barcelona.
Como últimos consejos, los expertos de Cigna Healthcare proponen poner el foco en el presente «en lugar de aferrarse a archivos como una forma de mantener vivo el pasado», eliminar aquellos recuerdos digitales que nos provoquen sentimientos negativos y apostar por la preservación física creando un álbum de fotos o redactando un diario.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Este podcast es exclusivo para suscriptores. Disfruta de acceso ilimitado
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.