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Lola Soriano
Valencia
Jueves, 7 de mayo 2020, 23:07
La huerta, esa tierra tan fértil y próxima a los barrios de Valencia y tan desconocida para los que sólo están acostumbrados a pisar asfalto, se ha convertido en estos días de desconfinamiento en un espacio verde abierto para caminar entre las 6 y las 10 de la mañana y las 20 y 23 horas, pero la 'cara b' del hallazgo para muchos de estos espacios naturales es que se están dando casos de robos de parte de las cosechas y destrozos en los campos de cultivo.
Los labradores ya han dado la voz de alarma y explican que una cosa es venir a pasear durante el desconfinamiento por la huerta y otra muy distinta es arrasar con lo que encuentran por el camino.
Esta muestra de incivismo casualmente se ha dado a la vez en la mayoría de zonas de huerta que rodean el casco urbano de Valencia. Es decir, se han dado casos de vandalismo y de robos de cosecha en Campanar (en la partida de Dalt), en los campos de la vecina Paterna, en Font d'En Corts y también en Castellar.
Uno de los labradores que muestra su descontento es Paco Domenech, con terrenos en Paterna, justo al límite con Campanar. «Por la mañana viene gente, pero por la tarde se llena de paseantes esta zona porque confluye la gente de Campanar, de Mislata y de Paterna. La mayoría respeta y sólo vienen a pasear, correr o ir en bici, pero hay algunos que no vienen educados de casa y hacen destrozos», explica.
Detalla que el martes «había sembrado el campo con chufas y al día siguiente vine y parte de los caballones estaban con pisadas. Seguí el rastro y comprobé que habían cruzado mi campo para ir al otro extremo y arrancar matas de las patadas que todavía se están formando». La fechoría se tradujo en 15 ó 20 matas de patatas arrancadas.
El presidente de la asociación de vecinos de Campanar, Pepe Benlloch, explica que un agricultor «el otro día pilló a un hombre paseando con una bolsa de plástico y lo vio coger alcachofas de su campo. Llenó la bolsa. El labrador le llamó la atención y le dijo que daría aviso a la Policía y al final consiguió que las dejase». Benlloch indica que «lo normal sería que no se salgan del camino principal y pueden hacer seis kilómetros, pero que no vayan por caminos agrícolas».
Empar Puchades, presidenta de la asociación de vecinos de Castellar, detalla que «los agricultores se han encontrado con campos en los que faltan cebollas tiernas, alcachofas o lechugas. Pisan campos en barbecho y caballones». Puchades explica que «un labrador le dijo a unas personas que no pasaran por el medio del campo y le contestaron que como no estaba vallado, pasaban». Por eso defiende que «hace falta pedagogía para que hagan un buen uso de los paseo».
Marc Ferri, del colectivo Per l'Horta detalla que «como muchos de los que van a pasear tienen la huerta dentro del kilómetro de sus casas vienen por aquí, pero tienen que pasear con conciencia». Y es que tanto Puchades como Ferri critican que algunos dueños de perros permiten que defequen en los campos o los sueltan para que corran.
Pepe Real, de la huerta de Font d'En Corts, hace un llamamiento al civismo. «La mayoría respeta, pero hay otros que igual se llenan la bolsa de verduras que permiten al perro que deje las heces». Y detalla que «pudiendo ir por la carretera de Font d'En Corts, que hay un buen paseo hasta Castellar, no tienen por qué ir pateando los campos».
Alejandro Ramón, concejal de Agricultura, argumenta que «tenemos la suerte de tener un espacio idílico para pasear por las pedanías y Campanar, pero no se pueden pisar los campos sembrados ni llevarse productos». Para evitarlo, explica «que hay aumento de vigilancia de la Policía Rural del Consell Agrari y de la Policía Local. Además, ha impulsado una campaña de cartelería con el lema 'Cuidem i respectem l'horta' donde se recuerda que no está permitido llevar animales sueltos ni dejar los excrementos; no se puede entrar en los campos; está prohibido coger frutas y verduras sin permiso por escrito del propietario ni depositar escombros.
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) exige más vigilancia en los caminos rurales próximos a Valencia que más afluencia de gente reciben en los paseos durante el desconfinamiento. Lamenta que haya gente que esté aprovechando para coger productos o para pisar los campos y recuerdan que «es una circunstancia que agrava la difícil situación que ya de por sí atraviesan por los problemas de comercialización derivados del estado de alarma». El presidente de este colectivo, Cristóbal Aguado, afirma que «los campos que hay al lado de la ciudad son una propiedad privada que debemos de respetar. Más si cabe tras la actual crisis que ha vuelto a poner de manifiesto la importancia que tiene la agricultura y la necesidad de garantizar tanto una rentabilidad digna como un reconocimiento social». Añade que «puede parecer que robar cuatro cebollas o arrancar una mata de patatas no arruinará al agricultor, pero hay que pensar en las pérdidas sufridas por la repetición de esos hurtos».
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