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Vista del frente litoral de la Albufera. Jesús Signes

El mar de la Albufera también agoniza

Los expertos advierten de la degradación y reclaman más estudios y protección

Juan Sanchis

Valencia

Lunes, 10 de mayo 2021, 00:05

Al hablar de la Albufera parece que todo sean arrozales, puestas de sol, aves... Pero es algo más. A veces se puede olvidar que hay una abundante vida marina en el frente litoral del parque. Y muchos de esos hábitats están amenazados.

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SeoBirdlife ... ha reunido recientemente a un numeroso grupo de expertos en la vida marina de la Albufera. Y todos ellos coinciden. Estamos ante un gran desconocido que se encuentra tan amenazado o más que la vertiente terrestre.

La franja litoral está inmersa en un proceso de degradación que se ha intensificado en las últimas dos décadas y hasta ahora desde la administración se han tomado muy pocas medidas para asegurar su preservación.

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Pablo Vera, técnico de Seo Birdlife, explicó que la franja marina está esperando desde hace años un plan de gestión que permita elevar la protección a zona de especial conservación (ZEC).

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La Albufera fue declarada Lugar de Interés Comunitario (LIC) e incluido en la Red Natura 2000 en 2006. La UE da seis años de plazo para presentar la documentación y pasar al nivel superior de protección (ZEC), un sexenio que la administración cumplió y aún se continúa a la espera.

La Conselleria de Emergencia Climática inició en diciembre los trámites para la protección de este espacio dentro del proceso de revisión del plan de ordenación de recursos naturales de la Albufera (PORN). Pero la tramitación puede aún demorarse varios años.

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Al tiempo que se no aumenta el nivel de protección existe un gran desconocimiento sobre esta franja marina. Se empiezan a tener algunos datos, pero los estudios se encuentran todavía a un nivel muy elemental.

Vera destacó, en este sentido, «el escaso conocimiento científico» que se tiene sobre lo que ocurre y con esa webinar la entidad ecologista ha querido dar un primer paso. «Queremos saber qué esta pasando, qué especies de fauna y flora existen, en qué estado se encuentran para que a partir de ahí se puedan tomar las medidas necesarias», explicó.

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Consecuencia de este desconocimiento es que prácticamente no ha habido gestión de estos espacios. Vera puso como ejemplo la incongruencia de que exista una reserva pesquera que afecta a los profesionales, y que respetan, pero no a los aficionados, que a veces son más dañinos.

La franja que debería ser regulada se extiende hasta unos tres kilómetros mar adentro y ya aparecía recogida cuando la Albufera fue declarada LIC.

José Tena, director del Imedmar (Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina) de la Universidad Católica de Valencia, advirtió de que desde hace dos décadas las praderas de posidonia están en regresión. 

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Conservar estas praderas suponen tener una fuente de oxígeno junto a la costa (el 60% del que respiramos lo produce la posidonia). Además, es un espacio de biodiversidad donde crían y se alimentan numerosas especies como el pulpo o la sepia y también, explicó Tena, genera arrecifes barrera que contribuyen a mitigar el oleaje y preservan las playas de la degradación.

Tena destacó, en esta línea, que en el último medio siglo han desaparecido estas praderas frente a la Albufera, aunque todavía quedan matas dispersas con capacidad para sobrevivir que habría que preservar.

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Una de las especies que depende de estas praderas es la nacra (Pinna nobilis), un bivalvo catalogado recientemente como en peligro crítico en España y para el que, a pesar de la obligación y necesidad de protección, no se conoce la situación actual en este espacio, lo que impide adoptar las medidas específicas.

Esta degradación de la posidonia tiene varias causas, todas ellas relacionadas con la acción antrópica. Una de ellas han sido las obras de regeneración de las playas con aportes de arena. También puede haber influido la construcción de estructuras artificiales (como puertos o espigones) que han modificado las corrientes marinas.

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Los incendios forestales han jugado su papel ya que la pérdida de masa forestal favorece la erosión. Cuando hay lluvias torrenciales hay más arrastres que enturbian los aportes al mar. A todos estos factores, según Tena, habría que sumar la presencia de emisarios submarinos y los vertidos que sin control pueden acabar en el mar.

Aves en peligro

La situación tampoco es muy halagüeña para las aves. Pablo Vera explica que desde 2008 se ha notado un fuerte descenso en las colonias de las principales especies marinas. La caída se puede contabilizar en el entorno del 90% y Vera la vincula el descenso al «efecto sombra» que causó la ampliación del puerto.

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El científico apuntó de que «especies por las que la Albufera está protegida, como el charrán común, el charrán patinegro, el charrancito y la gaviota picofina han sufrido fuertes descensos desde el año 2008, mientras que la pardela balear, una especie en peligro de extinción en España, cada vez aparece menos«.

El caso de la pardela balear es preocupante por su estado de conservación. En los momentos álgidos se llegaron a contabilizar colonias de 2.000 ejemplares.

La evolución positiva de las aves comenzó a mediados de la década de los noventa del siglo pasado con la puesta en marcha del Racó de l'Olla. Esta tendencia al alza se truncó a fines de la primera década del siglo XXI.

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El problema, detalló Pablo Vera, es que la presencia de las aves, que se encuentran en los niveles superiores de la escala trófica, «es indicador de lo que puede estar pasando, del deterioro que están sufriendo especies más pequeñas o crustáceos de las que se alimentan las aves en época de cría«.

En el fondo, según explicaron desde SeoBirdlife, se trata de un problema de disponibilidad de alimentos. Cuando las aves lo encuentran fácilmente anidan en ese espacio. En caso contrario, buscan otros lugares. Y eso es lo que parece estar sucediendo en la franja litoral de la Albufera.

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Los investigadores se preguntan por las causas por las que se abandonan estas zonas. Las respuestas todavía no son concluyentes pero apuntan a la grave degradación que ha sufrido la zona. «El efecto sombra de la ampliación del puerto ha reducido las corrientes lo que ha facilitado que se acumule la contaminación», apuntó Vera.

Estos vertidos contaminantes pueden producir anoxia (falta de oxígeno) en las capas superiores marinas y aniquilar cualquier forma de vida. De esta forma, no se encuentran almejas, crustáceos y otras especies marinas que constituyen el alimento fundamental de las aves.

A todos estos factores se suman otras causas relacionadas con el cambio climático como el incremento de la temperatura marina y su repercusión en la flora y fauna.

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