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Joaquín Andreu Esteban
Miércoles, 9 de diciembre 2015, 01:00
El municipio de San Fulgencio en la Vega Baja cerró ayer de forma trágica el largo puente de la Constitución, conmocionado tras la muerte de una de sus vecinas. La Guardia Civil investiga si se trata de un homicidio.
La fallecida, una octogenaria que vivía sola, fue hallada muerta y con síntomas de violencia a mediodía de ayer al ser echada en falta por los dueños de un bar ubicado en la carretera que comunica la localidad con Guardamar. Las primeras voces de alarma fueron de los responsables del establecimiento al no verla pasar por el restaurante, al que solía acudir, durante varios días. Estos se alertaron, según relataron ayer algunos de los clientes, «al ver durante días ropa tendida a las puertas de su casa y que no la recogía» y percatarse además de que la televisión estaba encendida y no respondía a las llamadas desde el exterior, lo que atribuyeron a que tenía problemas de oído.
Con el miedo de que le hubiera ocurrido algo por su avanzada edad dieron aviso a la Policía Local de San Fulgencio, que acudió con un cerrajero y se encontraron a la mujer tendida en el suelo y con un fuerte golpe en la cabeza, además de que la casa estaba revuelta y con muchos cajones de los muebles abiertos, según relató el alcalde, Carlos Ramírez.
Hasta el lugar de los hechos se desplazaron poco después efectivos del puesto de la Guardia Civil de Guardamar, que fueron los que llevaron a cabo las primeras pesquisas en busca de rastros de lo que parecía apuntar a un robo con violencia que acabó en homicidio. Los agentes esperaron al juez para el levantamiento del cadáver y durante todo el día y hasta primeras horas de la tarde batieron el terreno en busca de posibles huellas de los malhechores. Así buscaron entre los huertos de la casa que ocupaba y enfrente, en el azarbe de riego de la huerta del municipio.
Los vecinos no daban crédito a lo sucedido y lamentaron que fuera víctima de un robo con trágico final «una pobre mujer, humilde, y que no tenía nada, a veces ni siquiera para comer». El primer edil asimismo calificó el suceso que empaño el colofón de un largo fin de semana como una muerte lamentable».
Ramírez explicó que la anciana vivía sola en lo que eran las antiguas instalaciones del matadero municipal que se le habían cedido por parte del Ayuntamiento para que tuviera un lugar donde vivir. «Era una persona humilde que no hacía daño a nadie y hay que tener mucha mala fe para intentar robar a una anciana y si no encuentras nada, acabar con su vida», lamentó. A juicio del mandatario municipal «se ve que pensaban que porque viviera sola y la vivienda estaba alejada iban a encontrar algo valioso cuando era todo lo contrario, vivía de la ayuda de los servicios sociales municipales», finalizó Ramírez.
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