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Joaquín Chust, delegado comercial de una multinacional de equipamientos comerciales, en Valencia. damián Torres
«Era un bicho raro y ahora soy una medicina andante»

«Era un bicho raro y ahora soy una medicina andante»

Donantes de plasma con anticuerpos del Covid-19 relatan la experiencia de aportar el componente que se investiga para tratar la enfermedad

LAURA GARCÉS

Sábado, 23 de mayo 2020, 00:08

«Cuando sabían que había tenido Covid-19 me miraban como un bicho raro, pero ahora cuando digo que he donado plasma parece que me miran como a una medicina andante». Son palabras de Joaquín Chust, un hombre de 53 años, de profesión delegado comercial, habitual donante de sangre y hasta en alguna ocasión de plasma y plaquetas que tras superar la enfermedad que ha sembrado el temido coronavirus ha vuelto a encontrarse con la extracción para regalar un plasma cargado de anticuerpos del Covid-19, un componente sanguíneo que está abriendo puertas a la esperanza.

Como Joaquín Chust hay otros donantes. Más personas que han entendido que la huella que en ellos ha dejado la patología puede convertirse en fe de vida para otros. Entre ellos Luis Cort, un médico anestesiólogo de 37 años a quien azotó el Covid-19 en sus primeras semanas de convivencia con los valencianos.

Y también él se decidió a donar cuando una vez superada la patología supo que había ensayos que estudiaban la aplicación del plasma con anticuerpos del Covid-19 para utilizarlo como terapia en los afectados. «Cuando me dieron luz verde para poder donar fui inmediatamente. Todos tenemos que colaborar». Ese sentimiento le acercó a una decisión que produce «satisfacción. Ves que con muy poco puedes ayudar mucho».

El plasma que los donantes aportan es la clave para que se siga avanzando en estudios que tienen puestas esperanzas en que este componente sanguíneo ayude a los enfermos por coronavirus. Como informó ayer LAS PROVINCIAS, los hospitales San Juan de Alicante, Clínico y La Fe de Valencia, y también el Centro de Trasnfusiones de la Comunitat Valenciana desarrollan un estudio clínico a partir del plasma que ya ha dado resultados positivos en pacientes. En ellos se han observado mejorías que los especialistas han llegado a considerar «asombrosos».

Si los trabajos avanzan, si cuentan con reservas que permitan trasfundir es porque detrás, o quizás corresponda decir delante, están esas personas comprometidas con la donación. Cuenta Joaquín Chust que mientras estuvo enfermo no podía donar, pero él, acostumbrado a hacerlo habitualmente, «sentía ansias de estar bien para volver a donar, y ahora con anticuerpos del Covid».

Su condición de donante le llevaba a recibir las continuas alertas recordando las posibilidades de acercarse a los puntos de donación. Él informó de que no podía acudir porque estaba enfermo y se abrió otra puerta para su generosidad: cuando estuviera recuperado podría cumplir con su compromiso para ayudar a otros enfermos por Covid-19. Llegó el momento, le hicieron las pruebas necesarias y cuando «lo tuvieron claro» tuvo lugar la extracción de plasma. «Cuando me senté en el centro de donaciones me dijeron que esa terapia estaba funcionando», una inmejorable noticia que le demostraba la trascendencia de su acción: «Ahora ya sabes que a quien se lo pongan le vas a salvar la vida» .

Luis Cort lo pasó mal. Llegó a sufrir «las infiltraciones bilaterales típicas de la neumonía por Covid-19». Tuvo que estar ingresado en el Clínico. Se vio envuelto en la realidad que ha rodeado a muchos valencianos y cuando ya se recuperó, su mujer «que es hematóloga me habló de que estaban haciendo pruebas con el plasma». No lo pensó más y, según su relato, remitió un correo al Centro de Transfusiones. Le hicieron las pruebas y la «serología demostró que tenía una inmunidad muy alta. Cuando me dijeron que podía donar estaba encantado», explica.

El anestesiólogo, que nunca había donado plasma aunque si sangre, tendió su brazo con generosidad porque «es importante, todos tenemos que ayudar y si no vamos quienes lo hemos sufrido es muy difícil». De sus venas extrajeron el valioso componente sanguíneo que puede romper en los enfermos esa «línea tan fina que separa poderse salvar de morir». A Joaquín Chust y Luis Cort, dos deportistas, dos hombres de vida saludable, la enfermedad les dio un buen susto. Y seguro que alguna lección también, y quizás, entre ellas la de que la impronta que ha dejado en ellos el Covid-19 puede ser vida para otros.

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