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Luis Candela
Domingo, 12 de abril 2015, 01:15
La historia de este reencuentro sobrepasa fronteras. Miguel Ángel, empresario torrevejense de 36 años, y su hijo Cristian, de 9 años, llevaban más de dos años sin poder abrazarse, ni tan siquiera intercambiar alguna que otra palabra por teléfono. Hasta la semana pasada. Este hombre acusado falsamente de maltrato reconoce que en casa «damos botes» por la alegría que ha inundado de nuevo al chaval, al que su padre ha tenido que recuperar tras varios viajes a Italia. Con mucho tesón y gastando un buen puñado de euros para recorrer buena parte del país mediterráneo, ha sido posible.
El calvario de Miguel Ángel comenzó en diciembre de 2012. Unos meses antes, su expareja y madre del muchacho regresó tras años desaparecida. Alegando una grave enfermedad, el hombre quiso que madre e hijo conviviesen entonces. Sin embargo, el 18 de diciembre, el empresario torrevejense tuvo que dormir entre rejas. El motivo: su expareja lo denunció por unos malos tratos que en los tribunales probó ser falsos. Pese a ello, Lissette S.C. aprovechó para marcharse del país con el chaval sin que llegase a pisar la casa de acogida que las administraciones le procuraron.
Con el rastro de duda eliminado por sentencia y ratificado por la Audiencia Provincial de Alicante, Miguel Ángel inició entonces el camino para dar con Cristian, un viaje que le ha llevado a Italia hasta en tres ocasiones, en una de las cuales sufrió un grave accidente por carretera que casi le cuesta la vida.
«Sin dinero no lo recupero»
Por no hablar también del gasto económico que «he necesitado para recuperar a mi hijo», como relata el protagonista de la historia a este diario, tras negarle la Justicia dar orden a las policías internacionales de localizar al chaval del que ostenta la custodia por sentencia del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Torrevieja. El auto, fechado el 7 de enero de 2014, admite que fue Miguel Ángel quien «durante toda la vida del niño» se ocupó de él.
Los pasos dados llevaron al hombre hasta Italia. En el país sabía que se encontraba su expareja con el menor, aunque sin una dirección a la que dirigirse en un país de casi 60 millones de habitantes. Sin embargo, las pesquisas que inició él mismo con sus recursos, pagando abogado italiano y costeándose varios viajes, obtuvo una pista más que fiable. Brescia. En el norte del estado, a escasos kilómetros de Milán supo Miguel Ángel que residía su pequeño.
Con un domicilio y datos fiables de dónde se encontraba Cristian, su padre partió sin demora a las horas de obtener la valiosa información. Casi 16 horas de viaje necesitó para cubrir los más de 1.600 kilómetros que hay entre Torrevieja y Brescia, pero nada importaba en esos momentos.
Allí se topó con una escena que ya le habían descrito pero que no terminó de creer. La actual pareja de la madre del chaval dejó al menor en un parque, al que llevaba de paquete sin casco en una moto, y allí lo dejó solo. «Hablé con él», relata el padre, «y nos volvimos». «Se me cayó el mundo a los pies», continúa Miguel Ángel, quien vio al menor «con un chándal todo agujereado y sucio» y con el aspecto «cambiado».
Al principio, el muchacho se mostró «introvertido» y dijo al hombre «que le habían contado que le iba a maltratar». Pese a todo, el niño le ha asegurado que «menos mal que me recogiste del parque». Cristian, por el momento, ya ha podido volver con sus «viejos amigos» y la familia que lo crió desde su nacimiento.
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