El canal Júcar-Turia ya lleva de nuevo agua del primero hasta la planta potabilizadora La Presa, en Manises, que abastece parte del suministro de Valencia y su área metropolitana. En un tiempo récord, los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar han realizado las instalaciones pertinentes para salvar una situación comprometida, tras desaparecer el pasado día 29 de octubre el acueducto de dicha conducción hidrológica sobre el barranc de l'Horteta, en Torrent.
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La solución de urgencia consiste en un by-pass, con varias tuberías, para bombear caudal suficiente de un lado a otro del canal interrumpido por la violenta riada.
Este canal entró en funcionamiento a finales de los años setenta con una doble misión: abastecer de manera preferente el abastecimiento urbano de la capital valenciana y el área metropolitana a su alrededor y atender necesidades de riego agrícola de unas 25.000 hectáreas de cultivos a lo largo de sus 60 kilómetros de recorrido, desde Tous a Manises.
Hasta la puesta en servicio de esta obra, Valencia bebía por entero del río Turia y la gran mayoría de las poblaciones de l'Horta se surtían de pozos con exceso de nitratos. Algunas de las poblaciones que son atendidas hoy por esta vía no contaron con red propia de agua potable de calidad hasta principios de los años ochenta, tras asegurarse el envío de caudales desde el Júcar.
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En la actualidad, Valencia se abastece en un 60% de la planta potabilzadora situada junto a este canal en Picassent, la cual no ha sufrido problemas por las riadas e inundaciones; el 40% restante proviene de la veterana planta La Presa, en Manises, desde siempre alimentada por el Turia, pero al mismo tiempo socorrida por aportaciones que le llegan por el mismo canal.
Se da la circunstancia de que los técnicos encargados de este sistema de potabilización prefieren el agua del Júcar a la del Turia por su calidad. Además, los parámetros de calidad del Turia han empeorado ahora como efecto de las recientes riadas: su agua está más turbia y es más complicado y costoso depurarla. La solución era reponer cuanto antes el servicio a través del canal gravemente accidentado, lo cual se ha hecho en muy pocos días, cosa que es de celebrar por parte de todos: rapidez y eficacia, cuando tantas veces se aletargan soluciones necesarias para problemas que se plantean inesperadamente y tardan en solventarse. De ahí que en el entorno de los usuarios del canal se haya celebrado especialmente la puesta en marcha de este bombeo de urgencia que supone un remedio esperanzador, mientras se vayan realizando las obras para reponer el acueducto desaparecido.
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De manera particular se ha celebrado la prontitud de la reparación provisional por parte de los agricultores que están directamente perjudicados, los ubicados entre Torrent y Manises, ya que, con el canal roto, veían un negro panorama para dentro de un tiempo, cuando vayan entrando de nuevo en temporada fuerte de riegos.
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Hay que tener en cuenta que en muchos casos se trata de comunidades o agrupaciones de regantes que dependen por entero del agua de este canal o, a lo sumo, disponen de pozos con pobres caudales, por lo que precisan combinar ambas procedencias a fin de garantizar las dotaciones mínimamente necesarias de sus cultivos.
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Aunque en estos momentos no hace falta regar, tras las fuertes lluvias generalizadas, es preciso prever que dentro de unas semanas, y mucho más dentro de pocos meses, habrá de nuevo fuerte demanda, por lo que es bienvenido el by-pass ideado. Aunque sólo se aporte una parte del caudal anterior, con buen entendimiento se puede repartir lo que haya disponible para ir superando unas circunstancias tan adversas.
Conforme pasan los días van descubriéndose nuevas incidencias y averías provocadas por las lluvias torrenciales del pasado día 29. Uno de los últimos problemas graves en darse a conocer es la inutilización del canal de Benagéber, que abastece los riegos (y también algunos usos de agua potable de poblaciones) en la comarca del Camp de Túria.
Como consecuencia de las fuertes precipitaciones y las consiguientes torrenteras generadas en el entorno del canal, se produjeron desprendimientos de rocas y tierras de laderas circundantes que han rellenado más de medio kilómetro del cauce y al parecer han roto parte de sus paredes de hormigón. Para hoy está prevista una reunión en la CHJ en la que se decidirán las obras urgentes que se han de acometer para acortar al máximo posible el tiempo en que la conducción esté fuera de servicio.
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