Benillup, un pueblo en peligro por los desprendimientos del Barranc de Caraita

El alcalde de Benillup, Javier Navarro, asegura que el problema no es nuevo, pues fue alrededor de 2004 cuando se dieron cuenta de que algo estaba ocurriendo con el terreno, aunque añade que las lluvias no les afectan como en otros municipios cercanos y que durante la Dana de septiembre «ha llovido muy bien».

Sin embargo, pese tener unos registros de agua inferiores, esto no ha impedido que la tierra ya haya hecho desaparecer algunos campos de cultivo y advierte, «quedan 10 metros del último bancal». Más adelante, el precipicio se encontrará con las primeras casas.

Desde el primer momento, el objetivo ha sido poner una solución, algo que requiere una obra de ingeniería civil y la ayuda económica de las instituciones. El coste de una actuación de este tipo traspasa cualquier posibilidad para Benillup, que solamente cuenta con un centenar de habitantes.

La Conselleria ya había acudido años atrás, incluso llegó a realizar un estudio geológico necesario para conocer el estado de la tierra, qué es lo que está ocurriendo y cómo actuar al respecto, todo un trabajo que, según Navarro, estaba valorado en dos millones de euros. Sin embargo, el munícipe afirma que nunca más se supo del informe, pese a que ya hace dos años que el consistorio denunció esta desaparición y podría aprovechar, evitando así el sobrecoste de redactar otro con el mismo fin.

Navarro afirma que «el Ayuntamiento no tiene medios ni materiales ni económicos«, pues el primer edil añade que la administración municipal trabaja con presupuestos que rondan los 90.000 euros, por lo que solamente con la realización de este estudio necesario ya »se va el presupuesto de un año«.

En la actualidad continúan en la misma situación, todavía siguen sin saber nada del proyecto. El alcalde asegura que ya han acudido varias veces tanto desde la Diputación de Alicante como desde la Conselleria para estudiar el caso y certificar el problema que ya conocen, «hay voluntad política para dar una solución«, afirma esperanzado el primer edil. La última inspección se realizó durante la primavera, cuando bajaron hasta el fondo del barranco.

Desde la Confederación Hidrográfica del Júcar tampoco quisieron atender a la demanda del municipio, acogiéndose a que existe cierta distancia del río respecto del municipio. «La única respuesta de la Confederación fue que no es cosa de ellos«, explica Navarro, quien califica de »excusas« este desentendimiento.

Por el momento, la única acción viene de Diputación, que destinó una partida para la canalización del agua de los tejados y evitar así que fueran a parar al Barranc de Caraita.