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Domingo, 21 de junio 2020, 13:05
Más de tres meses después los aeropuertos españoles empiezan la vuelta a la normalidad. El fin del estado de alarma y la recuperación de la movilidad nacional y parte de la internacional tienen una repercusión clara en los aeropuertos. Ayer, Manises aumentó su tráfico con la operación de doce vuelos con origen y destino a distintos puntos de la Unión Europea y el espacio Schengen.
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La actividad se incrementará a partir del próximo fin de semana que es cuando comenzarán a funcionar las nuevas rutas para la temporada de verano. Durante los tres meses pasados el aeropuerto, según explicaron fuentes de Aena, se ha estado preparando para la nueva normalidad. Ayer fue la primera prueba de un proceso que la empresa que gestiona los aeródromos españoles considera que será lento.
El primer vuelo que aterrizó en Manises lo hizo sobre las nueve de la mañana y durante toda la jornada se fueron produciendo las doce salidas y llegadas previstas, una cifra muy alejada a la que suele ser habitual en estas fechas del año, pero muy superiores a las de hace unas semanas con las fronteras cerradas. El mes de junio del año pasado pasaron por el aeródromo valenciano más de 780.000 pasajeros.
Cuatro de los vuelos que aterrizaron en Manises procedían de aeropuertos españoles (Barcelona, Ibiza, Palma de Mallorca y Lanzarote), mientras que otros dos tenían su origen en Zurich y Amsterdam. En total, Aena tenía previsto que durante la jornada de ayer se produjeran un centenar de vuelos en los aeropuertos españoles, aunque se contabilizaron unas 650 operaciones (salidas y llegadas). Un vuelo proveniente de París (Francia) y otro de Milán fueron los primeros que acogió el aeropuerto madrileño, mientras que en Barcelona, en El Prat Josep Tarradellas, el primer vuelo internacional tenía como origen Berlín.
Hasta ayer, las llegadas que recibía España eran de terceros países, de una lista limitada. Los desplazamientos estaban justificados por situaciones como expatriaciones, por motivos de trabajo o de residencia.
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Fuentes de Aena destacaron que durante estos meses se han extremado las medidas para asegurar la seguridad de los pasajeros. En primer lugar, el uso de las mascarillas es obligatorio en todo el espacio. Por otro lado, se ha instalado abundante señalética y en los mostradores se han colocado mamparas de metacrilato para evitar la expansión de la enfermedad. El Gobierno también obliga a que en esta nueva etapa los datos de los pasajeros queden registrados en una base de datos y así poder contactar con ellos si se detecta un caso positivo en el mismo vuelo.
Las pantallas y la megafonía repite de forma constante mensajes recordando la necesidad de guardar las distancias y otras medidas de seguridad. Hay también dispensadores de hidrogel en los controles de acceso y en los aseos y se han reorganizado los flujos de los pasajeros. Una de las mayores novedades es que Aena ha instalado en Manises una cámara termográfica para el control de temperatura de los pasajeros. Se trata de un dispositivo que es más ágil que el procedimiento utilizado hasta el momento. Los viajeros van pasando ante una cámara y empleado controla las marcas de forma que se puede apartar a los que tienen fiebre.
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Junto a ello, también se está realizando una inspección visual de los pasajeros y, además, estos tienen que rellenar la conocida como PLC (Passenger Local Card). Se trata de unas hojas en las que tienen que apuntar sus datos personales, si han estado en contacto con alguien que haya contraído la enfermedad y señalar dónde estarán localizados para poder establecer la trazabilidad si se contagian. También se les proporciona unos teléfonos a los que llamar si se contagian.
Si algún visitante no supera alguno de estos controles, el viajero pasará a ser atendido por un médico de Sanidad Exterior que, según el diagnóstico, podrá derivar al paciente al servicio sanitario. Fuentes de Aena indicaron que en estos momentos el objetivo es recuperar la operativa que había antes de la pandemia antes que buscar nuevas rutas.
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Está tímida recuperación del turismo nacional apenas se notó el primer día tras decaer el estado de alarma pero el sector espera que poco a poco, y en especial a partir de julio, se incremente la actividad y vecinos de otras autonomías no solo llenen las playas sino que también contribuyan a que el comercio del centro histórico y de grandes superficies comerciales comience a despegar.
En el centro comercial Arena de Valencia, que se estrenó ayer con el primer domingo abierto de la temporada de verano, no todas las tiendas lucían abiertas y aunque había cierta actividad continúa siendo mucho menor que en la misma época del año en otros ejercicios. «Este fin de semana nos lo tomamos como un entrenamiento de lo que está por venir», aseguró una trabajadora de un comercio, que consideró que cada domingo que pase «el trabajo va a ir aumentando poco a poco».
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En el centro de la ciudad de Valencia ocurre una situación similar ya que, aunque se ha notado la mayor presencia de ciudadanos en locales y restaurantes, la normalidad aún no se ha recuperado en una zona acostumbrada a albergar miles de turistas en cualquier época del año. Los propietarios tienen claro que los recibirán con los brazos abiertos para así tratar de salvar parte de la temporada.
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