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Esfuerzo. Un vecino camina por la cuesta que se ha de recorrer para llegar al cementerio. manuel garcía

El camino al descanso eterno no es fácil en Segart

Los vecinos de este pueblo deben cargar a hombros los féretros para acceder al cementerio por un empinado camino de tierra

MANUEL GARCÍA

Lunes, 7 de febrero 2022, 00:27

Alcanzar el eterno descanso no es nada sencillo para los vecinos que fallecen en la localidad de Segart, en el Camp de Morvedre. Y no es por ninguna circunstancia sobrenatural, sino por una mucho más terrena. El acceso al cementerio municipal desde la iglesia de ... la Purísima Concepción comienza con una escaleras al pie de las cuales una señal indica el camino tanto hacia el castillo del siglo XIII como hacia al camposanto municipal.

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Unas curvas indican el camino, con los tradicionales cipreses a ambos lados y las estaciones del Via Crucis en un estado bastante deficiente. Pero lo peor aún está por llegar. En un momento dado, el trazado, asfaltado, deja paso a un camino de tierra y piedras, irregular y que provoca muchas dificultades para ascender con los féretros, ya que un vehículo fúnebre no puede acceder al cementerio, por lo que han de ser los propios vecinos quienes han de hacer el esfuerzo para que la persona fallecida llegue hasta el cementerio.

Por esta misma vía también suben las andas con imágenes religiosas en diferentes periodos del año pero, como apunta un vecino, «ahí estamos hablando de devoción, por lo que lo hace quien quiere».

Los fines de semana se generan atascos y problemas «porque mucha gente aparca donde le da la gana»

Sin embargo, a la hora de dar sepultura a una persona las campanas de la iglesia ejercen una importante labor para que haya suficientes hombros en los que apoyar el ataúd: «Si fallece una persona que no tiene muchos familiares o que no pueden subir el féretro, entonces somos los vecinos quienes nos presentamos como voluntarios para colaborar». Desde la ciudadanía se considera como algo normal y que deben arrimar el hombro, nunca mejor dicho.

Este pequeño municipio, con 205 empadronados en la actualidad, tiene otras carencias que denuncian sus vecinos. Desde el propio Ayuntamiento reconocen que uno de los principales problemas a los que han de hacer frente es, aunque pueda parecer paradójico, la gran cantidad de vehículos que se acumulan los fines de semana para disfrutar de los parajes que ofrece el municipio: «Mucha de esta gente aparca donde le da la gana y se generan importantes atascos. Las calles son bastante estrechas y se provocan atascos», explica José Ramón Carbonell, de la Associació Històrica de Segart, una entidad que se desvive por dar a conocer todo lo relacionado con la historia y las tradiciones del municipio.

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La carencia de medios de transporte es otro de los puntos que se deberían mejorarse en opinión de los vecinos. «Si no tienes coche, estás muerto», sentencia uno de ellos, quien explica la hilarante propuesta que les llegó para que se pusiera en funcionamiento una línea de autobús y que contraofertaron en busca de una alternativa mejor que sigue sin llegar: «Los horarios eran de risa. La salida era a las 8.45 hacia Sagunto. Hasta ahí bien. El problema es que la vuelta era a las diez de la mañana. Así, apenas tendría tiempo de estar diez minutos en Sagunto para luego volver. ¿Qué puedes hacer en diez minutos? Apenas te daría tiempo a hacer algún trámite exprés», explican los ciudadanos.

En la Casa de la Cultura del municipio sobreviven algunos pupitres verdes y sillas. Son recuerdos del periodo en que este espacio funcionó como colegio. Pero de ello hace demasiado tiempo. A finales de los años 80 se clausuró como centro educativo y aún hoy sigue sin concretarse la opción de que los niños, desgraciadamente escasos en el municipio ya que apenas se pueden contar con los dedos de una mano, puedan recibir clase en su propia localidad: «Ahora todo el mundo tiene que llevarlos fuera», reconoce el padre de una niña nacida hace dos años. Ella, sin embargo, no es la más joven del municipio, puesto que en diciembre del pasado año llegó la que es la vecina con menor edad. Los habitantes de Segart confían en que pierda pronto este honor y alguien la releve. De este modo, no existen perspectivas reales de que el colegio pueda reabrir sus puertas en un futuro más o menos cercano. Sería necesaria la llegada de varias familias con menores para que esta opción pudiera fructificar.

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Sanidad y patrimonio

La atención sanitaria también está limitada a tres días a la semana, los lunes, miércoles y viernes. En el caso de sufrir algún tipo de urgencia sanitaria será necesario coger el coche, quien lo tenga, y desplazarse hasta Estivella (a 7 kilómetros de distancia) o a Sagunto (a 12 kilómetros) según la gravedad de lo ocurrido.

Ajeno a todo esto, el castillo construido a principios del siglo XIII y que domina la localidad desde un promontorio cercano al cementerio, sigue sin recibir una inyección económica que mejore su estado, que va empeorando paulatinamente.

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