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Dos vecinos de origen asiático pasean por el barrio que se quiere convertir en el 'Chinatown' valenciano.

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Dos vecinos de origen asiático pasean por el barrio que se quiere convertir en el 'Chinatown' valenciano. irene marsilla

¿Chinatown en Valencia?

Los vecinos y dueños de los negocios del barrio de Pelayo se debaten entre la mayor visibilidad que les dará una medida impulsada por menos de 350 personas y el olvido hacia lo tradicional

Jueves, 18 de marzo 2021, 00:44

Luis es un anciano de más de 90 años que ha residido toda la vida en la calle Pelayo. Presidió una extinta asociación vecinal que apretaba las clavijas al Ayuntamiento para tratar de mejorar el barrio. Ahora en la zona hay tres o cuatro agrupaciones de origen chino. «Cada una representa a una ciudad», precisa una vecina asiática. Los alrededores de la estación del Norte cambian al ritmo de la cultura oriental. Queda un reducto de residentes y comerciantes de los de siempre. Algunos ya no se niegan a que la zona se denomine 'Chinatown' si eso va a dar visibilidad y visitantes. Otros muestran su firme rechazo a una iniciativa impulsada desde los presupuestos participativos del Gobierno municipal con el voto a favor de sólo 342 personas.

Fuentes municipales inciden en que la propuesta, dotada ya de 14.000 euros y con un informe de viabilidad, se halla aún en estado embrionario. Se prevé colocar los arcos chinos, pero precisan que tampoco está al 100% decidido que sea en el inicio de las calles Pelayo y Convento de Jerusalem desde la de Xàtiva. Y más a tenor del revuelo generado. Desde luego, el proyecto ha abierto un acalorado debate y algunas heridas. Un ejemplo de ello se da en el estanco que abrió hace 109 años. «Lo fundaron mis abuelos y siempre ha pertenecido a la misma familia. Los comerciantes de aquí somos valencianos, no chinos. Esta fina tiene protección 1 y el trinquet lleva toda la vida», señala Concha Sena. En cambio, su hija Estela sí está a favor del 'Chinatown'.

Como Vicente Cuenca, de la tienda de cómics 'Imágenes', instalada en la calle Pelayo desde hace 31 años. «¡Es que en los últimos siete o diez nos hemos convertido en el barrio chino! Este barrio antes era hasta peligroso, todo lo que sea mejorarlo y atraer gente a la zona, me parece bien».

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Los comerciantes tradicionales subrayan de forma unánime el buen trato con la comunidad china. También los vecinos, aunque recelan de catalogar el barrio como tal. «Negocios chinos hay... pero también de otras nacionalidades y valencianos de toda la vida. Y luego está el trinquet, que tiene más de 150 años y lo estamos tirando por tierra. Había un proyecto de peatonalizar y ensalzar la pilota y, de repente, sale este. No tengo nada en contra de ellos, pero sí de aquello que vaya en detrimento de la cultura de la ciudad», afirma Juan Sánchez, fallero y asiduo a las partidas de vaqueta.

La librería París Valencia surgió, con otro nombre, en Ruzafa en los 70. Lleva más de medio siglo en la calle Pelayo. «Además de los chinos estamos nosotros y más gente, a mí no me gusta. Además, nadie nos ha consultado, nos hemos enterado por las noticias», resalta Ana Oliver, responsable del establecimiento.

Al lado está la papelería que regenta Carlos Martí y que lleva más de tres décadas abierta. «No tenemos nada contra los chinos, que son muy educados y trabajadores, que han contribuido a modernizar el barrio», asegura el comerciante, que carga contra el Ayuntamiento: «Su actuación ha sido mala, tiene razón la gente de la pilota. Deberían potenciar las cosas de aquí. La limpieza de las calles, contenedores... hay muchos detalles que no cuidan. No dan alicientes a que venga gente, faltan aparcamientos y los que hay cuestan una pasta». Es el sentir de la gente de siempre, casi resignada a la transformación de su barrio hacia un fenómeno multicultural donde lo tradicional pierde protagonismo.

El trinquet reactiva su proyecto de habilitar un segundo acceso

Uno de lo anhelos del trinquet de Pelayo, desde que se hizo cargo de la instalación José Luis López, es habilitar un segundo acceso desde la calle Convento de Jerusalem. Se estuvo negociando con dueños de plantas bajas, pero sus altas pretensiones hicieron dejar en suspenso la iniciativa. Esta pretende habilitar un museo permanente de la pilota y, además, adecuar la licencia de actividad de la catedral de la pilota al siglo XXI.

También beneficiaría esto a reducir el acceso de aficionados a la vaqueta en los días de partida a través del restaurante. Desde hace un año, la Fundació que gestiona la pilota de élite también dirige Pelayo, merced a un convenio con José Luis López. Este organismo se ha puesto en manos de blindar el trinquet, y más ahora que ha surgido el proyecto del 'Chinatown', al que ha mostrado su firme rechazo.

Por una parte, como ya publicó ayer este diario, se ha solicitado un informe al Consell Valencià de Cultura (CVC) sobre el valor patrimonial de Pelayo. Con este escrito bajo el brazo, la Fundació pedirá al Ayuntamiento de la ciudad que eleve la protección de la instalación en su Plan General (PGOU), donde actualmente sólo figura como parcela de dotación deportiva.

Además, una vez se ejecutase el segundo acceso, se tramitaría la nueva licencia de actividad. La actual sigue en pie entre hilvanes: cuando Arturo Tuzón decidió dejar de gestionar el trinquet, todas las prisas se debían a que si se cerraba la instalación, luego sería imposible abrirla porque no cumple los requisitos para obtener un nuevo permiso.

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