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Otra Navidad sin regalos

No es la primera vez que desde estas líneas hemos criticado y denunciado cómo el renovado centralismo del Consell de Puig y Oltra deja en un segundo plano los intereses y necesidades que Alicante tiene

PEDRO LÓPEZ

Domingo, 18 de diciembre 2016, 10:56

No es la primera vez, y mucho me temo que no será la última, que desde estas líneas hemos criticado y denunciado cómo el renovado centralismo del Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra deja en un segundo plano los intereses y necesidades que la provincia de Alicante tiene. El actual jefe del Consell anunció cuando llegó a la Presidencia de la Generalitat que su apuesta era la bicapitalidad para la Comunitat Valenciana. En aquel momento, no se entendieron muy bien sus palabras porque nadie tenía claro a qué se refería. Ahora sí. Esa anunciada bicapitalidad, defendida por algunos como claro ejemplo de que este Consell sí se acuerda y tiene en cuenta a Alicante y, no lo olvidemos, a su provincia, ha quedado en una declaración de intenciones absorbida por una fuerza centrípeta, en papel mojado por un temporal de centralismo. Se limita a celebrar el 9 dOctubre en Valencia y el Día de la Constitución en Alicante. Pues muy bien.

Esta situación de abandono y discriminación, que algunos también achacan más a una sensación y a un victimismo injustificado, resulta más indignante cuando queda cuantificada como ha hecho esta semana el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca). Este lobby, cuya labor de análisis y estudio de todos aquellos aspectos que rodean la economía alicantina hay que poner en valor, ha puesto cifras a la infrafinanciación y a la falta de inversiones por parte de la Generalitat Valenciana en la provincia de Alicante.

Según el informe presentado este viernes por Ineca, la Generalitat mantienen la tendencia iniciada en 2011 de reducir las inversiones territorializadas, que son aquellas en las que se fija a qué se destinará el dinero presupuestado, hasta dejarlas para el año que viene en un 34,2% del total previsto.

Es cierto que la tendencia recortadora del Gobierno autonómico comenzó en 2011, cuando gobernaba el PP, pero también lo es que se ha mantenido en las cuentas de 2016 y 2017, ya con el PSPV y Compromís al frente del Consell.

Ineca explicó esta semana que de los 491 millones de euros destinados a inversiones, 323,5 millones quedan a la «discrecionalidad» de la Generalitat. El resto, se distribuirá de manera territorial y de esa cantidad, a la provincia de Alicante llegarán 53,5 millones de euros, nueve menos de lo que le correspondería por población (3,4% menos que en 2016) y 1,9 millones menos en función del Producto Interior Bruto (PIB). Estas cifras se suman a las de años anteriores y dejan el déficit inversor de la Generalitat Valenciana en la provincia de Alicante en los 267,6 millones de euros desde el año 2008.

La voz de Ineca no es la única que pone de manifiesto esta situación. El pasado jueves fue Toni Mayor, presidente de la la patronal hotelera Hosbec, quien aprovechó el brindis navideño para criticar de una manera muy gráfica la política inversora de la Generalitat y alertó de «la tentación de poner todos los huevos en la misma cesta del Cap i Casal» porque «en esa cesta ya no caben más huevos». Francisco Gómez, presidente de la patronal Coepa, respaldó su petición de más inversiones para todas las comarcas de la provincia.

No obstante, esta exigencia de más inversiones para Alicante no hay que trasladarla únicamente al Gobierno de la Generalitat Valenciana, también hay que hacerlo llegar al Ejecutivo central, que mantiene la infrafinanciación hacia la Comunitat y que sigue sin concretar la llegada de inversiones imprescindibles para infraestructuras fundamentales para el desarrollo económico regional, como el Corredor Mediterráneo. En este sentido, los empresarios más importantes de la Comunitat (Roig, Boluda, Arias...) escenificaron, por segundo año consecutivo, su reivindicación del Corredor con una visita al enlace ferroviario de La Encina.

Esta conjunción de peticiones, reclamaciones y revindicaciones a las puertas de la Navidad tiene mucha similitud con la carta que de pequeños escribíamos a los Reyes Magos o a Papá Noel: casi nunca nos traían lo que pedíamos. A Alicante le ocurre lo mismo, no se acuerda de ella ni el Gobierno central ni tampoco el Consell. Un año más, tendrá que conformarse con un saco de carbón.

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