Llega la lluvia de estrellas de las dracónidas 2022: mejores horas y sitios para verlas

Las lluvias de estrellas son uno de los fenómelos astronómicos más hermosos que se pueden ver. En este mes de octubre, los amantes de la observación podrán reunirse y divisar las dracóndidas. Se trata de una lluvia de meteoros modesta, que genera unos 20 meteoros por hora, con una velocidad de 20 kilómetros por segundo.

El lugar de donde parecen salir las estrellas fugaces se denomina radiante y su localización se suele utilizar para nombrar la lluvia de meteoros. El radiante de las dracónidas se encuentra en la constelación de Draco o el Dragón. El fenómeno de las dracóndidas se produce cuando la Tierra atraviesa el anillo formado por los fragmentos desprendidos del cometa 21P/Giacobini-Zinner, por lo que esta lluvia de meteoros también recibe el nombre de las giacobínidas. Cuando uno de esos fragmentos (o meteoroides) entra en contacto con la atmósfera terrestre, se calcina por la fricción con el aire creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz.

Este fenómeno se da en el mes de octubre y comenzó el pasado jueves día 6. Sin embargo, las lluvias se repetirán hasta el próximo lunes día 10 de octubre. La noche del sábado 8 al domingo 9 será cuando las draconias tendrán una mayor intensidad. Sin embargo, puede que la presencia de la luna llena dificulte la visión de este fenómeno puesto que es preferible que haya una mayor oscuridad para poder verlo.

Respecto a la localización, es preferible estar en un espacio abierto con poca luz y sin obstáculos que dificulten su visión (edificios, montañas o árboles). La utilización de elementos ópticos que nos limiten el campo de visión está desaconsejada por el Observatorio Astronómico Nacional. Pese a que las dracónicas vienen desde la constelación de Draco, se pueden ver en cualquier parte del cielo. Cómo se indica anteriormente, conviene dirigir la mirada a los rincones más oscuros del cielo y girar la vista lo máximo posible de la Luna. Lo mejor es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad.

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