Un paseo por la casa de Jávea donde Nawja Nimri respira

Hacer de la necesidad virtud. Una máxima que cada cual aplica en su particular toma de decisiones, así en lo personal como en lo profesional, que tiene también una vertiente aplicada al oficio de arquitecto. Dicho en lenguaje más actual, donde otros ven debilidades, hay profesionales que observan fortalezas: es el caso de la escarpada parcela que, con vistas a la imponente bahía de Portixol, el equipo de arquitectura que capitanea el alicantino Pepe Giner empleó para poner a prueba su ingenio y satisfacer a su cliente, un inversor francés que quería dotarse de un chalé en Jávea cuyo sello diferencial radicara precisamente en que conviviera la abrupta geografía de la finca con el espíritu mediterráneo que distingue a la obra que finalmente se levantó. Un monumento a la arquitectura contemporánea... pero también tradicional, porque su vivienda milita en la estirpe de tantas casas ubicadas en esa orilla de la Comunitat rindiendo tributo al dios sol y a la luz blanca que da nombre a toda la costa. El escenario ideal para que Netflix pensara en ella como la vivienda que casi se convierte en un personaje más de su serie 'Respira': porque, en efecto, todo este impresionante espacio respira.

«Respira muy bien, sí», sonríe Giner en conversación con LAS PROVINCIAS. Y respira de acuerdo al código que inspiró su creación: fortalecer el vínculo entre el paisaje, la tradición y el léxico moderno que integra el ADN de su estudio. Lo cual significa ser muy respetuoso con esa idea de ventilación cruzada tan propia de las edificaciones de la zona, que también forma parte de su casa hoy inmortalizada por la plataforma televisiva. En la serie, la casa (llamada CTZ2, las iniciales de su cliente, que luego la vendió a su actual dueño) opera como hogar del personaje central, interpretado por Nawja Nimri: es la presidenta de la Generalitat Valenciana, propietaria de mentirijillas de una vivienda que se aprovecha, como advierte Giner, «de la accidentada topografía». «Lo que en principio parece una desventaja, marca de forma decisiva la morfología del proyecto», opina.

Giner, de 42 años y con toda su vida personal vinculada a Benissa, concluyó este proyecto hace un par de años, luego de superar las mencionadas dificultades que encontró de partida: debía adaptarse a la endiablada geometría de la parcela, un contratiempo que resolvió ubicando la zona de día de la casa y la piscina al mismo nivel superior, «de forma que se aprovechara la orientación sur, que coincide con las mejores vistas hacia el Mediterráneo». Ahí reside también otro elemento clave para el éxito del encargo: apoyarse en la sinuosa serie de plataformas que forman la parcela «para que se deslicen entre sí». «Parecen levitar», observa. En efecto, esa pileta casi parece suspendida en el aire, «volada» como dice Giner, generando la impresión de una piscina 'infinity': un divertido juego arquitectónico que el proyecto cierra mediante una envolvente de cristal bordeando las espectaculares terrazas, otro de los atractivos de su criatura.

Un jardín mediterráneo, «concebido como una continuación de la arquitectura de la vivienda», remata el conjunto. Pura esencia mediterránea, de nuevo. Cipreses dispuestos «de modo que atraviesan las perforaciones de las plataformas resaltando la horizontalidad de la vivienda», una blanquísima piel que replica el efecto que subraya la luminosidad de todo el edificio, respeto reverencial al canon de toda la vida que se resuelve mediante su apuesta por el uso de muros de mampostería en seco... El plató ideal para una serie que combina la oscuridad propia de la tensión de la trama con la brillante luz que despide la casa. El equilibrio de los opuestos, otra lección: hacer de la necesidad virtud y encontrarla en el punto medio.

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