Hedda Hopper Cronista de sociedad y escritora La víbora de Hollywood: «Deberías tenerme miedo»
Fue el terror de los actores de Hollywood en los años cincuenta. Una cronista de sociedad que atacó sin piedad e injustamente a numerosas estrellas, hasta hacer tambalear la carrera de Charles Chaplin y Cary Grant. Llegó a ser casi tan famosa como las figuras a las que persiguió.
Jueves, 19 de Enero 2023, 14:04h
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Hedda Hopper fue siempre una mujer elegante, ataviada con sofisticados sombreros, pero despiadada en sus crónicas de sociedad. Erigida en garante de la moralidad en una época en que los estudios de Hollywood eran 'dueños' de los actores, persiguió, traicionó y criticó con saña a actores como Charles Chaplin, Katharine Hepburn o Cary Grant, por supuesta 'conducta indecorosa'; es decir, por adulterios y homosexualidad en la mayoría de los casos. Su columna de cotilleos publicada en varios diarios tenía treinta millones de lectores, así que podía hundir o convertir en celebridad a quien quisiera. Luego continuó con su lengua viperina en programas de radio y televisión.
La chica de las piernas largas
El verdadero nombre de Hedda Hopper era Elda Furry. Nació en 1885, en Pensilvania, hija de un carnicero. A los 23 años se fue a Nueva York, donde se hizo un hueco en Broadway por sus espectaculares piernas, que también le sirvieron para seducir a DeWolf Hopper, un actor refinado, 27 años mayor que ella y que había estado casado ya cuatro veces. Hedda fue la quinta esposa. Él la puso en contacto con la élite del teatro y el cine, le enseñó dicción y le cambió el nombre. Tuvieron un hijo, Bill, que luego sería actor. DeWolf no dejó de serle infiel. Se divorciaron en 1922. Él murió en 1935. Ella no volvió a tener pareja estable.
Lo quería todo
Durante 20 años, Hedda participó en decenas de películas, pero no llegó a destacar como actriz. Además, siempre gastó más dinero del que ganaba, incluso cuando ya era una famosa columnista que ingresaba unos 250.000 dólares al año (unos dos millones actuales) y la besaba el mismo Clark Gable para las fotos. Pero hubo una época en que su obsesión por gastar en ropa y sombreros, estando divorciada y con un hijo, la colocó al borde de la ruina. Trabajó de modelo, profesora de inglés e incluso como gerente de un servicio de hombres de compañía.
Enemigas íntimas
Hedda solía entretener a sus colegas actores contando cotilleos de las estrellas. Una cronista del Washington Herald le dijo un día: «¿Por qué no escribes eso?» Hedda confesó: «¡Porque no sé ni deletrear!» Le propusieron que dictase sus cotilleos por teléfono. Su sueldo: 50 dólares a la semana. Hedda aceptó. Aquello fue definitivo. En 1937 logró una columna en Los Angeles Times. Hedda tenía 52 años. Entonces la reina del cotilleo era Louella Parsons (en la foto, sentada debajo de ella, junto a Sophia Loren), que escribía en el Examiner. Se convirtieron en rivales y sus duelos eran noticia... y un gran negocio.
Falsa moral
Hedda y Louella en realidad servían a los estudios que las 'compraban' para promocionar a unas estrellas o hundir a otras. Hopper se ensañó con Chaplin. Una joven actriz le contó en 1943 que la había dejado embarazada. La columnista logró llevar al actor ante un tribunal. Aunque se probó que Chaplin no era el padre, la presión hizo que tuviera que pagar una manutención para el niño. En cambio, en el escándalo de adulterio de Ingrid Bergman –que casada, se fue con Roberto Rosellini–, Hedda se puso de parte de la actriz. ¿La razón? Louella lideraba la caza contra Ingrid.
Reinventarse o morir
Cuando el sistema de Hollywood cambió y las estrellas se liberaron de la tiranía de los estudios debería haber acabado la hegemonía de Hedda y Louella, pero las dos supieron reinventarse. Pasaron a la televisión. Hopper fue también el azote de Cary Grant por una 'supuesta' –pero poco disimulada– relación homosexual con el actor Randolph Scott, con quien compartía casa en Malibú.
Activista anticomunista
Hedda Hopper, declarada anticomunista, desempeñó su papel en la caza de brujas y no ocultó nunca sus simpatías políticas. Fue una activa defensora de Richard Nixon (en la foto, con la mujer de este y la actriz Tallulah Bankhead).
Una sonrisa para la foto
Su lengua viperina actuaba por cualquier medio, por lo que ella misma llamaba a su casa de Beverly Hills «la mansión que construyó el miedo». Hedda murió en 1966 de una neumonía. Vivía sola, alejada de su hijo y su nieta y con la única compañía de la familia de sus vecinos.
Final escénico
Helen Mirren (en la foto) la interpretó en Trumbo y Tilda Swinton en ¡Ave, César! El día que Hedda, con 80 años, ya no pudo salir a la calle, se preparaba para ir a una fiesta. Cuando pasaron a recogerla, vestida ya de largo, acostumbrada a ser el centro de las reuniones, se disculpó: «Si sales, tienes que aportar. Si no puedes aportar, no salgas».
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