La Albufera recibe un aporte extraordinario del Júcar y el Turia

La Confederación Hidrográfica del Júcar informó ayer de un desembalse de agua en el lago de la Albufera para vaciar en parte los embalses vinculados al Júcar y al Turia antes de la temporada de fuertes lluvias y con motivo de la perellonà, la inundación de los arrozales para la plantación de los campos.

El Plan Hidrológico de cuenca de la Demarcación del Júcar establece los criterios de asignación de recursos, disponiendo que se asignan hasta 30 hectómetros cúbicos al año para caudales ecológicos con destino al parque de la Albufera, a medida que se vaya realizando la modernización prevista de sus regadíos.

Del mismo modo, el sistema Turia establece que los excedentes invernales de este río, estimados en una media de 11 hectómetros cúbicos al año, podrán ser derivados para su utilización como caudal ecológico con destino al mismo parque.

«En el momento actual, la situación de los volúmenes embalsados en ambos sistemas de explotación, Júcar y Turia, hace necesario llevar a cabo desembalses técnicos para ajustar los resguardos estacionales. Eso permite la realización de aportaciones extraordinarias de caudales con destino a la Albufera», indicó ayer la institución, para precisar que se está haciendo a través de las

infraestructuras de distribución de las comunidades de regantes.

El aporte de caudales empezó el pasado día 4 y comprenden 2,2 metros cúbicos por segundo desde la Acequia Real del Júcar, hasta el día 22. Ello equivale a un volumen total de 3,4 hectómetros cúbicos. Sobre el Turia, el aporte es de dos metros cúbicos por segundo a través de las acequias de Favara (por el barranco del Poyo) y del Oro, hasta el día 14, lo que equivale a un volumen de hasta 1,7 hectómetros cúbicos.

Estos volúmenes extraordinarios no computan a efectos de consumos de las comunidades de regantes, ni afectan tampoco a las obligaciones que tienen establecidas en sus títulos concesionales en relación con los aportes ordinarios al lago de la Albufera. Servirán también para paliar la bajada de nivel en el lago que se produce con el llenado de los tancats para la inundación invernal o perellonà, una práctica secular que se realiza todos los años tras la finalización de la cosecha del arrozal.