–¿Debió declarar Mazón el nivel 3 de alerta para fijar la emergencia nacional con el fin de que el Gobierno asumiera el mando?
–No soy partidaria de eso. El gobierno de una comunidad autónoma tiene que tener las capacidades para abordar una situación como la vivida y saber desarrollarlas. Hago un símil: cuando ocurre un desastre en un país en desarrollo la emergencia la gestiona el gobierno local y llegan Naciones Unidas y otras organizaciones para apoyar. Se busca una coordinación y se crean unas estructuras para estar al lado del gobierno de ese país pero nunca lo sustituyen. El nivel tres era pasar el mando al Gobierno central pero hay ejecutivos autonómicos que tienen la competencias de emergencias, y no tiene mucho sentido que eleves el mando hacia arriba. En el CECOPI ya está presente el Gobierno central, estaba bien constituido. Lo que hay que hacer es poner todas las fuerzas de manera conjunta, las propias de la comunidad y las que el Estado está obligado a proveer.
–¿Qué se hizo mal después de la dana, a partir de la mañana siguiente de la catástrofe?
–Se tardó tres días en saber qué es lo que había pasado. Hasta el día 2 de noviembre no hay un diagnóstico. Se llega a decir que no había agua estancada por lo que no había peligro de enfermedades. Esos tiempos tan tardíos para tener claro lo que ha pasado se dan en países en desarrollo pero ese no es el caso de España. Leí y escuché toda la información que llegó a mi alcance durante esos días, realicé varios estudios pero me parece un disparate que no haya informes por escrito del CECOPI de todo lo que se habló y trató esos días, que sus todos sus miembros dispusieran de la información. Se tarda lo que no está escrito, lo que no corresponde a un país como España, en saber realmente cuál es la magnitud del desastre. La coordinación no iba a mejorar porque se hiciera desde el Gobierno central. A los equipos para evaluar los daños y las necesidades hay que lanzarlos aunque sea en paracaídas y no tardar tantos días. Y el siguiente paso es coordinar. Si la parte de prevención y alerta temprana falló, la respuesta de los primeros días fue terroríficamente mala.
–Al Gobierno central se le criticó con dureza por la falta de respuesta inmediata.
–No eran ellos los que tenían que coordinar la catástrofe sino la Comunitat Valenciana. En Barcelona o en Bilbao nadie estaría reclamando que el Gobierno asuma el mando en algo que ha ocurrido en su autonomía. La clave está en coordinar. Si viene un equipo de bomberos franceses deben saber dónde tienen que ir a actuar y eso no se produjo. Hay unos protocolos pero no se han aplicado. Hubo un gran desconocimiento. España tiene capacidades, tiene medios pero no supo coordinar por el desconocimiento de la gente que gestionaba. Es impensable que en un país como España entraran a actuar las ONG en un desastre natural.
–¿Qué es lo que más le sorprendió en la respuesta a la dana?
–No sé por qué no se evacuó a la población directamente, esto se hace en todos los desastres. Hay gente que, los días posteriores, decía que no podía dormir en sus bajos y seguían allí, sin un plan de saneamiento e higiene. Deben haber acuerdos con hoteles, con grandes superficies, en polideportivos. No es ir a limpiar la casa de los afectados sino que hay que actuar para evacuarlos de allí el tiempo que sea necesario. Es que se montó hasta como una 'operación kilo' como si estuviéramos en países en desarrollo. La ciudad de Valencia estaba a pleno rendimiento a un paso y las personas seguían ancladas en las poblaciones. Los que pudieron llevaron a sus hijos a casa de los abuelos en otros puntos pero hubo gente que no tenía esa posibilidad y nunca los evacuaron. Ahí tenías al chef José Andrés, que supo coordinar a mucha gente y a muchos restaurantes para dar de comer porque ya tenía un conocimiento de cómo actuar en desastres de este tipo. Otro caso con el que no daba crédito era ver a militares zapadores en televisión diciendo que igual un día sacaban vehículos con maquinaria pesada y otro se dedicaban a repartir comida. Supongo que el que estaba al mando no tenía ni idea de a qué se dedican los zapadores, no sabía ni que son ingenieros.
–Quedan muchos coches amontonados, comunicaciones que no se han puesto en marcha, barro en las calles...
–Hay que tener en cuenta que la emergencia ha sido brutal. Es cierto que todavía hay muchos vehículos tirados, que hay carreteras que no se han podido abrir pero todo esto entra en la fase de recuperación. Se podría ser más rápidos, quizá, pero la catástrofe ha sido gigantesca y esta, la verdad, no es mi especialidad, que sí que es la logística humanitaria. Europa tiene un fondo de solidaridad para que no haya un impacto brutal en sus países, para que no afecten al PIB, que no interesa que se caiga. No es dinero para la emergencia sino para la reconstrucción. Pero la Unión Europea sí que tiene, y de eso no se ha hablado mucho, el Mecanismo Europeo de Protección Civil, para dar respuesta unos países a otros pero hasta lo que yo sé, no se activó.
–¿Qué ha sido lo peor de la dana?
–Al margen de las víctimas y el desastre, la política. Esos tres primeros días donde son incapaces de determinar la magnitud de lo ocurrido. En esos momentos, del 30 de octubre al 1 de noviembre, hay muy buena sintonía entre el Gobierno y el Consell. Mazón da varias veces las gracias por la respuesta a Sánchez y este aterriza desde la India. Es lo que se esperaba y la respuesta en un nivel dos, donde el Gobierno debe proporcionar todos los medios que hagan falta para atender la emergencia. Luego hay unas declaraciones de Feijóo que aportan una disonancia clara al buen ambiente inicial. Empieza a decir que el Gobierno no está... El día 2 de noviembre cambia todo, en el momento que se anunció que los militares pasarían de 500 a 10.000. Es un despropósito de acusaciones políticas.
–¿Y qué hay detrás de todo ese mal ambiente?
–Aquí no soy equidistante. Ha habido una estrategia desde la presidencia de la Generalitat para descargar su responsabilidad. Y se hace cuando ya se sabe la magnitud del desastre. Lo que se ha visto claramente es una falta de cultura y conocimiento sobre la gestión de este tipo de catástrofes.
–¿Y cuál es la conclusión de los expertos sobre todo esto?
–Te tiras de los pelos. Que desde Galicia llegara un camión de garbanzos, es impensable. No ha existido ni coordinación de voluntarios, que no tenían ni un lugar para orinar.
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