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La sangre de 11 valencianos derramada por ETA sigue fresca tras su cese de actividad. Las familias de José Gómez Trillo, José Antonio Merenciano, Jesús Ordóñez, Emilio Juan Casanova, José Verdú, José Antonio Ferri, José Luis Jiménez, Víctor Manuel Puertas, Francisco Cebrián, Manuel Broseta y Josefina Corresa mantienen esas 11 heridas abiertas en el alma. Y sus asesinos, sin condena.
De estos 11 valencianos, cinco fueron víctimas de atentados etarras en el País Vasco, uno en Navarra, tres en Alicante y dos en Valencia. Las muertes de todos ellos causaron un gran pesar en la sociedad valenciana que vivió con angustia los años de plomo de los años 80 y principios de los 90. Pero sin duda los atentados contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Mutxamel en septiembre de 1991, el de El Corte Inglés de Pintor Sorolla un sábado a las puertas de las navidades de 1995 y el asesinato por la espalda del profesor Manuel Broseta en enero de 1992 conmocionaron especialmente a los valencianos.
El más cercano en el tiempo fue el asesinato de Josefina Corresa. Sábado 16 de diciembre de hace 25 años. ETA buscaba una masacre en El Corte Inglés de Pintor Sorolla como fue la del Hipercor de Barcelona. Ocultó cinco bombas en el centro comercial y avisó de la colocación de los explosivos a varios medios del País Vasco pero no indicó donde. A las 15 horas estalló el artefacto colocado en el lavabo de la cafetería donde comían 500 personas. Ahí fue asesinada Fina, de 43 años, técnico de enfermería. Su hija sufrió heridas graves. También su marido también resultó herido y otras seis personas. «Víctimas sin responsabilidad», las llamó ETA.
Manuel Broseta se dirigía a la Facultad de Derecho a impartir una clase. Broseta era jurista, político y catedrático de Derecho Mercantil. Su vuelta a la política para dirigir el PP valenciano (hubiera sido presidente de la Generalitat en lugar de Eduardo Zaplana) se daba por hecha. En medio del jardín de Blasco Ibáñez recibió el tiro en la nuca. Fue una fría mañana del 15 de enero de 1992. El asesinato de Broseta 'coincidió' con la estancia en un piso franco de ETA en Valencia de los etarras Narváez Goñi y Alberdi Uranga. Se les acusó del asesinato pero fueron absueltos como autores materiales del atentado. Algunos testigos los reconocieron como los asesinos pero hubo contradicciones. Sus huellas no aparecieron en el coche bomba que cubrió su huida pero sí en el piso franco de Pobla de Farnals. Se condenó a 30 años de prisión a Mújica Garmendia, Álvarez Santacristina y Urrusolo Sistiaga como inductores del asesinato no como autores.
El 16 de septiembre de 1991 la banda asesina intentó repetir en Mutxamel la masacre del cuartel de Vic cometida cuatro meses antes en la que murieron nueve personas. El coche bomba mató a los policías locales José Luis Jiménez Vargas, de 28 años, y Víctor Manuel Puertas Vieras, de 25, y a Francisco Cebrián Cabeza de 40 años, conductor de la grúa municipal, e hirió a 30 personas.
Las restantes víctimas eran guardias civiles o policías nacionales. Fueron asesinados en el País Vasco, excepto Ferri Pérez que fue asesinado en Navarra.
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