El profesor Alfonso Valverde, responsable del Programa de Donación del Cuerpo a la Ciencia de la Universitat, destaca que aunque es imposible trazar un perfil tipo de los participantes, sí se puede encontrar algún rasgo común.
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«La gran mayoría de los donantes coinciden en ... señalar, cuando se registran, que su motivación es servir de ayuda. Es el convencimiento de que pueden ser útiles incluso después de la muerte con lo único que pueden hacerlo: su cuerpo», explica a LAS PROVINCIAS, justo antes de defender que la donación «es uno de los actos de mayor generosidad hacia el prójimo que pueden existir».
Además, confía en que los «lamentables hechos conocidos, que no pueden producirse en esta universidad por las características de su programa, no ensucien algo tan grande». También traslada una reflexión. «Igual que no dejaríamos de pensar que donar sangre es importante aunque se destapara una red de tráfico ilegal de bolsas de sangre, no debemos dejar de confiar en los programas de donación por los hechos que han trascendido», insiste.
«Sólo hemos de tener la precaución de acudir a los que ofrecen las máximas garantías éticas y de respeto al donante y a su familia», añade, en referencia a los incluidos en el programa nacional, como el de la UV. Por último, recuerda que el trato a los cuerpos es de respeto total: «Los estudiantes saben el valor que tienen en su formación».
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