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La ley del juego de la Comunitat Valenciana superó ayer el penúltimo trámite parlamentario antes de ser aprobada. Los partidos de izquierda que firmaron el pacto del Botánico sacaron adelante sus enmiendas en una sesión en la que se apostó por perfilar los aspectos más criticados de la futura norma para evitar un choque directo con el sector.
La decisión de rebajar las medidas más polémicas no impidió que las formaciones de izquierda mantuvieran su principal iniciativa, evitar renovar la licencia a aquellos salones de juego que se encuentren a menos de 850 metros de centros escolares pero sí que cambiaron la forma de medir esta distancia ya que no se hará de forma radial sino puerta a puerta. Lo que conlleva que, en la práctica, puedan estar algo más cerca y, lo más importante, que se puedan mantener en la ciudades. Eso sí, en zonas del extrarradio. Del mismo modo, el Botánico aprobó reducir la distancia mínima entre estos locales de 850 metros a 500.
Otra propuesta que se perfiló fue la extensión de la propia ley. Pese a que en un primer momento la regulación iba a afectar tanto a los salones de juego como a los casinos y bingos, en el último momento se optó por eliminar estos dos últimos tipos de locales por el hecho de que ya están sometidos a otras normas y que cuentan con otro tipo de clientes en el caso de los casinos. Respecto a los bingos, consideran que ya son una práctica mucho más minoritaria que apenas atraen clientes.
En la comisión de Hacienda donde se produjo el debate también se aprobó que en los establecimientos públicos de hostelería se puede autorizar la instalación de un máximo de dos máquinas tragaperras, bajo las condiciones y limitaciones que se establezcan reglamentariamente, tal y como reclamaron miles de trabajadores en una iniciativa presentada en Les Corts. Estas máquinas deberán contar con un sistema de activación por control remoto, que deberá estar operativo en un plazo de doce meses, y mientras no esté en uso la máquina tendrán que estar desactivada sin emitir estímulos sonoros, visuales o lumínicos.
El Botánico sacó adelante estas modificaciones en una sesión en Les Corts que estuvo marcada por la tensión desde el primer momento. El hecho de que casi medio centenar de enmiendas se registraran durante la tarde del lunes indignó a los partidos de la oposición ya que apenas tuvieron tiempo para estudiarlas y plantear cambios. Esta situación llevó a PP y a Vox a decidir abandonar la comisión y Ciudadanos se quedó como única oposición. Pese a todo, el partido naranja consiguió pactar una de sus medias con la izquierda, que abrió la puerta a continuar negociando con Ciudadanos y los populares.
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