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J. LUIS ÁLVAREZ
Viernes, 11 de septiembre 2015, 01:13
La evolución humana tiene un nuevo eslabón, el homo naledi, una especie de homínido que vivió hace 2,5 millones de años en Sudáfrica. Un equipo de investigadores, entre los que se encuentran los científicos del CSIC Markus Bastir y Daniel García-Martínez, pudieron separar los restos de al menos 15 individuos de esta especie durante la excavación realizada entre 2013 y 2014 en el yacimiento arqueológico denominado Cuna de la Humanidad, en Sudáfrica.
Durante los trabajos en la llamada 'Cámara Dinaledi', del sistema de cuevas Rising Star de Maropeng, cerca de Johannesburgo, fueron extraídos hasta 1.550 huesos que, tras limpiarlos y clasificarlos, permitieron identificar a 15 homínidos, entre los que había bebés, niños, jóvenes y adultos. Para asombro de los expertos, ninguno de los huesos coincidía con los restos de otras especies homo hasta ahora conocidas. «Estoy feliz de presentaros a una nueva especie del género humano», declaró Lee Berger, investigador de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo, durante una rueda de prensa en Maropeng.
La nueva especie fue bautizada naledi, que significa estrella -'star' en inglés- en recuerdo al lugar del hallazgo. Según publica la revista científica 'eLife', a diferencia de los seres humanos actuales, el homo naledi se caracteriza por tener una estatura especialmente baja, en torno a 1,5 metros los más altos, y un peso medio de 45 kilos -los ejemplares adultos encontrados estarían entre 39 y 55 kilos-. Su capacidad craneal también es pequeña, similar a la de sus predecesores, los australopitecos, pero la morfología de su cabeza es más parecida a la de especies homo tempranas como son los erectus, los habilis o el rudolfensis.
«Tenía un cerebro minúsculo, del tamaño de una naranja, y un cuerpo pequeño y muy esbelto», declaró John Hawks, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison y autor de un artículo publicado en la revista científica. Pese a todo, los antropólogos han determinado que pertenece al género homo por el desarrollo de su aparato locomotor, su capacidad de manipulación de objetos y su sistema masticatorio.
La morfología de los brazos y las manos hace pensar que tenía capacidades para realizar movimientos de muñeca y coger objetos, como los humanos actuales. Sus miembros inferiores y los pies son también parecidos a los del homo sapiens. El naledi carece, además, de la poderosa capacidad de masticación típica del australopiteco y presenta dientes generalmente pequeños. Sin embargo, la parte postcráneal, el tronco, los hombros, la pelvis y el fémur recuerdan al mismo australopiteco.
Sus manos «permiten suponer que tenía la capacidad de manejar útiles», sus dedos estaban muy curvados, mientras que es «prácticamente imposible distinguir sus pies de los de un hombre moderno», destaca el comunicado conjunto de la Universidad de Witwatersrand, la National Geographic Society y el Ministerio de Ciencia sudafricano. «Sus pies y sus largas piernas indican que estaba hecho para caminar durante mucho tiempo», añade.
Los 15 ejemplares de homo naledi encontrados en la cuevas Rising Star representan el grupo de homínidos más grande descubierto hasta el momento en África. Sin embargo, pese a que se datan en 2,5 millones de años, la edad de los fósiles es poco clara, por lo que uno de los próximos retos será fecharlos para tener más información sobre los eslabones perdidos de la evolución, lo que facilitaría nuevos datos sobre la transición, hace unos dos millones de años, entre el australopiteco primitivo y el primate del género homo, antepasado directo del hombre actual.
Hallazgo extraordinario
El Museo de Historia Natural de Londres considera el hallazgo como «extraordinario», pero estas osamentas representan un desafío para los investigadores. Complican un poco más el cronograma de la evolución de los homínidos. «Algunos aspectos del homo naledi, como sus manos, sus muñecas y sus pies, están muy próximos a los del hombre moderno. Al mismo tiempo, su pequeño cerebro y la forma de la parte superior de su cuerpo son más próximos a los de un grupo prehumano llamado australopiteco», explicó el profesor Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres. «La mezcla de características del homo naledi destaca una vez más la complejidad del árbol genealógico humano y la necesidad de llevar a cabo investigaciones más exhaustivas para comprender la historia y los orígenes últimos de nuestras especies», consideró Chris Stringer.
Los investigadores se preguntaron también por las razones por las que las osamentas se encontraban en esta cámara de difícil acceso, en la entrada de una cueva ya conocida. El túnel para acceder a esta es tan empinado y tan estrecho que sólo los investigadores más delgados consiguieron alcanzar el lugar del hallazgo. La estancia «siempre ha estado aislada de las otras habitaciones y nunca estuvo en contacto con la superficie».
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