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«Quiero hacer justicia a mi madre y a otras madres abandonadas con hijos. Creo que concebir un hijo y luego no hacerse cargo como ... padre es otra forma de violencia machista». Quien hila estas reflexiones prefiere mantenerse en el anonimato. Es R. D., un profesor de música valenciano de 57 años. Embarcado desde 2015 en una lucha judicial para que se le reconozca como un hijo extramatrimonial del célebre compositor santanderino Juan Carlos Calderón, que murió tres años antes y ha sido reconocido por un sinfín de éxitos del pop melódico español de los años 70 y 80, como el 'Eres tú' de Mocedades.
«Yo ya sé que Calderón es mi padre. Tengo la certeza absoluta. Tanto por los testimonios que he recabado como por la prueba de ADN». Se refiere a una muestra obtenida en la basura a través de un detective (algo que ya sucedió con el valenciano Javier Santos respecto a un hijo de Julio Iglesias) y que obra en el procedimiento judicial. Y estableció una «coincidencia genética total» con uno de los tres hijos de Calderón.
Sin embargo, y hasta la fecha, los hijos del músico «no se han prestado a ratificar el cotejo» dentro del proceso judicial, el paso previo para que se dictamine una paternidad. «Alegan problemas de enfermedad», lamenta el valenciano. Al mismo tiempo, el juzgado madrileño encargado del caso ha autorizado la exhumación del padre de Calderón (el compositor fue incinerado) para intentar corroborar el parentesco.
Por primera vez R. D. concede una entrevista para contar la historia que hace valer en su demanda de paternidad y reivindicar la memoria de su madre, que falleció también en 2012. «Ella nunca me dijo la verdad directamente. Eran tiempos muy distintos a los de ahora y entiendo que no quería que se me viera como un hijo bastardo y tampoco hacer daño a la mujer del compositor y madre de sus tres hijos reconocidos».
La progenitora de R. D. nació en Valencia en 1934. «La música fue siempre su gran pasión y coincidió con Juan Carlos Calderón a principios de los años 60. Entonces ella vivía en Madrid, era una pianista soltera, joven, con una prometedora carrera, una apasionada del jazz que incluso le dio clases particulares», expone.
Según sus averiguaciones, fue este el contexto de la relación por la que hoy R. D. existe. «No sé si fui concebido en Madrid, si hubo entre ambos un noviazgo como tal o si fue algo puntual», admite. Su madre, entiende, optó por un silencio protector, por una versión velada. «Pero lo que averigüé después tras conversar con otros familiares y la reciente prueba de ADN no deja lugar a dudas», reflexiona.
La madre de R. D. viajó embarazada a Austria y allí alumbró a su único hijo, en Innsbruck. «Creo que al verse en esta condición en pleno franquismo decidió huir de España, bien para proyectar su carrera o para escapar de un país y una época en la que ser madre soltera era un estigma». El compositor se casó con su esposa en 1963 y R. D. nació en 1965.
La estancia de aquel bebé en Austria duró poco tiempo. «Al año siguiente regresamos a Madrid. La nuestra ha sido una historia de cambios y de soledad. Ella luchó sola por mí. Ya no hubo más hombres en su vida, ni más hermanos». La crianza frenó en seco la carrera musical de la progenitora. «Fue una infancia difícil, entre carencias y auxilios sociales. Tuve mi primer juguete con cuatro años y era de segunda mano», recuerda R. D.
Cuando aquel niño preguntaba «¿quién es mi padre?», la madre «daba una versión a medias. Un relato sin nombre propio: «Un hombre que conocí y que se portó muy mal. Murió antes de que nacieras». Hasta que un día, con su hijo insistiendo sin cesar en que aportara al menos el nombre, «ella se puso muy nerviosa y soltó: ¡Juan!».
En aquellas dos décadas en Madrid la progenitora logró sacar adelante a R. D. «Encontró un empleo como oficinista y pudo ganarse la vida haciendo horas extras». Mientras, ella asistía al ascenso musical de Juan Carlos Calderón. «Mi madre le nombraba de vez en cuando, tenía recortes o me lo señalaba en televisión. Creo que de algún modo me preparaba el camino para cuando llegara su final confesarme la verdad. Pero murió repentinamente y no le dio tiempo», detalla el valenciano. Cuando eso sucedió fueron otros familiares los que abordaron la cuestión de su origen.
1965. R. D. nace en Austria. Según su versión, nueve meses después de una relación entre su madre y el compositor Juan Carlos Calderón.
2012. Muere Calderón y también la madre de R. D. Él indaga en su pasado y descubre «la verdad oculta».
2015. Inicia la demanda de paternidad, caso todavía vivo en un juzgado de Madrid.
Finalmente, la madre regresó a su Valencia natal a mediados de los años 80. «Se acabó el empleo para ella en Madrid, la indemnizaron y decidió volver a su tierral para vivir de alquiler». Su esfuerzo y talento musical le abrió la puerta al conservatorio como profesora de piano. Pasaron los años hasta que en 2012 los ojos de aquella mujer luchadora y sacrificada se cerraron. Se abrieron entonces los interrogantes para R. D.
El hombre muestra un retrato de Calderón de niño realizado por un hermano. Y lo compara con una foto suya en la infancia. «Mismo pelo liso, rostro delgado, ojos azules...». Pero la Justicia avanza «muy lenta y entre trabas» para sus intereses. «Quiero respirar de una vez. Que se sepa la verdad. Y no me mueve enriquecerme con esto, sino tener al fin tranquilidad», zanja.
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