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Durante los últimos días se han registrado colas muy largas a las puertas de laboratorios, clínicas y hospitales privados de la ciudad de Valencia. El aumento de contagios, disparados hasta dejar 6.000 nuevos casos de coronavirus en un solo día, ha provocado que bien por ser contacto estrecho o por seguridad ante las fiestas navideñas, miles de valencianos se hayan decidido a realizarse una prueba diagnóstica y conocer justo antes de que empiecen las cenas y comidas navideñas si tienen o no el coronavirus. La falta de test de autodiagnóstico en las farmacias ha propiciado que las pruebas más demandas sean los test de saliva o nasal y también las conocidas como PCR rápidas, unas pruebas que permiten obtener un resultado más o menos fiable en unas horas, e incluso «en unos minutos».
La ola de contagios provocada por ómicron deja registros récord de la pandemia en España y en la Comunitat Valenciana. A diferencia del año pasado, en esta Navidad la gran diferencia es que la proporción de nuevos casos que necesitan ingreso hospitalario es muy menor para el gran volumen de contagios que se están detectando. El motivo: la efectividad de las vacunas.
Tras la llegada de delta en verano, con su respectiva oleada de contagios, ahora ómicron arrasa por cada lugar por el que pasa. Prueba de ello es el gran volumen de nuevos casos que se están notificando. Ante esta situación un gran número de ciudadanos ha decidido aprovechas los test de autodiagnósticos que se venden en la farmacia, aunque los establecimientos fían su stock a las reservas de los laboratorios. No se puede considerar que haya falta de suministro, sino que las unidades existentes se han acabado en un abrir y cerrar de ojos. En el inicio de esta oleada las farmacias constataron hasta un 500% más de ventas de este tipo de test de antígenos.
La falta de test en las farmacias provoca que la población acuda a buscar alternativas. LAS PROVINCIAS pudo corroborar este jueves que algunas de las personas que hacían cola a las puertas de un laboratorio en pleno centro de la ciudad lamentaban que la fecha más próxima para realizarse una prueba a través de la sanidad pública era «el 4 de enero». Para evitar incertidumbres y que la prueba por aquella fecha ya carezca de sentido, las clínicas, laboratorios y hospitales privados están sirviéndose de un test rápido que no es de antígenos, sino una PCR.
La PCR habitual precisa de un protocolo de actuación que retrasa el resultado más de un día. Como alternativa existen unas PCR rápidas que son altamente efectivas pero que tienen su parte de error. La prueba nasal sirve para detectar la presencia del virus en el organismo, pero el problema que tienen estas PCR rápidas, según indicaba CSIC en un comunicado este mes de octubre es que «no distinguen entre virus infecciosos e inactivados». Es decir, que puede arrojar un resultado positivo cuando el virus ya no es contagioso. CSIC presentaba hace meses un proceso para optimizar este tipo de pruebas rápidas «eliminando la señal de PCR de los virus inactivos utilizando un marcador molecular de viabilidad que se puede emplear en cualquier laboratorio convencional».
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