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¿Cómo han cambiado las extraescolares?
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De música o inglés a meditación o Lego. La educación no formal se actualiza para ser algo más que una hora ocupadaCon el curso escolar funcionado ya a pleno rendimiento, el puzzle en el que se ha convertido la agenda de los más pequeños tiene aún algunas piezas por encajar: las extraescolares. Unas actividades a las que, según un estudio reciente de la Universidad Complutense, estaban ... inscritos un 92% de alumnos de primaria en la primera década de este siglo y en el que los deportes, los idiomas o la música siguen reinando en el catálogo que se ofrece a las familias. Pero, esta parte de la educación no formal ha evolucionado conforme se producían algunos importantes cambios sociales, culturales y tecnológicos. Casi como un reflejo del nuevo modo de vida de hoy en día. De ahí que los centros y academias hayan incorporado a su oferta actividades relacionadas con la educación emocional como la meditación o el yoga, el desarrollo de competencias digitales, con la robótica o la programación como actividades estrella, o deportes más allá del fútbol o el atletismo, con el parkour, la calistenia o la escalada como nueva oferta.
Y ahí, todos los actores implicados se han implicado en el diseño de las nuevas actividades que nacieron para completar la rígida educación reglada y hoy en día son un puntal más en la conciliación de la vida laboral y familiar. Para Andrés Payà, doctor en Pedagogía y profesor titular de la Universitat de València, «las agendas de los menores se parecen cada vez más a las de los adultos, por eso las extraescolares nunca deben acaparar todo el tiempo necesario en la infancia y la adolescencia para el ocio y el juego libre, la expansión y el recreo, o el necesario tiempo para compartir e interactuar en familia». Sin embargo, la realidad choca con lo ideal.
Los dos hijos de Pilar acuden a extraescolares de lunes a jueves. El horario de trabajo de los padres les impide poder recogerlos justo cuando acaban el colegio. Así que ambos alargan la jornada con ajedrez, patinaje, inglés y fútbol. Luego, prosiguen con los deberes del colegio en casa, ya en familia. Por cada actividad pagan entre 30 y 40 euros al mes por niño. Y algunas las hacen a través del centro público al que acuden y otras, en un club deportivo.
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Desde el punto de vista docente, las extraescolares buscan completar la educación en competencias que se lleva a cabo hoy en día. Paloma Blanco es profesora, pero lleva 16 años dando clases de música en extraescolares. «Hoy en día han cogido mayor relevancia lo que ha hecho que el tipo de actividades que se ofertan sea mucho mayor. Ya no se busca que los niños estén entretenidos hasta que se les pueda recoger y ya está, ahora la dimensión educativa y complementar lo que se hace en el cole se ha vuelto más importante», cuenta.
Una opinión que entronca con la de Payà. «Permiten la sociabilidad con iguales, el desarrollo de determinadas capacidades y aptitudes artísticas, lingüísticas, matemáticas, deportivas... que encuentran en estos espacios no tan reglados ni estructurados como los escolares», dice. «La oferta es cada vez más grande y diversificada. Sin duda tanto por los intereses infantiles como por las muchas áreas que no tienen cabida en el currículum escolar. La actividad más adecuada siempre será aquella que el niño elija en función de sus gustos, preferencias y aptitudes, pues de lo contrario no existirá motivación ni disfrute en la misma y, por lo tanto, se convertirá en una rutina sin interés, fácilmente abandonable y, sin duda, aburrida», alerta.
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Por eso, desde las academias y empresas especializadas en estas actividades, se renueva continuamente el catálogo con actividades que surgen de la evolución pedagógica, pero también de peticiones de profesores, asociaciones de padres y de los propios alumnos. Mireia Corredor, responsable del departamento de extraescolares de Auca reconoce que su oferta ha cambiado a cosas «más novedosas y especializadas» desde que abrieron, en 2003. Por eso, ahora triunfan mucho sus actividades para aprender el funcionamiento de las cosas, cmo la ciencia divertida, la robótica, la programación de videojuegos o las matemáticas divertidas. «Que sepan que un robot o un juguete no funciona porque sí» dice. Pero también hay talleres de Lego en los que plantear a los alumnos retos de construcción que fomenten su visión espacial y el trabajo en equipo. Pero también parkour, skate o talleres de cómic.
«Al final, se trata de gestionar el tiempo lo mejor posible en función de nuestras posibilidades, haciendo un esfuerzo por parte de todos los miembros de la familia para evitar que la sobrecarga de las agendas impidan poder disfrutar de un tiempo de calidad y no residual. Sin duda esto no es fácil pero debe ser prioritario e igualmente importante que la alimentación, la higiene o el descanso. Incluir un tiempo de calidad para el juego y en familia debe formar parte de las rutinas de los menores no únicamente los fines de semana», alerta Andrés Payà.
Pilar, como madre de dos hijos en edad escolar echa mano de las actividades que ofrece el colegio, a través del Ampa, pero también fuera del centro. En los coles existe desde hace años la figura del coordinador de extraescolares, para la correcta ejecución de las actividasdes. Y se plantea toda una normativa. La asociación de madres y padres suele canalizar esta oferta, y suele gestionar las inscripciones, altas, bajas y las incidencias. El programa se suele dejar cerrado antes de verano, para que con el arranque del nuevo curso todo esté listo. Y el pistoletazo de salida es ahora, con el inicio de la jornada completa en los centros. Pero también hay empresas que gestionan de manera externa estas actividades para ayuntamientos, centros escolares o grupos privados. «Los últimos años ha cogido fuerza robótica, pero se agradecen los clásicos de ajedrez e inglés. Lo ideal para nosotros es que sean en los tiempos muertos del comedor», dice Pilar sobre sus hijos. «Las artes marciales les enseñan mucho autocontrol y hacen mucho ejercicio», dice. Además, vería ideal que las instalaciones deportivas de los propios colegios e institutos se pudieran utilizar por la tarde para las extraescolares deportivas. Pilar, toda una experta ya en extraescolares, reconoce también que en las actividades deportivas «hay un salto entre lo que se llama lúdico y los clubs, donde suelen competir. A veces los lúdicos se pasan de lúdicos y hay poca exigencia». Y destaca también una extraescolar que casi nunca se tiene en cuenta, pero que ocupa un horario en las familias católicas: la catequesis.
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