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Alumnos en un aula de la Universitat de València.
Grietas en la universidad

Grietas en la universidad

El Tribunal de Cuentas pone en tela de juicio las 600 prejubilaciones incentivadas, la opacidad de las sociedades dependientes y el exceso de profesorado en carreras de las áreas de Ciencias, Arquitectura e Ingeniería

Joaquín Batista

Sábado, 21 de febrero 2015, 14:36

Bajan aguas revueltas en los campus. Coincidiendo con la aprobación de las últimas medidas de la reforma universitaria, muy contestada por gran parte de la comunidad académica, el Tribunal de Cuentas ha publicado el informe de fiscalización de las instituciones de 2012, que en algunos aspectos resulta demoledor.

El documento cuestiona procedimientos contables, los entramados societarios de los centros y medidas relacionadas con el personal, planteando una serie de recomendaciones desde la premisa de que hay margen para mejorar la gestión y la rendición de cuentas. Por ejemplo, propone crear la figura del interventor y fortalecer las unidades de control interno.

La idea de aumentar la transparencia universitaria no es nueva. Desde 2010 se habla seriamente de la necesidad de implantar sistemas de contabilidad analítica, que servirían para hacer una radiografía mucho más exhaustiva de cualquier gasto, desde una conferencia hasta el coste real de un título.

Se critican los planes para incentivar la retirada

  • Prejubilaciones alegales

  • Hasta 2012 las universidades impulsaron planes de jubilación incentivada, que permitían al personal (docentes y PAS) retirarse a partir de los 60 años en base a una serie de requisitos percibiendo un incentivo que se sumaba a la pensión, con la idea de igualar la cuantía a la retribución que tenía el beneficiario estando en activo. En España se acogieron 3.828 personas, 609 de centros valencianos, con la única excepción de la Miguel Hernández.

  • El tribunal cifra el coste de esta iniciativa a nivel nacional en 182,9 millones, y la previsión es que una vez finalicen los planes el complemento se paga hasta los 70 la cifra se eleve a 237,7. También dice que no tienen encaje legal al no existir una norma específica distinta a la que se aplica al sector público, con el argumento de que no hay amparo para los incentivos una vez se extingue la relación laboral.

  • Jesús Pastor, portavoz de los rectores valencianos, recuerda que las universidades dejaron de impulsar los programas después de que el tribunal transmitiera sus dudas. Eso sí, reconoce la dificultad de cancelar los pagos a los ya acogidos, con los que existe un acuerdo firmado. La medida se ideó para facilitar la renovación de las plantillas. El tribunal llegó a plantear una denuncia contra varios centros que la aplicaron, si bien en el caso valenciano se archivaron al entender que no había mala praxis con

Se pretendía disponer de una herramienta precisa para ajustar la financiación pública e incrementar el nivel de eficiencia. La necesidad se convierte en exigencia a partir del decreto Wert de abril de 2012, que obliga a tenerlos en funcionamiento, como tarde, el curso que viene. Una de las críticas del documento es, precisamente, que durante el ejercicio fiscalizado ninguna universidad lo había implantado.

También se habló de rendición de cuentas en el informe de la Comisión de Expertos creada por el Ministerio de Educación para aportar ideas de cara a la reforma universitaria. Se hizo en el apartado que proponía otro modelo de gobernanza con la inclusión de más miembros externos a los centros, desde administraciones y colegios hasta personas de reconocido prestigio, creando un Consejo de la Universidad que entre otras funciones asumiría el control presupuestario y pediría cuentas al equipo de dirección.

Hasta la fecha muchas de las ideas de los expertos, entre ellos dos reputados catedráticos de universidades valencianas, no han sido impulsadas, si bien se han aceptado otras medidas como variar la duración de los grados. Por ejemplo, no se ha entrado a valorar el pretendido cambio en la forma de gobierno. Y tampoco se espera un giro radical del Ejecutivo central en este sentido en lo que queda de legislatura, sobre todo con una cita electoral tan próxima.

El tribunal también se hace eco de esta corriente de opinión y se refiere a la necesidad «de cambios dirigidos a una simplificación y reducción de órganos colegiados, una profesionalización y especialización en la toma de decisiones, cambios en el proceso selectivo que eviten corporativismos y una mayor transparencia en la gestión, su control y rendición de cuentas». Si en el caso de los expertos sus planteamientos se apoyaban en sus vivencias y puntos de vista casi todos eran académicos, el tribunal lo afirma tras un extenso análisis que empezó a gestarse a finales de 2012 y que vio la luz la pasada semana.

