Una nueva vida para el Paraninfo de la antigua Laboral de Cheste
PIEDRAS QUE HABLAN ·
La UPV culmina el encargo de la Fundación Getty, su único proyecto en España en diez años, para que se pueda reabrir el valioso edificio, cerrado hace más de una década: una joya a nivel mundial de la arquitectura moderna
Un monumental edificio, que impresiona desde lejos cuando se cruza por la autovía circundante y apabulla mientras se pasea a su alrededor: es el Paraninfo ... de la antigua Universidad Laboral de Cheste, cerrado hace más de tres lustros, que se asoma ahora a una nueva vida. Maite Palomares, profesora titular de Composición Arquitectónica en la Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de la Universitat Politècnica de València, es la coordinadora del equipo que hace cinco años, bajo la dirección de Carmen Jordá, ganó en un concurso internacional, en reñida competencia con otros grupos de investigadores, un preciado reconocimiento, insólito en España: integrar un grupo de trabajo formado por diversos expertos que, gracias a un proyecto que la Fundación Getty impulsa desde Estados Unidos por todo el mundo, una mejor consideración del patrimonio arquitectónico moderno.
Era la primera vez que los gestores de la Fundación ponían sus ojos sobre nuestro país en esta categoría. Y lo hicieron para incluir una pieza de la Comunitat, ese espectacular edificio destinado a Paraninfo en el campus de Cheste, entre las obras que animaba a rehabilitar en todo el planeta, con la intención de que la obra protagonice lo que denominó «reutilización adaptativa». En otras palabras: que el Paraninfo merece una nueva vida. El primer paso para su reutilización consistía en contribuir desde la Fundación Getty, con una ayuda dotada en el caso de la UPV de 170.000 euros, para que resuciten valiosas joyas a escala mundial que han perdido su uso o están deterioradas. O que reclaman una nueva mirada más piadosa con la conservación de sus valores arquitectónicos: un espíritu que comparten Palomares y los miembros de su equipo de la UPV, integrado por Carmel Gradolí, Pasqual Herrero, Federico Iborra y Fernando Usó, además de Jordán como directora, quienes ganaron aquel concurso convocado para asesorar a la Getty y para reanimar este fantástico ejemplo de arquitectura moderna, cerrado desde comienzos de la década pasada para desolación de los actuales responsables del campus, del alumnado que lo conocieron abierto y de expertos y arquitectos de la Comunitat y del resto de España que llaman a su reapertura.
Todos ellos están ahora de enhorabuena: de momento, el primer paso está dado. El resultado de su investigación invita a reformar el edificio (con un aforo superior a las 5.000 butacas) y darle una nueva utilidad, más allá incluso de la función para la que nació: dar servicio a la antigua Laboral de Cheste, llamada hoy Centro Educativo. Palomares recalca el extraordinario valor del conjunto de piezas que dejó como legado en el campus el arquitecto Fernando Moreno Barberá (Ceuta, 1913-Madrid, 1998), autor de otros estupendos ejemplos de arquitectura moderna, como sus edificios para el antiguo campus de Valencia en la avenida Blasco Ibáñez.
La obra se enmarca dentro el conocido estilo de su autor, el arquitecto Moreno Barberá.
J. Signes
Pero tal vez sea esta colina de Cheste donde su talento se expresó con mayor aspiración de excelencia. Y el Paraninfo, la muestra máxima de cómo la arquitectura de calidad dignifica todo su entorno y emite un mensaje para fortalecer nuestra cultura que, en este caso, se refleja en la consideración de la educación a su mayor nivel en el imaginario social: la que merece edificios de tan poderosa estampa como los repartidos por esta loma de Cheste. Así debería entenderse su Paraninfo, situado al pie de esa ladera, que saluda al visitante cuando ingresa en el campus desde el curso 1970/71, año de su apertura, pero que hoy es una especie de mausoleo a escala gigante. Cerrado, sin uso, con los achaques propios de la edad, como si fuera una pirámide enclavada no en el valle del Nilo, sino en este rincón de Valencia muy rico por cierto en actividad: al lado se alzan tres polígonos, comparte frontera con el circuito Ricardo Tormo y se ofrece por lo tanto, según el acertado punto de vista de Palomares, como una oportunidad para ejercer como núcleo cultural y social para todo su entorno. «Serviría incluso para ofrecer conciertos», señala Palomares.
Ésa sería, a juicio de la profesora de la UPV, una de las nuevas funciones que podría jugar el Paraninfo una vez reabierto, como aconseja su informe a la Fundación Getty, aunque esa siguiente fase del proceso de puesta en valor del edificio ya no está en sus manos, porque corresponde a la Administración, como propietaria y responsable de su cuidado. Su labor, que abre paso a la redacción de un plan director, subraya los indudables méritos de la pieza de Moreno Barberá y anota un elemento clave: cualquier intervención debería tener en cuenta que además de ser una pieza única, se trata de una edificación que contribuye a entender todo el campus en su globalidad. En ese luminoso futuro que Palomares desea para el Paraninfo deberá operar un rol central lo de siempre: el dinero. Invertir desde la Administración para que se materializase ese plan que gestionara de manera cabal las posibilidades de que dispone el edificio. Un plan que permitiría a Cheste contar con un espléndido elemento arquitectónico, por el que se han interesado especialistas de todo el mundo, para actividades de diversa índole, no sólo educativas.
La pieza impresiona por su escala, de orden gigante.
J. Signes
¿Por ejemplo? Por ejemplo, amparada en las magníficas condiciones acústicas de la monumental pieza, como sede para la extraordinaria tradición musical de la Comunitat expresada a través de las numerosas bandas municipales de música. Palomares defiende esta idea, que se recorta en su discurso sobre un telón de fondo global: su pretensión, expresada por la Politècnica en diferentes ocasiones ante la Administración, de otorgar al conjunto de edificios de Moreno Barberá en el campus de Cheste la protección que merece; es decir, que se catalogue como Bien de Interés Cultural (BIC), que permitiría recibir ayudas.
«La arquitectura moderna se tiene que poner en valor», defiende la profesora de la UPV. «No porque sean obras recientes tienen menos mérito, sino al revés», añade. «La arquitectura del Movimiento Moderno tiene un significado cultural valiosísimo porque ayuda a entender la cultura del siglo pasado», observa Palomares, quien añade: «Los arquitectos somos responsables de la tutela del patrimonio arquitectónico». Una responsabilidad que extiende al conjunto de la ciudadanía; de ahí los ingentes trabajos de investigación acometidos por su equipo para cumplir con el encargo de la Fundación Getty. «Hemos estudiado en profundidad sus condiciones constructivas, paisajísticas, energéticas y estructurales, además de las acústicas y de habitabilidad y accesibilidad, siempre bajo el punto de vista patrimonial, tanto material como inmaterial», recuerda la profesora. Y concluye: «El Paraninfo es un patrimonio de la Comunitat y parte de nuestra memoria, una pieza única de arquitectura que sólo necesita que haya voluntad para su reapertura».
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