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Las autoridades sanitarias han detectado un incremento del consumo de hipnosedantes y analgésicos opioides entre menores por la falsificación de recetas médicas y el fácil acceso que tienen algunos adolescentes a estos fármacos en sus domicilios. En 2022 y lo que llevamos de año, ... el Colegio de Farmacéuticos de Valencia ha enviado un total de 44 avisos a sus colegiados en relación con recetas falsas y el robo de talonarios o sellos médicos.
«Los medicamentos con prescripción médica están indicados para condiciones muy específicas, y las recetas falsas más habituales son de psicótropicos, agentes químicos que actúan sobre el sistema nervioso central, lo cual trae como consecuencia cambios temporales en la percepción, ánimo, estado de conciencia y comportamiento», afirma Victoria González de Buitrago, vocal responsable de Deontología y Relaciones Internacionales del Colegio de Farmacéuticos de Valencia.
De los 48 avisos a las farmacias de Valencia, 34 fueron por recetas falsas (13 de Rivotril, 9 de Toseína, 5 de Zolpidem, 3 de Stilnox, 2 de Rubifen, 1 de Sedotime y 1 de Trankimazin), 9 alertas correspondieron a sustracciones de sellos médicos y 5 sobre hurtos de talonarios.
Estos fármacos se utilizan para el tratamiento de enfermedades neurológicas o psiquiátricas. Los médicos los prescriben para pacientes que sufren estados depresivos, trastornos bipolares y episodios de psicosis, entre otros.
«Se trata de medicamentos que pueden causar graves daños al organismo si se administran para usos distintos a los indicados, y en el caso de abuso pueden provocar incluso la muerte», advierte González de Buitrago. «El peligro de estos medicamentos es que producen un alto nivel de dependencia y adicción si no hay un pertinente control médico», añade la farmacéutica.
Consciente del riesgo que supone que los menores tengan acceso a estos fármacos, el Colegio de Farmacéuticos de Valencia aconseja no conservarlos en el botiquín doméstico y depositarlos, una vez terminado el tratamiento, en un punto del Sistema Integrado de Gestión de Residuos de Medicamentos (SIGRE) en la farmacia más cercana.
Inspecciones en farmacias
El departamento de Inspección Colegial y Deontología del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, que tiene como finalidad velar por el buen ejercicio de la profesión, realiza inspecciones en farmacias y recibe notificaciones de las autoridades sanitarias cuando detectan casos de mala praxis, falsificaciones de recetas o sustracción de sellos.
La cantidad de envases y las prescripciones de hipnosedantes y analgésicos opioides son siempre motivo de sospecha cuando el paciente no es cliente habitual de la farmacia o presenta una receta con alguna anomalía.
«Ante cualquier sospecha consultamos si el medico está colegiado o nos ponemos en contacto con el Colegio de Médicos, y si aún estando colegiado tenemos dudas, nos ponemos en contacto directamente con el médico para confirmar que ha realizado dicha dispensación y que conoce al paciente», explica González de Buitrago.
La mayoría de recetas falsas se prescriben siempre de determinados medicamentos psicotrópicos (Zolpiden, Rivotril, Stilnox y Rubifen), anabolizantes (Testex, Deca-durabolin), estupefacientes (Targin y Durogesic) y otros que contienen codeína como la toseína, un fármaco utilizado para el tratamiento de la tos seca y que jóvenes toxicómanos lo consumen tras mezclarlo con refrescos.
El Colegio de Farmacéuticos de Valencia colabora con las autoridades y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en los casos que les piden información, y en ocasiones es la propia institución la que alerta de malas praxis o actuaciones negligentes para que la Policía o la Guardia Civil investigue el posible delito.
Hace dos semanas, la Guardia Civil desmanteló en Pedralba un punto de venta de sustancias estupefacientes y medicamentos derivados de psicotrópicos tras detener a una médica, su hijo y otros dos jóvenes como presuntos integrantes de un grupo delictivo.
Las investigaciones comenzaron el verano del año pasado cuando la Policía Local de Pedralba socorrió a varios menores que sufrieron graves intoxicaciones tras consumir medicamentos derivados de la benzodiacepina, una sustancia psicotrópica utilizada para mitigar estados de ansiedad y crisis de epilepsia, además del insomnio y la abstinencia alcohólica.
Los agentes de la Policía Local de Pedralba intervinieron a los menores varios frascos de Rivotril, un medicamento con propiedades relajantes, sedantes, hipnóticas y estabilizadoras del estado de ánimo. Tras las primeras pesquisas, la Guardia Civil de Ribarroja identificó al joven que vendía los fármacos en Pedralba, cuya identidad responde a las iniciales D. T. S., pero no lo detuvo hasta averiguar si había más personas implicadas en los hechos.
Meses después, los investigadores lograron identificar y detener al individuo que le facilitaba los ansiolíticos: el hijo de una médica que reside en Alboraia. Este joven conseguía los medicamentos con las recetas que prescribía su madre y acudía a varias farmacias para no levantar sospechas.
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