Pocas horas lectivas

  • más plantilla de la necesaria

  • Dice el informe de fiscalización que en el ejercicio en cuestión se apreció «cierto sobredimensionamiento» de las plantillas en relación al alumnado en algunas ramas de conocimiento al evaluar la carga docente media de los profesores, situada en 24 créditos anuales (240 horas de clase). En la Comunitat Valenciana el principal déficit se situaba en las carreras de Ciencias y en las de Arquitectura e Ingeniería, pues ningún centro alcanzó la media fijada. Eso sí, se compensó con la de otras áreas, como la de Ciencias de la Salud, donde sí se llegaba a rebasar los 24 créditos. El organismo atribuye la carga docente más baja a la Universidad de Alicante.

  • El portavoz de los rectores señala que esta disfunción se debe a «un problema estructural del sistema». «Es difícil la configuración de la docencia cuando la demanda fluctúa, y si hay menos alumnos no se puede prescindir de los profesores funcionarios», explica. Y tampoco pueden adscribirse a departamentos completamente distintos.

  • «Además, la menor carga coincide con los ámbitos en los que mayor caída del alumnado se ha producido», añade Pastor. En su opinión, se podría mitigar esta rigidez a través de un mecanismo de intercambio de docentes entre universidades, una opción que tampoco es sencilla pues dependería de la voluntariedad de los profesionales.

Las cinco universidades valencianas también son cuestionadas en diferentes aspectos. El organismo plantea sus dudas al hecho de que las entidades dependientes o participadas por las instituciones permitan un ahorro a las arcas públicas, además de lamentar la falta de información sobre las mismas para poder realizar el informe. Por otro lado se reclaman menos cambios en los presupuestos, en el sentido de que el dinero previsto al inicio del ejercicio 2012 se incrementó claramente en las cuentas finales.

Además, insiste en una crítica que ya aparecía en informes previos, como el difícil encaje legal de las jubilaciones voluntarias incentivadas los beneficiarios recibían un complemento que se sumaba a su pensión. Por último, se afirma que entonces existía «cierto sobredimensionamiento» en las plantillas docentes de determinadas ramas de conocimiento, como la de Ciencias y la de Arquitectura e Ingeniería. Por otra parte, en 2012 también fueron polémicas las ofertas de empleo público de varias universidades pese a la limitación existente, aunque en este caso fue el Gobierno quien asumió el papel fiscalizador.

La réplica

Los rectores se han mostrado «sorprendidos» ante las críticas que lanza el organismo independiente. Por ejemplo, el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Públicas Valencianas, Jesús Pastor, considera que es «aventurado trasladar que las fundaciones y demás entidades han servido para evitar controles y facilitar determinadas decisiones. Al menos, ningún rector de la Comunitat ha obrado de esta forma», apunta.

Las cuentas se modifican hasta en 590 millones

  • desequilibrio presupuestario

  • La gestión de los presupuestos de las universidades también se crítica en el informe, siendo el ejemplo más claro la cantidad de modificaciones que se fueron realizando a lo largo del ejercicio. A nivel estatal las variaciones fueron, en 2012, del 32%, si bien es cierto que en la Comunitat el porcentaje se elevó hasta al 55%. Se pasó de un presupuesto inicial ente las cinco instituciones de 1.075,3 millones a otro final de 1.667, una diferencia de 591,7.

  • Esto no significa que las universidades consuman más de lo que tienen, pues las variaciones son tanto de gastos como de ingresos. Eso sí, el tribunal recomienda más precisión en las cuentas. A juicio de Pastor, la divergencia se explica en que se incorporan conceptos como el remanente del ejercicio anterior, ayudas para investigación cuyo abono no coincide con la concesión o cuestiones sobrevenidas, sin olvidar que en 2012 los pagos de la Generalitat acumularon grandes retrasos.

El portavoz también señala que «no dependen normalmente del Tribunal de Cuentas, pues tienen una doble fiscalización a través de la Sindicatura de Comptes y la Intervención General, además de auditorías internas. Sin olvidar al Consejo Social, que tiene mucho margen de maniobra, pues por ejemplo debe aprobarnos las cuentas. Estamos muy bien fiscalizados», sentencia.

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