La rutina, que tiene tan mala fama, se echa en falta cuando se recibe un golpe de infortunio, cuando el orden establecido da un vuelco, cuando la sociedad se asoma al abismo. La materia prima de la cotidianidad está formada por acciones nimias casi imperceptibles. Ir a la panadería de la esquina a comprar la barra de cuarto y beber agua del grifo sin ningún temor son gestos pequeños, frecuentes. Nadie se percata de su importancia de estos actos, tan diminutos como corrientes, hasta que desaparecen por causa mayor. La presencia de las acciones comunes, a veces, es señal de que la vida más o menos está en funcionamiento, de que lo esencial tiene un engranaje invisible. En esta categoría se enmarca el periódico de cada día. El que aparece puntualmente en el quiosco pase lo que pase, ya sea una pandemia o una DANA. Comprar un ejemplar de LAS PROVINCIAS forma parte de la rutina de cientos de valencianos. Contra viento, marea y lluvia.
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Estar listo en el momento oportuno y en el lugar de siempre a veces no es fácil. El jueves 14 de noviembre LAS PROVINCIAS cumplió con su inexcusable cita en los quioscos pese a los problemas de distribución de la madrugada derivados de las restricciones impuestas tras decretarse la alerta roja. El diario decano de Valencia y 'Abc' fueron las dos únicas cabeceras que se asomaron a los quioscos a la espera de las mejores manos, las de los lectores.
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El esfuerzo de los empleados de Vocento hizo posible no fracasar en la batalla inexcusable hacia el quiosco. Pese a la alerta roja, más de un centenar de los 152 puntos de venta censados en la ciudad de Valencia recibieron ejemplares de LAS PROVINCIAS.
El poder de un medio de comunicación, aquello que garantiza su supervivencia, es ser útil a la sociedad a la que pertenece tanto en lo que se refiere a su función meramente informativa, la de contar los hechos y sus consecuencias y abrir cauces a la opinión, como la de fijar una cosmovisión determinada de la sociedad representando a una importante comunidad de lectores. Una misión que no entiende de condiciones adversas o precisamente en estas situaciones tener a mano un ejemplar de LAS PROVINCIAS resulta más imprescindible.
Todo necesita un orden. La web de LAS PROVINCIAS es un escudo ante el ruido y el periódico jerarquiza lo que está pasando. Ambos se complementan y están al servicio de la sociedad valenciana. El decano de la prensa valenciana aspira a llegar mañana, pasado mañana, el mes que viene y los siguientes a los quioscos, a los teléfonos móviles, a las tabletas, a los ordenadores y a lo que venga. LAS PROVINCIAS quiere seguir contando las cosas que pasan, contarlas bien y si fuera posible contarlas antes que los demás.
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Que pasen la tormenta, el lodo y la indignación. Que el periodismo lo contará. Los quioscos e internet, harán el resto, acercar las noticias a la ciudadanía. El compromiso con el lector, como los mejores contratos sociales, está vigente. En lo bueno y en lo malo. Contra viento, marea y lluvia.
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