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EFE
Lunes, 21 de septiembre 2015, 17:03
El hombre que asesinó presuntamente a su pareja en una casa de campo de Torremanzanas y que mutiló y descuartizó su cadáver en octubre de 2013 ha alegado en el juicio que no era consciente de su actuación porque había bebido y tomado drogas, escuchaba "voces" y estaba como "enajenado".
El acusado, Martín R.S., que se enfrenta a una petición de pena de 26 años y 10 meses de cárcel, ha pedido entre lágrimas perdón a la familia de la víctima, de la que ha dicho que no se "merecía nada de esto" porque era "muy buena persona", y ha asegurado que se "cambiaría ahora mismo por ella".
Los hechos, sobre los que tiene que dictaminar un jurado popular, ocurrieron entre las 18 y las 22 horas del 20 de octubre de 2013 en una casa de la partida de Teix, cuando el sospechoso se presentó en el dormitorio de su compañera sentimental, Sorina P., rumana de 26 años, y le propinó supuestamente múltiples golpes en la cabeza cuando estaba acostada en la cama con un hacha o una mancuerna de las que se utilizan para hacer pesas.
Después, según la fiscalía con la joven ya muerta, trasladó su cuerpo hasta el porche de la vivienda y comenzó a golpearlo con el misma hacha y otro instrumento contundente similar hasta descuartizar varias partes del mismo y amputarle un brazo y un pie.
Finalmente, profanó el cadáver de la chica, de 26 años, al clavarle un arpón de pesca submarina en el trasero, introducirle en el ano dos botellas y un palo, y apuntarle un clavo en la zona del útero, de acuerdo con el relato de la acusación pública, antes de dispararle con una pistola y prenderle fuego junto a varios muebles y enseres.
Durante la primera sesión del juicio por este crimen que se celebra en la Audiencia de Alicante, el procesado ha aducido que había consumido cocaína y otra droga para él desconocida junto con alcohol, ese mismo día, por lo que no era "consciente de nada" cuando ocurrieron los hechos.
"No sabía diferenciar la realidad, tenía la paranoia de que me estaba siguiendo un vehículo y oía una voz que me decía 'haz esto'. Todo era surrealista en mi cabeza y yo actuaba como un autómata", ha señalado en medio de un relato plagado de titubeos e imprecisiones que, además, incurría en importantes contradicciones con sus versiones anteriores durante la instrucción del caso.
Solo ha admitido ser consciente de que golpeó a la víctima, a la que él estaba "ayudando a realizar su sueño y terminar su carrera", con el hacha, si bien ha matizado que pensó que era un "muñeco" o un "maniquí".
Aunque los forenses no creen que sufra patología mental alguna, la defensa sostiene que Martín R.S. sufrió un trastorno que alteró su conciencia y su voluntad en el que habría influido un tratamiento con ansiolíticos, su adicción a las drogas y al alcohol y su dificultad para controlar sus "impulsos agresivos", por lo que reclama que se le aplique una eximente y sea derivado a una "clínica de desintoxicación".
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