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El Segura se desangra

La cuenca ha perdido un 42% de agua desde el año 1980 por el cambio climático. Los datos de la CHS muestran una evolución sostenida a la baja donde la merma anual llega ya a los 245 hectómetros

Manuel Buitrago

Sábado, 15 de octubre 2016, 01:32

Nadie duda de que cualquier tiempo pasado por agua fue mejor. Sobre todo para la cuenca del Segura, que se desangra debido a un ritmo de aportaciones cada vez más debilitado. Las estadísticas de la Confederación del Segura (CHS) al cierre del último año hidrológico reafirman esa tendencia, de tal forma que la merma de las aportaciones reguladas brutas (el agua acumulada en los embalses) se hace cada vez más notable. Desde el año 1980 -que se toma como principal referencia en los estudios de planificación hidrológica- la cuenca del Segura ha perdido un 42% de aportaciones, en comparación con el ciclo anterior de los años 1930-1980.

Semejante reducción está asociada a la falta de lluvias como consecuencia del cambio climático. Ese 42% representa 245 hectómetros cúbicos anuales menos de promedio. Es un volumen importante, tanto que equivale a todo el caudal recogido en los pantanos en los últimos doce meses. Entre 1930 y 1980 se registró una media de 572 hectómetros; que ha bajado a los 327 en los últimos 36 años.

Muy irregular

La cuenca ha atravesado otra anualidad de sequía atroz, aunque no ha sido la peor del último ciclo: el récord de escasez se batió en 1995, con tan solo 134 hectómetros. También fueron nefastos los años 1999, 2001 y 2004. Hubo una remontada en 2012, que fue el mejor año de esta serie corta, y sus efectos han durado hasta ahora debido a la regulación plurianual.

Hablando de récords, el mejor año hidrológico fue el de 1946-47, cuando entraron 1.292 hectómetros en los embalses. El mes más favorable fue abril del ejercicio anterior, cuando se almacenaron 268 hectómetros. A la contra, el peor mes de los últimos 86 años fue julio del 1969, cuando solo entraron 2,7 hectómetros.

El inicio de las penurias hídricas de la cuenca del Segura coincidió con la llegada de las primeras aguas de la cabecera del Tajo. Los mayores desembalses se realizaron entre 1995 y 2005. En el anterior calendario hidrológico se enviaron 193 hectómetros para los abastecimientos y los regadíos, el sexto volumen más bajo de la historia del acueducto. Con el vigente Memorándum se han derivado casi 1.000 hectómetros en los tres últimos años hidrológicos. En los 38 años que lleva funcionando el trasvase se han transferido 12.336 hectómetros cúbicos a la cuenca del Segura, lo que equivale a una media anual de 324 para los usos urbanos y agrícolas.

El descenso de las reservas en los embalses de Entrepeñas y Buendía se ha frenado en los últimos días, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Tajo. Los caudales instantáneos de entrada son de 23 metros cúbicos por segundo. El sistema de cabecera almacena 437 hectómetros, casi el doble que la totalidad de la cuenca del Segura. La demarcación del Tajo acumula 5.414 hectómetros.

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