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La estación de Segorbe, en una imagen de archivo.

Los pasajeros del tren Valencia-Teruel viajan en autobús por falta de maquinistas

La incidencia se suma a las 18 limitaciones de velocidad que existen en la línea hasta Zaragoza, donde Fomento aún no ha ejecutado mejoras

ISABEL DOMINGO

Jueves, 14 de abril 2016, 00:01

Autobuses y trenes se han vuelto a dar la mano estos días para dar servicio a los usuarios del ferrocarril debido a incidencias en algunas líneas. Si las lanzaderas ya son habituales en el tren que cubre el trayecto entre Valencia y Castellón, debido a las obras del tercer carril del corredor mediterráneo, ahora se ha sumado la conexión ferroviaria con Zaragoza.

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En este caso (una línea que está pendiente de modernizar desde hace más de una década y para la que apenas se necesitarían 40 millones en una primera fase), la falta de maquinistas ha obligado a la compañía Renfe a sustituir algunos trenes por autobuses, en concreto, tres en los últimos veinte días, según denunció ayer el portavoz de la Plataforma por la Defensa del Ferrocarril, Pablo Justo. «El Ministerio de Fomento no tiene ningún interés en esa línea y la está desmantelando poco a poco; no hace mejoras y tampoco cubre las bajas del personal que se jubila o que sufre una enfermedad de larga duración», criticó Justo.

Ferrmed critica a Fomento por el ninguneo al corredor

  • Malestar en el lobby ferroviario Ferrmed por lo que su presidente, Joan Amorós, calificó de «ninguneo» del Ministerio de Fomento hacia el corredor mediterráneo del que prioriza la rama interior -que pasa por Madrid- frente a la que discurre por el litoral y al que no destina la inversión suficiente.

  • «Todo lo que no pasa por Madrid parece que es un sector de segunda clase, cuando resulta que el Mediterráneo desde Almería a la frontera supone el 50% de la población, del PIB y de la producción agrícola», lamentó participar en una jornada organizada por esta entidad en Málaga.

  • También asistió el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, quien garantizó que las obras de implantación del tercer carril entre Barcelona y Alicante estarán terminadas a finales de 2017, según traslado al presidente de Pro-AVE y vicepresidente de Ferrmed, Federico Félix. La representación valenciana se completó entre otros, con el director general de AVE, Diego Lorente, y con el secretario adjunto de Ferrmed, Francisco García Calvo.

  • Por ello, Amorós, que recordó que las obras deberían haberse terminado en 2016, reclamó que sea 2018 la fecha límite para tener ancho internacional hasta Almería o, de lo contrario, «habrá que plantearse movilizaciones».

  • Por su parte, Gómez-Pomar precisó que existe un problema «de impacto ecológico» para iniciar las obras entre Murcia-Almería debido a que la tortuga mora tiene establecido su hábitat en la zona del eje ferroviario.

Una situación que se suma a las deficiencias que arrastra la conexión ferroviaria entre Valencia y Zaragoza, como las 18 limitaciones de velocidad existentes (algunas de 20 kilómetros por hora y fijadas desde el año 2004).

El déficit de personal se ha traducido en que los pasajeros han tenido que usar hasta tres medios de transporte para desplazarse hasta Teruel. Así, en el caso del pasado sábado, los viajeros subieron a un convoy de Cercanías para hacer el trayecto entre Valencia y Sagunto, que luego sustituyeron por un autobús para el tramo entre este municipio y Segorbe. Una vez aquí las personas que quedaban hicieron transbordo con un microbús.

Una rocambolesca situación que provocó que el viaje se demorase una hora, según indicaron desde la plataforma. Si el recorrido entre Valencia y Zaragoza se prolonga a lo largo de cinco horas y media, en el caso de la capital del Turia con Teruel suele hacerse en dos horas y media. En coche, son cerca de una hora y cuarenta minutos, por lo que el ferrocarril ha ido perdiendo viajeros. Actualmente, medio centenar de personas lo usan a diario.

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Sin oferta de empleo

Otro colectivo, la Plataforma de Defensa del Ferrocarril de CGT, criticó que no saquen plazas de maquinistas en Teruel desde hace años, lo que implica que tengan que adaptar los trenes y el gráfico de trabajo al personal de que disponen, por lo que «si pasa una eventualidad, suprimen un tren de ese día por falta de personal», explicó su portavoz, Juan Ramón Ferrandis.

Por su parte, Renfe confirmó estos hechos y resaltó que «en ningún caso se ha planteado suprimir los servicios en Teruel». Asimismo, señaló que es «independiente» la residencia de los maquinistas «para garantizar la prestación del servicio». Algo que viene al hilo tras la denuncia de los trabajadores -de las que se ha hecho eco la Plataforma por la Defensa del Ferrocarril-, que alertaron sobre la posibilidad de que la compañía que depende del Ministerio de Fomento traslade la residencia de los maquinistas de Teruel a Zaragoza, lo que podría suponer la pérdida de puestros de trabajo y el desmantelamiento de una base en la que actualmente hay una treintena de empleados.

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Sin mercancías

Además, los conductores son de trenes de pasajeros, ya que no hay base de mercancías pues fue desmantelada hace unos años, detalló Justo. Esto provoca que, por ejemplo, en el caso del tren de vehículos que la General Motors transporta semanalmente al Puerto de Valencia, el convoy tenga que esperar tres horas en la estación de Teruel hasta que llega un conductor desde Valencia para llevarlo a su destino.

Respecto a esto, Renfe afirmó que tiene «la obligación de optimizar sus recursos por lo que ubicará a su personal de la manera más adecuada para garantizar la prestación del servicio a los viajeros y atendiendo a razones de operatividad y maximización de su personal».

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Por ello, tanto Justo como Ferrandis mostraron su preocupación por el desinterés de Fomento en una línea en la que todavía no ha ejecutado las mejoras anunciadas, es decir, la instalación del tren-tierra, un sistema de comunicación que permitiría operar con el control de tráfico centralizado entre las estaciones de Teruel y Cuarte de Huerva, es decir, controlar el servicio ferroviario desde el puesto de mando. Adjudicado el pasado enero por 4,4 millones, y con un plazo de ejecución de las obras de 18 meses, los trabajos aún no han comenzado.

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